Era de esperarse la ratificación del triunfo de Enrique Peña Nieto y la no procedencia de la impugnación del bloque de izquierda para la anulación del proceso comicial; pero el retiro de una curul al partido Social Demócrata y su adjudicación al Revolucionario Institucional bajo cálculos matemáticos más que legales, ponen en duda tal valor.
El magistrado de la Sala Regional del Tribunal Federal, Eduardo Arana, bajo argumentos más que de sumas y restas, divisiones y multiplicaciones, ha otorgado al priista José Antonio Rodríguez Rodríguez una curul que podrá ocupar a partir del próximo sábado, en la LII Legislatura morelense. Los expertos advierten, que en todo caso, el espacio debió haber correspondido al Partido Acción Nacional.
Dulce María Sánchez Espinoza, propietaria, y Diana Guadalupe Brito Martínez, suplente, integrantes del PSD, han sido defenestradas de la oportunidad de arribar al espacio legislativo el 1 de septiembre. Sin embargo y a pesar de la cercanía del arranque de los trabajos, existe la instancia del recurso de reconsideración ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al cual seguramente, han de acudir las cuasi legisladoras con el respaldo de su partido político, dentro de los siguientes 4 días.
Cualquiera de los dos, Dulce María Espinoza o José Antonio Rodríguez, una vez ocupen la curul deberán demostrar su capacidad y talento; seguramente tienen y de sobra estas características. Lo importante de este caso es que la interpretación jurídica del espacio judicial no pretenda legislar sobre lo que la norma en Morelos establece.
Los abogados del Partido Social Demócrata tienen con qué defenderse; tiempo existe para la elaboración del recurso y cumplir con todas las instancias posibles en esta materia.
Al Aire
Del documental “Con la muerte entre las manos” bajo la dirección del colega Ángel Álvarez y la producción de Iván Morán, se desprenden varios temas necesarios de comentar. Si bien es cierto que la intención es conocer del trabajo y valía de los prosectores, la crítica central se basa en la equívoca batalla contra el crimen organizado y en la esperanza de que finalice a partir del próximo sexenio.
Las cifras de menores de edad involucrados en estos temas y la fila gigantesca de jovencitos que pueden ser “reclutados” son de los aspectos que más llaman la atención. Ese es el gran drama; por un lado el llamado a delinquir y por el otro la ausencia de espacios educativos, recreativos y culturales para ellos.
La comunicación inmediata, secreta y privada, que hoy permiten los medios digitales, prácticamente al alcance de cualquiera, no es analizada en el documental, pero es factor elemental en la forma de captación de esa generación vulnerable, que muchas veces es llevada a la morgue en la primera experiencia.
Felicidades a los compañeros reporteros y al equipo que les acompañó; su trabajo de investigación enaltece al periodismo en Morelos.