¿Quién no vio gritar, corretear y llorar a “María de Jesús” y su inseparable botellita de agua presuntamente bendita cuando le gritaban tras los muros de Galeana o en cada esquina desde su recorrido en la entonces lejana colonia de El Empleado hasta el centro. “¡Soy su madre, méndigos; soy hija de la Virgen María”. ¿Cuántos negocios no “bendijo” en su peregrinar cotidiano por la propina que gustaran? ¿Cuántos comerciantes no le daban el jugo y licuado, los tamales, la torta, el caldo de pollo o lo pancita?
En su momento, en este espacio dimos a conocer su deceso: atropellada por un microbús en la calle Galeana en el centro sobre el que giró su vida. Inolvidable su vestimenta, sobre todo los huaraches de tacón medio gigantesco que segura y bondadosamente le regalaba el señor Beltrán, el padre del “Negro” Alfonso, del famoso negocio de Guerrero esquina con Arteaga. María de Jesús se apellidaba Poblete; en sus rumbos conocían bien a su familia, pero era un personaje que invadió la escena del Cuernavaca céntrico de las décadas 60’s, 70’s y parte de los 80’s. No sabemos dónde está sepultada.
Moisés Martínez “Moy el Boletero”, “El Rey Feo” de los últimos carnavales o simplemente “Moy el Gordo”, era hijo de un trabajador serio que vendía ricas nieves de todos sabores en su carrito. Singular el padre de Moy por su bigotito parecido al de Oliver Hardy, el obeso de El Gordo y el Flaco. Moy fue hijo de las calles del centro, no conocimos que viviera en la casa familiar en la Carolina. Pasó la vida como una especie de zar de los boletos en los cines Morelos, Ocampo y Alameda, en las funciones de box y lucha así como las variedades en la Arena Isabel y antes de su fallecimiento como asiduo asistente al Miraval a los partidos de la Liga Mayor. Fue Rey Feo en las últimas dos ediciones del carnaval que organizaba don Pepe Gutiérrez, director de la popular Voz de Morelos y todo un personaje. Apareció en películas con Capulina y se fotografió con personajes de la talla de Cantinflas y Dolores del Río.
Sus últimos años de vida Moy los dedicó a proteger animales, así que andaba con una verdadera legión de perritos a los que alimentaba con la ayuda de la gente, y quisiéramos saber si alguien no lo vio dando de comer maíz a las palomas en el Jardín Juárez, todos los días y pasado el mediodía. Moy vivía en las instalaciones de la entonces Alianza de Barrios en Acapantzingo, desde donde salía para almorzar en la fonda de La Güera, a la que le llegaba con su clásico “manita, dame de comer porque somos hermanos”. Es la coincidencia con María de Jesús y Víctor “El Oso”: la misma fonda ya en el viejo o nuevo mercado, atendiéndolos, como era la convicción de su dueña, heredada a sus hijas. Por siempre.
Sabemos de la existencia de grupos importantes de rescate de lo nuestro, que hacen lo que otros desde nuestra trinchera intentamos. Son asuntos generacionales. Cuando César Salgado Castañeda, del Grupo Identidad, iba a la preparatoria, los buenos amigos que hoy hacen una tarea encomiable cursaban la primaria seguramente o el kínder. Cada generación tiene sus personajes. Por ello hace 32 anos que cada que es obligado damos tristes noticias de nuestra gente, con los que convivimos, con los que crecimos, a los que eran amigos de nuestros padres y, triste y trágicamente, hasta lo más terrible, de quienes nos suceden, lo que no está supuestamente inscrito en “el librito”.