La decisión final la determinan varios actores, tradicionalmente es el ya candidato a la presidencia a finales de año, los dirigentes de sectores, los coordinadores parlamentarios en San Lázaro y el Senado. Pero todo ello, derivado del posicionamiento. Quienes tomen la decisión no van a correr riesgos, ni dejarse llevar por amiguismos ni sentimentalismos, la aplicación del pragmatismo constructivo, en base a la realidad, es el punto de partida.
A punto de arribar al mes de agosto, con tres o cuatro meses para la decisión, justo ahora se deben colocar las condiciones sobre la mesa. Quién se enfila por la nominación a gobernador, en tanto el resto con una ventaja amplia, tiene que aparecer de manera natural en los acomodos. ¿Qué juegan además? Todo, simplemente todo: 2 posiciones en el senado, 5 diputaciones federales de mayoría, 18 distritos locales y lo que tendrá que ser el sitio de amplia disputa y el lugar que corresponda al que no solo se ubique en la segunda posición sino garantice el refrendo de la presidencia de Cuernavaca.
¿Quiénes son realmente los actores que desde la oficina nacional priista son observador con lupa para las principales posiciones? Es público a partir del mejor posicionado que se comente lo que se diga, le coloquen bombas desde territorio amigo y le apuesten a un tropezón, es Manuel Martínez Garrigós. Podrá caerle bien o mal a los demás, pero la ha jugado en medio de duras refriegas donde los misiles que recibe van llenos de explosivos, porque recuperó tras insistentes intentos, la ciudad de Cuernavaca para el PRI. Ello, de manera natural lo ubica como el priista de mayor representatividad en la entidad. Ha luchado por conservarse contra los pronósticos pero, sobre todo, madurando a partir de tanto golpe. Hoy, su tarea pública es absolutamente de estado, dejó el encordado para ordenar lo que debe en su camino a la nominación.
Él, Martínez Garrigós, ha tenido que asimilar golpes externos del partido y las administraciones en el poder, que han diseñado estrategias de desgaste desde oficinas que parten desde Los Pinos hasta los cuarteles municipal y estatal, respaldados por delegaciones federales. Lo han colocado en su mira en el momento mismo que en julio del 2009 ganaba Cuernavaca con una ventaja amplísima que eliminaba cualquier duda. Las minas sembradas desde aquellos días, algunas estalladas con el daño natural, otras brincadas hábilmente, hoy son la piedra angular sobre lo que debe y no hacer. Los meses venideros son cruciales.
A la vista y con elementos de lo expuesto líneas atrás, pareciera que cunde la desesperación de otros priistas con la misma aspiración pero sin el bagaje de Martínez Garrigós en la arena política, demostrado en los hechos. Ocupa el cargo de mayor vista en tanto el que más responsabilidad conlleva, eso mismo lo ratifica como lo que en los años del viejo PRI, era llamado “como el primer priista del Estado”, obligado el símil por la ausencia de un mandatario priista en 12 años. Ha tomado decisiones difíciles, duras, que ninguno de los demás siquiera se atreverían, poniendo en juego su capital completo. No obstante ello, puntea en los números que conocen allá (en el PRI nacional) y aquí (sus compañeros en competencia), y en medio de realidades como la inseguridad que lastima a la sociedad morelense en conjunto, se ha atrevido a la realización de obras que el tiempo y la distancia van a colocar en su real dimensión. Cuernavaca, ciudad bendita por la naturaleza tiene otra imagen en los últimos meses, cosa de darse una serie de vueltas por sus arterias.
Con el atrevimiento natural de la juventud pero serenado obligadamente por los escollos colocados, en el PRI se ha hecho indispensable. En lo que en este espacio hemos manejado con insistencia ante la decadencia del sistema de partidos, la gente que vota lo hace por las personas. Ello, de acuerdo a los números le genera a MMG un “plus” que hace mayor la distancia de sus compañeros de militancia. A éstos les queda continuar con campañas voz a voz, incentivar a los adversarios privados que todos conocemos y son alentados desde la propia casa tricolor y presuntamente apuntalados por otros partidos e instituciones. ¿Qué ha sucedido? Tanto golpe enviado es interpretado por una sociedad civil atribulada, más preocupada por el sustento familiar que en escudriñar pasiones antimanuelistas, que en la fría medición, tanto en el PRI como en la escena general de partidos, el alcalde de Cuernavaca va a la cabeza.
Guste o no es una realidad contundente. Volvemos al párrafo inicial: los que por el PRI están jugando se encuentran en tiempo de celebrar acuerdos responsables tras el análisis sereno. Colocando en el cuadro las posiciones, les será más sencillo ir acercando perfiles que perderse en una trifulca donde tendrán una conclusión drástica: en el 2012 para la contienda electoral, aunque nadie es indispensable, necesitan a Manuel Martínez Garrigós. ¿Es el bien o el mal necesario? Ello depende del tamaño de la inteligencia de los que aspiran. Aquí, lo decimos hoy, es el escenario más viable para un PRI que de acuerdo a resultados electorales en otras entidades, ya ni robándole le ganan.
Y nos regresamos a pocos años atrás con mediación de unos cuantos meses: en diciembre del 2008, el PRI tenía posibilidades de ganar, En marzo del 2009, a su candidato en Cuernavaca, sólo robándolo, y en mayo del mismo año la sentencia estaba dictada por la voz de la calle: ya ni robándolo. Así fue. En estos momentos, si los actores que hoy se sienten encumbrados y en aquellos momentos apenas asomaban sus intenciones de contar algo, tienen la capacidad de sentarse a la mesa a refrendar sus intenciones de seguir en ascenso político, háganlo ya, están con el tiempo preciso.
En efecto, la decisión se toma allá, en la cúpula priista nacional, pero lo que cada uno hace aquí, tiene el mismo o mayor peso de lo que revisen por allá. Así de simple es hoy la política de un PRI que es oposición, en el país y en Morelos, a sus respectivos gobiernos y el partido en el poder. Nunca, en las dos ediciones electorales anteriores, estuvieron tan cerca del retorno a Los Pinos y a Casa Morelos. El que se equivoque, el que traicione, el que actúe con las vísceras, quizá ni una regiduría lo consuele. ¿Qué es dura la política? Simple sentido común: aquel garantiza y éste no, al que más se acerque a la victoria. Ni más ni menos.