Así de claro, en su no respuesta ubicó en su perspectiva, las críticas vertidas sobre el proceso de elección blanquiazul y del candidato triunfador, al señalar que respeta las críticas y señalamientos, pero no comparte la visión de quien fuera el primer gobernador morelense emanado de las filas de la derecha.
Estrada Cajigal primero se refirió al candidato y después al proceso: “Con Adrián R. como candidato del PAN Morelos, el próximo gobernador es Amado. Felicidades panistas, todavia se les ve la P...”.
Cabe señalar que Estrada Cajigal participó superficialmente en esta etapa de precampañas; se hizo presente en espacios públicos con su amigo –en ese instante todavía soñador por la gubernatura- Francisco Moreno Merino y en el acto de anuncio oficial apara lo propio, con Alejandro Villarreal Gasca. En Moreno Merino tenía puesto el ojo, a tal grado que colaboró con el trabajo de imagen, aunque ésta no fue considerada por el precandidato; sobre Villarreal Gasca –él mismo lo argumenta- acudió como apoyo al amigo sabedor de que no tenía ninguna posibilidad de triunfo.
Ni panista, ni priista. Sergio Estrada tampoco buscó beneficios –hay que reconocerlo- tras el apoyo que le dio al ex alcalde Manuel Martínez Garrigós; tal vez dos o tres cargos de menor nivel que por cierto no le fueron considerados. ¿Cuál será el fondo de sus declaraciones? Difícil saberlo porque ni define su regreso activo a la política, ni anuncia su retiro definitivo.
Lo que es una realidad es que su voz pesa y sus declaraciones duelen; no deja de ser un ex Gobernador del Estado de Morelos.
Rosalina Mazari
Suerte, paciencia e institucionalidad, le trajeron a Rosalina Mazari –en segunda vuelta- una candidatura al Senado de la República, que si bien luchó la había dado por perdida; además, su posición, todavía no lo sabemos, podría quedar en número uno de fórmula a menos que a Guillermo del Valle se le recorra a la posición de privilegio.
El traspiés que ha colocado a Moreno Merino en una vitrina que permite verle desde cualquier ángulo; excesivas algunas críticas como aquella que lo califica de “cretino”. El error fue gravísimo y ya pagó por el, pero pretender que este tropiezo le signifique el fin de su carrera pública privada, es un exceso. Un error, no un delito, él mismo lo reconoce pero lo aclara.
Sin embargo no fue menor la consecuencia. El retiro de ese gran privilegio debe mantenerlo sin sueño y con gran disgusto; quien se lo topa no puede dejar de pensar en la “metida de pata” y ver a un personaje que tendrá que volver a la siembra en la espera de buen temporal y con la ilusión de la cosecha. Hoy es un damnificado en donde ni siquiera hay algún fondo para su subsistencia.
Rosalina Mazari no ha cantado victoria y ayer estuvo en San Lázaro; expectante pero por supuesto en “oración”, como ella misma lo comenta abiertamente. Haber buscado esa posición, haber sido maltratada por el PRI estatal en su lucha por ser la líder del sector campesino, su condición de mujer y antecedentes en la vida pública, le ponen lista para desenvolver un presente que deberá abrir hasta que lo diga la etiqueta.
El temblor
Menudo susto nos llevamos quienes percibimos el movimiento telúrico de este martes a medio día; uno siempre está a la expectativa y más cuando en 1985 vivimos en toda su dimensión y tragedia el gran sismo de la ciudad de México.
Así, en cuestión de micras de segundo se debe reaccionar. El llamado a la mesura y a salir lo más pronto posible del espacio, con calma y sin pánico, es lo que se nos señala y hemos aprendido. Quienes por la distancia no puedan realizar una evacuación, buscar las áreas que se señalan como de seguridad.
En las escuelas, centros de trabajo, casas habitación, plazas públicas, en cualquier lugar se sabe como actuar, como reaccionar; sin embargo hay de todo, desde aquel que a pesar de sentir el movimiento de la tierra se niega a aceptarlo y acusa un ligero mareo; hasta aquellos que se dan el tiempo para apagar la computadora en la cual están trabajando, desconectarla y salir con ella en los brazos, tres minutos después de que la sacudida terminó.
Un nuevo llamado de la naturaleza a estar preparados y no bajar la guardia.