En esto hay que ver que en la cámara baja el sector obrero hizo presión sobre el liderazgo priísta y por otra parte la iniciativa que incluía la reforma sindical solo tenía el respaldo de los diputados panistas y hubiera tenido el respaldo de los perredistas si todos hubieran estado presentes. Muchos de ellos, tal vez la mayoría, habían abandonado el salón de sesiones y la falta de esos votos impidió que la parte de la democracia sindical fuera incluida en la iniciativa aprobada por el pleno de la Cámara de Diputados.
En el Senado naturalmente que el equilibrio de fuerzas es diferente y aquí nuevamente el PRI defenderá las posiciones que lo unen al sindicalismo político y encontrará una mayor oposición tanto del PAN como de Izquierda ya que ellos incluyen en su proyecto la democracia sindical. En el Senado se dará una gran batalla, el equilibrio de fuerzas así lo indica. Puede ser el inicio de un nuevo estilo parlamentario. La negación en que entró la izquierda en la cámara baja les costó prestancia y la ausencia de sus diputados en la votación hizo que esto impidiera que se debatiera el tema que era tan importante para la izquierda. En el Senado las cosas pueden ser diferentes.
La pregunta es ¿Qué pasara en el Senado? Habrá alguna forma de limar asperezas con el PAN para poder pasar sin modificaciones a la Cámara de Diputados su reforma o por el contrario harán tantas modificaciones que la cámara baja tendrá que revisar la minuta del Senado antes de que esta pueda ser votada como ley. Esto trae varios problemas. Por un lado que se hiciera explícita la alianza del PRI con el PAN en materia de democracia sindical, lo cual es altamente improbable. Por otro lado la posibilidad del silencio de la izquierda que permita pasar la Reforma tal como fue pasada en la cámara baja, que también es poco probable.
Estamos ante el caso de reordenamiento de principios contra real politik en vísperas de un cambio de gobierno. Estos dos factores tendrán naturalmente un gran efecto en la actitud sobre todo de los líderes parlamentarios de los partidos que ya se han dado cuenta que ningún partido tiene mayoría, lo que hace indispensable la negociación. El panorama es difícil porque el PRI acaba de recuperar la Presidencia de la República sin contar con una mayoría parlamentaria, por otro lado el Partido Acción Nacional que buscará su forma de actuar ya como partido de oposición y naturalmente redefinir liderazgos dentro de su organización para poder tener un papel decisorio o importante en el curso del siguiente gobierno.
Por un lado está el Partido Revolucionario Institucional tratando de mantener la unidad para poder ser una fuerza real dentro de la política parlamentaria. Por otro lado la inconformidad del sector obrero no se puede evitar sin ceder a sus pretensiones. Lo que pone al PRI en una situación difícil. Por otro lado el Partido Acción Nacional tratará, de no alejarse mucho del próximo Presidente de la República porque su papel de negociador estaría en juego. La izquierda como siempre un tanto dividida y muy dogmática se aferrará a lo que ya estableció como principios.
Como se esperaba se definió la posición de sector obrero. El líder de la CTM Joaquín Gamboa Pascoe dijo que atacarán la reforma en la parte de transparencia sindical, ya que la reforma en la ley laboral no puede hacerse porque el artículo 123 de la Constitución garantiza la autonomía sindical. En esto se basará el debate en el Senado, ya que las iniciativas preferentes no pueden modificar la Constitución. En este debate habrá varios componentes que serán, por un lado la posición de los senadores de la izquierda y los mismos senadores del sector obrero del PRI, Ya el Senador Armando Neyra utiliza el argumento del líder de a CTM. La otra incógnita es ¿cómo negociará el PAN?
Si la minuta de los diputados es modificada en el Senado, tendrá que regresar a la cámara de origen y corre el peligro de no pasar, lo que afectará también al nuevo gobierno. Hay que recordar que la reforma tiene dos objetivos, uno económico y otro político, ambos necesarios para el arranque exitoso de un nuevo gobierno. La pregunta que se hace desde fuera es ¿Hay realmente un nuevo PRI? Peña Nieto necesita tomar una posición en este debate para afirmar su figura como un líder del cambio.