Así pues, un Vicente Fox, puede haber operado en contra de la actual candidata a la presidencia, Josefina Vázquez Mota, y hoy anunciar, frente a ella, que cuenta con su apoyo y llamarla “mi presidenta”. Ayer el propio ex mandatario advirtió que sólo un milagro haría remontar a la aspirante blanquiazul en las preferencias, hoy –lo dice la propia Vázquez Mota- el milagro se ha presentado con el anuncio del apoyo a su campaña.
Sergio Estrada Cajigal, desde su rompimiento con el actual gobernador, Marco Adame y con el partido que lo hizo candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca, y a la postre al gobierno estatal, ha trabajado primero en contra del blanquiazul en la capital, sumó a la tercera oportunidad de Manuel Martínez Garrigós y ahora, sin anunciarlo –como si hiciera falta- empujará al aspirante Amado Orihuela del propio tricolor.
Alejandro Villarreal Gasca –de la misma casa estradista- fiel al amigo, hace lo propio. Primero impugnó el triunfo de Adrián Rivera Pérez en la interna del PAN, y se ha hecho presente –en público, porque seguramente los amarres se dieron a oscuras- en la mesa con Amado Orihuela.
Los afiliados a la Confederación de Trabajadores de México –se dicen un sector del PRI- representados por Vinicio Limón, quienes ahora juegan un papel “plural”. Según argumentan, apoyan y harán ganar al candidato federal Enrique Peña Nieto, pero manifiestan su desprecio a los espacios locales, según advierten, impuestos por la dirigencia estatal y obvio, por la fuerza que representa el candidato a gobernador. De tal suerte, que de buena fuente le compartimos, empujan en la presidencial a Peña Nieto (PRI); en la estatal todo apunta a favor de Graco Ramírez Garrido Abreu (PRD-PT-MC), y en lo municipal a Marcos Manuel Suárez Gerard (PAN).
Juan Salgado Brito, abiertamente seguidor y creyente en la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, ahora se ha acercado y prácticamente regresado a las filas de su origen político. Vuelve a ese PRI que tanto detestó, hasta hace 15 días; aunque dice, que la frescura del candidato, su oriundez y sencillez, les ha convencido. Entonces, si hay congruencia, votará en la presidencia por Andrés Manuel López Obrador, en lo estatal por Amado y en lo municipal, pues ahí si quién sabe.
Insistimos, ya no es de sorprenderse este tipo de actitudes y decisiones. Es de defenderse la pluralidad, ésta, en el periodismo es indispensable, sin embargo lo grave y peligroso, es que en el arte de gobernar, debe de venir acompañada de ideología, compromiso y definición del rumbo. Lo que estos actores demuestras es más oportunismo y revanchismo; en todo caso, ha nacido una nueva tendencia en la cosa pública: la pluralidad sin ideología.
Graco y Elena
En cabina platicamos durante una hora, con la pareja conformada por Graco Ramírez Garrido Abreu y Elena Cepeda de León. En una plática para conocer a los seres humanos, al matrimonio, en la aventura política, nos hablaron de las altas y las bajas, de los miedos y las afrentas.
Elena reconoció haber tenido miedo y ser víctima de la gran presión en contra de ella y su esposo, en aquellos tiempos de Jorge Carrillo Olea, y posteriormente con Sergio Estrada Cajigal; en esos ayeres, la pareja se vio obligada a separarse en lo físico, más no en lo sentimental. Elena se radicó en el Distrito Federal y a la postre alcanzó la titularidad de la Secretaría de Cultura de la capital de la república mexicana. Eso, ahora, los fortalece y ha definido a Elena a dejar su cargo para apoyar al cónyuge, en la “empresa” de gobernar Morelos.
Graco se dice feliz de tener a su lado a una mujer de talento; quien –detalla- supo dividir perfectamente la familia y la política. Hoy, agradece el que su compañera se sume al esfuerzo, porque ha sido una carrera juntos en ese ánimo y en ese sentido.
Ramírez Garrido Abreu –cuando se le pregunta sobre su relación con Andrés Manuel López Obrador- se define como un hombre con pensamiento autónomo y sin dependencias de nadie; con el candidato presidencial, explica, hay acercamiento y acuerdos, pero no sometimiento.
Su paso por el Senado de la República fue un doble reto: hacer entender qué hace un senador y actuar en consecuencia; su labor de gestión le es reconocida y criticada, pero explica, el senador debe rebasar la “chata” forma de hacer política partidista, en ese espacio se representa a una entidad federativa, sin dependencia de siglas ni colores.
Las circunstancias y el momento –nos explica- hoy le favorecen. Quienes quieren regresar se han encargado ellos mismos de golpearse y separarse. Quienes están, no pudieron aprovecharlo. La exigencia de cambio le abre la puerta –esa es su percepción- de consolidar un corredor naciente en el Distrito Federal, de intermedio Morelos y con aterrizaje en Guerrero. Ya ha pactado con sus actuales gobernantes –en el caso de Guerrero- y con quién puede ser –en el Distrito Federal-, falta la consolidación de su proyecto en Morelos.