La cosa es que si es boxeador, desea que lo aprecien los demás como boxeador, caminar por el cuadrilátero como boxeador, enfrentar a otro boxeador y le alcen la mano como boxeador victorioso o con la derrota a cuestas según sea el caso, necesita colocarse un vendaje inmaculado, bien hecho, la cinta adhesiva que permite los reglamentos y encima los instrumentos que lo marcan como lo que es: un boxeador con los guantes listos.
Eso hace hoy Manuel Martínez Garrigós al dejar la presidencia municipal de Cuernavaca y solicitar licencia definitiva al cargo de elección popular. Se va para no regresar luego que se suba al ensogado de la política, en la pelea que sigue de su ya conocido palmarés. Manuel se puso los guantes porque va a contender. ¿Hacia dónde va? Bueno, lo dijo él mismo: hay muchas posiciones, todas importantes, desde gobernador, senador, diputado federal o legislador local. En cualquiera de estas carteleras puede ser protagonista, pero por su propia iniciativa se colocó las herramientas de piel con las manos bien protegidas, en una muestra de respeto al reglamento y pasión por la disciplina que escogió, en este caso la política, deja un cargo importante, el más de los priistas en los últimos 12 años en Morelos. No es cualquier decisión, luego que es público que subió dos veces anteriores al ring de Cuernavaca y bajó con la derrota a cuestas. La tercera fue la vencida y ganó por una diferencia aplastante, indicio que lo que faltaban era sólo condiciones de maduración física, mental y de presencia. Así es el boxeo, así es la política, cuanto se parecen.
Interprétese como la pelea estelar, la semifinal, el evento especial o la de seis, pero en los hechos existen personas, hombres y mujeres, que construyen durante toda su vida para tener cualquiera de estos cargos y en ocasiones nunca lo alcanzan, o en el símil, subir en cualquiera de estos escenarios sin lograrlo. El asunto es que en el boxeo como en la política, no hay que parecerlo sino serlo. Esta vez, Martínez Garrigós no coloca ningún cascabel porque no vemos felino por ahí, simplemente aplica la congruencia de si va a buscar otra posición o pelear en la estrella, elimina cualquier posibilidad de volver a la comuna como la propia ley lo permite en caso de solicitar licencia temporal.
O en el lenguaje de Fistiana: deja su campeonato para ir en busca de otro de la división mayor y si lo pierde en la eliminatoria (hablamos del PRI y su proceso) se regresa con su cinto que no expuso porque tampoco estaba en la categoría. Comodino, lo menos que se le podría calificar. Conchudo lo más. Opta por ponerse los guantes, hace calentamiento, le pega a la pera, brinca la cuerda, golpea el costal, hace “guantes” con los sparrings y se prepara para que le digan contra quién, cuándo y en qué peso ve al tiro. No lleva más ventaja que la congruencia: deja el cargo (o el campeonato, siempre en el símil) porque quiere algo más importante. Lógico en el boxeo como en la política aspirar a más.
Eso hace Manuel Martínez Garrigós que, renglones aparte, ha demostrado que lo mismo piensa y actúa con el instinto político natural que tiene, que es un batallador cuando de fajarse en medio de la refriega se trata. Eso lo hace especial, tanto, que lo vemos con traje de buena hechura pero algo trae entre manos: los guantes puestos.
Cornejo en Ayoxustla
Hablando de congruencia y compromiso, el diputado Luis Arturo Cornejo Alatorre, estuvo ayer en representación del Congreso de Morelos, en Ayoxustla, Puebla, rememorando los 100 años del Plan de Ayala, firmado en aquel lugar por el general Emiliano Zapata y un puñado de hombres que hicieron posible la Revolución Mexicana. Es, en el caso de Morelos, el acto más significativo de la Revolución y el presidente de la Comisión de los Festejos del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, no podía dejarlo pasar. El evento lo encabezó el gobernador Rafael Moreno Valle, los presidentes del Poder Judicial y Legislativo, los diputados locales y el gabinete en pleno. Acto importante, más con la estatua de Zapata ensillado a un hermoso corcel donado por Morelos al pueblo poblano.
Cornejo ha sido un legislador que ha sabido lustrar la posición.