Primero, al diputado debe quedarle claro, que en caso de existir algún convenio de publicidad, bien citado y calificado por él mismo, el compromiso que adquiere el medio de comunicación es estrictamente comercial, jamás se pone como condicionante o a venta el contenido de los espacios periodísticos. Eso, de darse, sería denigrante e insultante para el titular de los espacios, para al medio mismo y su propietario, y peor aún para el reportero enviado a la fuente.
Además, de existir algún caso particular que responda a este señalamiento, el diputado Espín debiera tener el valor civil de denunciarlo, demostrarlo y ventilarlo; pero hacer una acusación en ese sentido al vacío, para ver a quién “le queda el saco”, o como una finta agresiva o de advertencia no sabemos de qué, es muy poco serio al ser representante del Poder Legislativo del Estado de Morelos.
Pero analicemos el caso. Tal parece, de acuerdo con los señalamientos del propio legislador, que todos, y decimos todos porque así sucede, los medios de comunicación de nuestra entidad, todos los periodistas, reporteros, comentaristas, grandes y pequeños, electrónicos e impresos, digitales, todos absolutamente, por coincidir en lo que él defiende: “Esta Legislatura es la peor de todas en la historia de Morelos”, o no logramos la firma de un “convenio” o se nos debe alguna factura.
Ver a este personaje, que apenas luchó en fórmula por la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) amarrado a la imagen y estatura de Maricela Sánchez Cortés -derrotados por supuesto- ahora encumbrado como presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado de Morelos, con este tipo de manifestaciones y acusaciones sin destinatario, con autoprotección al ser general su denuncia, compromete a todos los diputados, porque a fin de cuentas él representa a esa institución de gobierno.
Nosotros sí damos la cara, como representantes de la Asociación de Periodistas y Comunicadores de Morelos retamos al diputado a que demuestre su dicho. La crítica jamás quedará condicionada a contratos publicitarios, magnánimos o suficientes; un medio y un periodista que se respeta a sí mismo, saben en su caso cobrar, por las vías adecuadas a sus acreedores, pero jamás comprometen sus espacios o su pensamiento a intereses mezquinos o económicos.
Pero insistimos, tal parece, si es que suponemos sin conceder, que todos los medios o no tienen Convenio de Publicidad o tienen facturas por cobrar al Congreso de Estado. Desde el arranque de la actual Legislatura las críticas han sido continuas, constantes, crecientes; no ha habido sesión –cuando la hay- que no genere grandes dudas y desacuerdo social.
Entendemos al diputado Espín tal vez en la vergüenza que signifique ser presidente de la Mesa Directiva de la actual Legislatura; debe ser difícil regresar a casa y explicar el por qué de tantas críticas, el por qué de la incomprensión de los medios, a que responde la saña con la que escribimos o hablamos. La salida fue fácil pero mentirosa.
Hay muchos libros que recomendarle al diputado Espín sobre lo que significa el periodismo y su compromiso social; por supuesto que ni los mencionamos ante la minimizada y vulgar visión que el personaje tiene de este trabajo, aunque sí valdría la pena hacerle notar que la deontología, ética y moral, son pilares en este oficio que de siempre ha sido de alto riesgo en el mundo.
Ahora entendemos el porqué se encuentra estancada la iniciativa de Ley de Seguridad Social y Protección de los Periodistas en Morelos, la cual ha sido estudiada, analizada y revisada a fondo por expertos, asesores legislativos y además tiene el consenso del gremio. Cuando el presidente de la Cámara de Diputados tiene esa visión distorsionada de la crítica periodística, sí cree que seremos sometidos por la aprobación de una Ley, sí considera que un convenio de publicidad es sinónimo de protección, debe saber que no es de nuestro interés obtener beneficios sino lo que corresponde a un gremio por siempre golpeado pero nunca doblegado.
Julio Espín Navarrete dejará de ocupar su curul en 2012, tal vez antes de que culmine su Legislatura; seguramente buscará una curul federal, alguna alcaldía, se le arrimará a algún candidato. Pero desde ahora debe quedarle claro, que por lo menos a él, no le alcanzará el dinero para firmar “convenios de publicidad” tal como él los tiene catalogados.
Con o sin Espín, la crítica seguirá en contra de un Congreso sin destino; tal vez aquel ya llegó a su fin, en medio de una legislatura de puro desatino.
Y que conste que ni el epigrama ni el verso es lo nuestro. Pero hay quien inspira y sale fácil.