El estudio Panorama de la educación 2011 de la OCDE establece que el núcleo de adultos con título universitario tiene una tasa de desempleo de 4.4 por ciento. El hecho es que quienes cuentan con educación básica o media superior tienen el 4 y 4.2 por ciento, respectivamente. El nivel de formación y su correlación con los salarios y la calidad del trabajo, en nuestro país es, prácticamente, una galimatía. La tasa de desocupación entre los mexicanos con enseñanza superior, en tal sentido, es mayor a la de países como Hungría y Corea, con 3.5 por ciento; Luxemburgo (3.7), Eslovenia (3.1) y Eslovaquia (3.9), entre otras naciones.
Son cifras que, de alguna manera, arrojan el estado, o pulso, de las posibilidades que tienen los jóvenes –graduados o no- para insertarse en el entorno laboral, pero el punto álgido, con mayor costo para el país, porque se pierde generación tras generación, es la deserción escolar en el tránsito de la educación básica al bachillerato. Únicamente tres de cada diez alumnos que cumple con la secundaria concluye el bachillerato. Y si damos una mirada desde el arranque de los niños en la educación básica, encontramos que de cada 100 que iniciaron la primaria, 65 terminaron la secundaria. Al cierre del primer año de bachillerato, el 36 por ciento abandonó los estudios.
Inversión educativa
Desde 1999, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha instado a los estados miembro para que generen estrategias, planes y programas gubernamentales que incentiven la pertinencia de los jóvenes en los entornos educativos. En nuestro caso, la clave radica, en primer lugar, que el Estado mexicano comprometa una mayor inversión en la educación pública para garantizar y ampliar las oportunidades de acceso a la educación en todos los niveles educativos.
En segunda instancia, aún cuando ha señalado que existe un conexión entre el sistema educativo con el aparato productivo, priva el escepticismo. El enunciado gubernamental contrasta con los resultados que arrojan las investigaciones de especialistas en la materia (Az Revista de Educación y Cultura, “Educación Superior: expectativas laborales”, Noviembre 2011). Un significativo segmento de quienes concluyen la educación superior tiene dificultades para encontrar una fuente de trabajo acorde a las competencias, habilidades y conocimiento académicos para los cuales se formaron en las aulas universitarias.
En cualquier caso, es imprescindible la creación de más espacios educativos y mayores oportunidades para aprovechar la potencialidad de los jóvenes. El enunciado de que el Programa de Crédito Educativo para Estudiantes Universitarios, corregirá y dotará a la educación de un carácter más equitativo únicamente, en tal sentido, sólo se puede tomar como una línea discursiva gubernamental en tiempos electorales.
¿Se cuentan con los espacios educativos para dar cabida a la demanda juvenil para acceder a la educación media y superior? En nuestro sistema en educación media y superior hay cotraluces. A la deserción escolar entre la secundaria y el bachillerato, miles de estudiantes que cuentan con las condiciones económicas para continuar sus estudios, ven truncadas sus aspiraciones para continuar estudiando al no acreditar el examen de ingreso al bachillerato o la universidad.
Los nodos de la educación media y superior
La tarea inmediata del Estado mexicano es elevar la cobertura –con calidad- para dar cabida a la alta demanda estudiantil. En el marco del establecimiento del carácter obligatorio de la educación básica, por ejemplo, en los próximos cinco años el gobierno federal –y los estados de la República- tendrá que invertir anualmente en los próximos cinco años cerca de 60 mil millones de pesos para aspirar a que un 70 por ciento de los jóvenes que concluyen (y puedan seguir estudiando) accedan al bachillerato obligatorio.
Se tiene que invertir en la educación pública; sólo así podrá concretarse la universalización del bachillerato, quizá, en periodo de ocho o diez años. En el caso de la educación media superior, es prioritario reformular nuevas estrategias o redireccionar planes y programas como el Sistema Nacional de Tutorías, Educación Vocacional, Construye T. Por un lado, es imprescindible transitar en esa dirección para revertir la ruta de la deserción escolar. Y ello implica una revisión integral del sistema nacional de bachillerato.
El fortalecimiento de la educación media y superior pública, bajo esta perspectiva, debe de adquirir un estatus prioritario en la asignación de recursos públicos. Requiere, por supuesto, un ejercicio de reflexión y discusión pública para estructurar una legislación acorde con la educación media y superior.
Alrededor del País
Academia Mexicana de Ciencias.- “México debe implementar un plan de desarrollo para que científicos que radican en el extranjero retornen al país y cuenten con recursos suficientes para continuar sus investigaciones en territorio nacional”, son algunas de la conclusiones a las que llegaron los especialistas que participaron en el congreso Ciencia y Humanismo 2012 organizado por la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC). Su presidente, Arturo Menchaca Rocha, se pronunció por que las autoridades de nuestro país canalicen la colaboración de los científicos que están fuera de nuestras fronteras y, al mismo tiempo, se establezca un mecanismo de carácter institucional con recursos económicos indispensables para lograr esta objetivo. “México tiene mucho que ganar si logra eso”, dijo.