Hechos en gimnasios y canchas improvisadas, dieron como nadie lustre a Morelos y a México. A los años tanto a “La Galleta” Rebollo como a César Barón se les regresó parte de lo que han dado, al colocarles sus nombres al recién remodelado y funcional –hasta hoy-- Parque Revolución en las bonitas canchas de voli y básquet. Las placas con María “Galleta” Rebollo y César Barón no sólo reconocían el trabajo de ambos atletas sino motivaban a las nuevas generaciones. No sabemos qué día, pero en estos últimos 11 años las administraciones del Partido Acción Nacional comenzaron a intentar borrar una historia escrita con pintura que perdura. Quitaron las placas, pero para los morelenses que saben y reconocen, las canchas de básquet llevan el nombre de María y la de volibol del finado César Barrón.
¿Cuáles fueron las razones para llevarse a tirar las placas? Ningún director del deporte, pasado y por venir, tiene el tamaño de César o María. Ellos no sólo se distinguieron por la disciplina que los hizo figuras sino formaron cuadros. Pronto regresarán no sólo las placas con los nombres de nuestros consagrados paisanos, sino la razón en el deporte. Vimos en la televisión el discurso irrespetuoso –o poco institucional-- de un fulano llamado Guillermo Acevedo, que no sabemos si era bueno para las canicas, el yo-yo o la matatena, que se dirigía al gobernador Marco Adame tuteándolo como para que el auditorio notara que está en el cargo más por ser conocido del mandatario que por mérito alguno. Rogamos que alguien nos diga en qué disciplina fue practicante, directivo o impulsor este muchacho igualado.
Los campos de futbol, estadios o canchas de básquet y voli distinguen a los pueblos, ciudades y barrios. El mismo Estadio Centenario tiene la de voli con el nombre (quién sabe por qué no se lo han quitado los “sabios” deportivos) de Arturo “La Rana” Hernández; el gimnasio de box en el mercado ALM con sus 30 años de edad es quizá el más modesto pero se conserva en pie gracias a la gente del ambiente encabezada por el Teo Pérez, hermano del tremendo fajador de los años 70, Evaristo “Picapiedra” o “Chato” Pérez. En Jiutepec, el campo de Los Mangos lleva el nombre de Antonio “La Coneja” Manzanares y el pueblo sabe por qué se le puso. O los estadios de Zacatepec, Agustín “Coruco” Díaz; de Axochiapan, “Zeferino Pérez”, de Cuautla, “Isidro Gil Tapia”. La gente honra a sus héroes deportivos y no se equivoca.
Cuando el Revolución colocó a sus míticas canchas los nombres de César y “La Galleta” no hubo ninguna palabra en contra. De pronto desaparecieron, hubo quejas, ninguna autoridad hizo caso. No pasó aparentemente nada, pero se cometió el agravio. El campo de futbol más representativo de Cuernavaca es El Miraval, que lleva el nombre por la colonia donde se ubica, pero por méritos debiera tener el del futbolista que para el gusto del que escribe ha sido el más relevante en la historia: Gabriel “El Gallo” Núñez que en seis encuentros vigilando, casi mordiendo, a Edson Arantes do Nacimiento, “El Rey Pelé”, jamás lo dejó hacer un gol a México, que formó parte de los once que ganaron 2-1 a la que fuera meses después escuadra campeona del mundo de Brasil en México 70, que jugó el Mundial Londres 1966 y fue relegado del certamen mundialista en el 70 junto con Ernesto Cisneros por diferencias con el técnico Raúl Cárdenas, que marcó a los mejores delanteros del mundo como Pedro Rocha de Uruguay, Leonel Sánchez de Chile, Amancio de España, Georff Hurst de Inglaterra, a Eusebio de Portugal, que nació en el Zacatepec a los 17 años en primera división y fue la primera gran transferencia del futbol mexicano vendida al América. Un verdadero roble el buen Gallo que, por si algo faltara, es primo hermano de María “La Galleta” Rebollo, familia deportista cien por ciento.
O a La Estación el del Güero Toledo o el del Cabezón Armando Escobar, gente que se ha distinguido por sus habilidades o por su entrega al lugar que los vio nacer física y deportivamente. Pretexto la quita de las placas del “Revu” o no, qué sabroso es traer a nosotros las imágenes que estos paisanos nos dieron, ya en las batallas deportivas y campales contra el DF, el Poli o la UNAM entre las muchachas en el básquet, con El Gallo ganando un duelo de cabeza a José Alves “Zague” del América en el Coruco o haciendo volar por los aires al hábil y fuerte Amaury Epaminondas del Toluca y el Oro, o siguiendo de cerca, soplándole la nuca al finísimo y certero Héctor “El Chale” Hernández del glorioso multicampeón Guadalajara.
Que se haga justicia en el deporte y que vengan los nuevos íconos como Lorenza Morfín, plateada ciclista en los Panamericanos. Esta columna la anotamos en un fólder cuando veíamos el programa “Tertulia Deportiva” que conduce una auténtica enciclopedia de las disciplinas como es Arturo “La Roca” Cornejo de Hita, con la valiosa presencia del colega Nelson Gonsen, cuando entrevistaban a María “La Galleta” Rebollo que no mencionó lo de las placas en el “Revu”, pero como diría la abuelita del que escribe: “Mi pecho no es bodega”.
El PRD
Ya se ponen de acuerdo en el PRD. Rescatables Juan Salgado Brito y Fidel Demédicis, en ese orden, para el Senado aunque para los que cuentan con oficio tiene mejor perfil el ex priista, sin duda de los políticos en general mejor vertebrados de la entidad. A Rabindranath Salazar le van a pesar los anuncios que en cualquier momento sus adversarios le van a sacar por su paso en Cuautla como tesorero y, sobre todo, en Jiutepec de presidente municipal. Hay temas fuertes que los mismos perredistas le guardan para su momento. Ya lo verán. Será Jiutepec lo que pueda alejar a Rabín de la escena política y lo acerque más a los tribunales. Así que no descarten que opte por quedarse hasta agosto en el Congreso. El asunto es si los tiempos le ayuden.