A diferencia de Bejarano que era rebasado por su jefe de la policía judicial, Luis Villaseñor Quiroga, y tenían aterrorizada a la sociedad, Carrillo Olea actuaba indiferente, o tenía absoluta confianza en sus policías o le valía gorro lo que hicieran. Estamos ciertos que Carrillo no era parte del equipo de secuestros que operaba Armando Martínez Salgado, lo que sí nos ha extrañado mucho es cómo, el último gran estratega y conocedor de la seguridad nacional e inteligencia, fuese el más desinformado de lo que sucedía, en hechos tan reales que lo llevaron a dimitir. Uno de estos es que Ernesto Zedillo, el presidente de México, no toleraba a Carrillo y confió a Liébano y Labastida que hicieran lo necesario para quitar a Carrillo, y la otra que el jojutlense desde un principio se desinteresó y permaneció extraviado en el pequeño territorio morelense. No era lo que esperaba, porque ya lo saben muchos: esta entidad con mal trato o desatenciones se torna no solo determinada sino contundente. Graco lo sabe, y así como fue un elemento vital en los dos casos, el de Carrillo y Estrada, hoy le corresponde aplicar sus mejores herramientas, capacidades y talentos, para salir bien librado de la empresa. Todos queremos que le vaya bien a Morelos, sus protagonistas son importantes, pero la esencia es lo general, y eso es Morelos y los que aquí vivimos.
Ramírez Garrido Abreu fue fundamental, porque de todos los que exigían la salida de Carrillo, era él quien poseía la agenda más completa de relaciones en el poder-poder, obra también de sus más de 40 años en la política, en la trinchera que quieran, pero tiene su mérito. De todas formas aun con invitación, Carrillo Olea seguramente no iba a acudir, porque la relación se sostiene en la misma tesitura de ruptura total. No es así con Sergio Estrada Cajigal Ramírez, el otro gobernador con quien Graco fue decisivo para que el Gobierno federal mirara hacia los jefes policiacos que, en efecto, tenían relaciones con el crimen organizado, de tal forma que a nueve años siguen ahí, presos en Almoloya o fallecieron privados de su libertad. Ningún reclamo porque hubo sustento probado por la autoridad. Falta saber si en la negociación que el equipo de Graco habla se da con Estrada para su asistencia, incluye alianzas, porque es lo de menos si Sergio Alberto acude, porque al igual que el casi gobernador, gusta de mecerse en la cuerda de la adrenalina. Graco ha dado duro a Sergio y este en su momento le echó encima su maquinaria a Graco.
También, en opinión personal, el columnista conoce a Estrada, su familia y formación, y esta no se perfila para aliarse con gente mañosa. Quizá inexperto y confiado en empleados colmilludos como Montiel y compañía, pero para nada maloso, ni cercano a ello.
Si está o no con Graco son cosas de la política que, entre sus ramas, tiene también la reconciliación. Faltaba más.
Otro punto son los cambalaches políticos, esta vez en el Congreso local, donde el PRD es mayoría pero no absoluta. Ya se vio en lo de la toma de posesión. Creemos que la asunción de Graco Ramírez a la gubernatura debe darse en el lugar tradicional que es la Plaza de Armas “Emiliano Zapata”. Ganó contundente y convenció. Lo de las comisiones cuya disputa incluye más en buscar espacios de protección que un favor por Morelos, se va a arreglar, pero si gobernadores, cuyas tareas han sido reprobadas o llegan con determinada ventaja en los puntos electorales, ahí les toman protesta, se nos hace mezquino que Graco, controvertido, especial, con su historial de “blancoscuros”, no lo haga si llega con todos los méritos, guste o no.
Ese punto debe ponerlo de acuerdo en la cámara, cuya integración la vemos más complicada que la anterior, con un Juan Ángel Flores que aparece en cada fotografía que nos encontramos y, esperamos, vaya de acuerdo con su capacidad política. Igual los otros coordinadores parlamentarios que deben prepararse para hacer un papel digno y no pierdan el tiempo, como hace tres años, sus antecesores en la disputa de posiciones.
En tanto, lo que más conviene a los morelenses, más allá de partidos, personajes, fobias y filias, es que la llegada de esta administración se dé demostrando nacionalmente que además de la violencia cotidiana, políticamente nos estamos civilizando.