Una vez terminada la fiesta anual, el espacio, según se ha anunciado, será un verdadero parque que habrá de servir a las familias que le visiten; se ve protegido el espacio de pasto artificial con las líneas que anuncian encuentros de soccer y americano. Debajo de los espacios comerciales, bajo techo, también se logra observar las áreas que habrán de tener competencias de balonmano, básquetbol y, entendemos, decenas de competencias que podrán desarrollarse bajo este gran doble domo.
Sin embargo, todavía falta mucho para considerar que el Ayuntamiento de Cuernavaca tiene como prioridad la organización de una feria que pueda competir a nivel nacional. Cuernavaca y Morelos por supuesto que pueden y merecen tener un espacio que sobrepase el esquema pueblerino, digno por supuesto con sus tradiciones pero insuficiente para la cantidad de visitantes locales, nacionales e internacionales que hoy acuden; pero sin lugar a dudas, puede crecer.
Vemos muy lejos la Feria del Caballo de Texcoco, o la de Pachuca, la de Iguala, ni que pensar de la de Aguascalientes; y las vemos lejos porque no existe como en ésas un patronato que se responsabilice por su constancia y continuo crecimiento. En la de Durango, por ejemplo, es una verdadera aventura caminar por las oficinas de la feria, en donde a lo largo de un año se prepara detalle a detalle lo que durante 30 días disfrutarán sus visitantes.
Tan sólo las vías para llegar al recinto de Cuernavaca son por demás insuficientes, peligrosas, difíciles de ubicar para los de fuera y los de casa, oscuras, solitarias y maltrechas. Su espacio de estacionamiento continúa confuso y sin ser una garantía para el usuario. El polvo en la zona es como la característica para justificar el que uno estuvo en la feria.
Hasta ahora, después de análisis y en verdad profundizar cuáles son nuestras diferencias con los amigos de Iguala, con los de Durango –habría que preguntarle a Jorge Meade-, con los de Texcoco y con los de Hidalgo, tan sólo por citar a las ferias que han logrado crecer y crecer y crecer, no encontramos absolutamente nada; tal vez nos hemos empeñado en desaprovechar la cercanía con el mercado más grande del mundo y nuestro bello y hermoso clima.
Reconocemos el rescate del predio y la visión que el presidente municipal, Manuel Martínez Garrigós, tiene para el lugar, pero en realidad deseamos que exista un planeamiento que permita la ciudadanización de la feria y su ubicación como parte de la tradición y compromisos de la autoridad municipal para con sus gobernados.
Al aire
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