En el primer caso se concretó la inversión de 10 millones de pesos en “un proyecto con alto sentido comunitario, que será operado por jóvenes de la comunidad de Cuentepec, con lo que se estará generando una importante fuente de empleos”.
Esta comunidad indígena, asentada en el municipio de Temixco, suma 3514 personas.
Según algunos datos que pueden dar cuenta de la realidad en Cuentepec, resalta el que hay un total de 780 viviendas; 285 tienen piso de tierra y unos 90 consisten de una sola habitación. 478 de todas las viviendas tienen instalaciones sanitarias, 714 son conectadas al servicio público, 739 tienen acceso a la luz eléctrica. La estructura económica permite a 3 viviendas tener una computadora, a 8 tener una lavadora y 584 tienen un televisor.
Por eso es de resaltarse la gran oportunidad que significa para su desarrollo y presencia en el mapa nacional, esta nueva alternativa turística basada en la práctica del deporte extremo en el circuito de tirolesas más grande del mundo: es un recorrido de 13 kilómetros que son la suma de las 23 tirolesas, suspendidas en alturas de entre 100 y 300 metros.
El nuevo atractivo turístico será inspeccionado por la empresa “Retos de altura”, empresa que ha capacitado a los jóvenes de Cuentepec para que sean ellos los encargados de estar al frente de estos servicios para los turistas que deseen pasar un rato agradable en compañía de su familia.
El anuncio sobre la solicitud de la propiedad a favor del estado de Morelos de los ingenios La Abeja Casasano y el Emilano Zapata, con el compromiso de hacer socios a los productores, es una visión social de alto nivel. Eduardo Olmos contesta de inmediato en esa misma vía al futuro gobernante: “¡Cuidado! Puede ser una mala inversión si no se revisan las condiciones comerciales que regulan cupos de importación y aranceles”.
Recuérdese, como lo abordamos en nuestra entrega del viernes pasado, el Gobierno de la República anunció la venta, vía licitación pública, de los ingenios azucareros que mantiene bajo su control. En esa columna dijimos como conclusión que “…es imprescindible una licitación que garantice no al mejor postor ni al mejor consorcio sino a aquellos que vean en la producción de caña de azúcar, más allá de las ganancias económicas, la importancia social que tiene para las poblaciones de Casasano y Zacatepec, la existencia de estos dos espacios con los que se ha escrito la historia de esas comunidades.”
Más tarde, el mismo domingo Graco Ramírez escribió: “Impulsaremos la agroindustria a partir de la caña de azúcar para su aprovechamiento integral y lograr el desarrollo sustentable del campo.”
De lograrse este planteamiento se generaría una gran oportunidad para estas regiones y se haría justicia a favor de quienes han entregado por generaciones, su vida a esas empresas que han pasado de mano en mano y que desafortunadamente no han estado alejadas de la explotación de sus trabajadores, pero en especial de la gente del campo.
La propuesta hasta este momento se limita a un mensaje a través de una red social, sin embargo, tratándose del espacio que utiliza personalmente el gobernador electo puede asumirse como un compromiso formal que de concretarse, generará beneficios a una sociedad marginada y maltratada desde el nacimiento de los ingenios en Morelos.
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