Según un análisis del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT)[1] el Conacyt redujo para el 2020 su presupuesto en 0.5% con respecto al año pasado, el más bajo en los últimos 8 años, de $29,203.2 millones de pesos. Y cuando se señaló que el presupuesto había aumentado para 2020 en 3.6%, en realidad, dicha cantidad no es para la investigación y la divulgación, sino que la mayor parte se le otorgará al Tecnológico Nacional de México, a la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y la Unidad de Educación Media Superior Tecnológica Industrial y de Servicios. Y quien recibe un recorte mayor de 24% es el área de agricultura y desarrollo rural, dado que en el 2020 ya no se financiará a la Dirección General de Productividad y Desarrollo Tecnológico y tampoco al Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura.
El Foro señala que el Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI) 2020 tiene un presupuesto de 98,724.4 millones de pesos. Sin embargo, esta cantidad se distribuye en 18 dependencias federales, entre las que se encuentra el Conacyt, que corresponde al llamado Ramo 38.
Así, se engaña a la comunidad científica mexicana al decirle que se ha aumentado el presupuesto, dado que la mayoría de la gente cree que se aumentó el presupuesto del Conacyt en 3.6% y eso no es cierto.
Una vez más el gobierno incumple con lo que señala la actual Ley de Ciencia y Tecnología, en el que dice que el gobierno otorgará cuando menos el 1% del Producto Interno Bruto del país, para el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación.
A partir de los datos proporcionados por el Instituto de Estadística de la UNESCO [2], se puede consultar cuál es la inversión en ciencia y tecnología de una buena parte de los países.
En el caso de Iberoamérica —datos del 2016 y 2017— vemos que E.E.U.U., nuestro vecino del norte, invierte el 2.77% del PIB en ciencia, tecnología e innovación (CTI) el presupuesto más alto que cualquier otro país. Canadá le destina el 1.60%; España el 1.21%,; Brasil el 1.27%; Argentina, el 0.53%; México el 0.49%; Uruguay el 0.41% y Chile, el 0.36%. Pero, en ese entonces México tenía un presupuesto muy alto que ha venido bajando en los últimos años hasta llegar al estado actual.
Del otro lado de la moneda están países como Israel y Corea del Sur, que en el 2017 le dedicaron 4.58% y 4.55% del PIB al apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación. Los dos anteriores son países que se han desarrollado aceleradamente en los últimos años y que saben que el apoyo a la CTI redundará en que nuestra población viva mejor.
Muchos daban por hecho que un gobierno de izquierda apoyaría a la ciencia, la cultura y la educación, así como el empleo a los profesionistas. La realidad ha sido muy diferente.
El desarrollo de la ciencia ha permanecido estancado a lo largo de muchos años, por razones que parecen ser la falta de comprensión de los políticos mexicanos de la importancia de apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnología para el crecimiento del país. Se ha señalado a lo largo de decenas de años, pero parece que se le está hablando a las paredes.
Los argumentos de lo que ha ocurrido en países como Corea del Sur, que era un país con menos desarrollo que México, pero que al invertir en ciencia y tecnología sostenidamente mejoró hasta convertirse en una de las principales economías del mundo parece no importar. En ocasiones, parece que la argumentación racional tiene poca importancia entre los políticos mexicanos. Y parece que lo único que funciona es cerrar calles y hacer bloqueos, para que se nos tome en cuenta. No sé si una solución para cambiar el desprecio actual a la ciencia y la tecnología del actual presidente de México sea cerrar las calles, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y Palacio Nacional, para decirle al presidente de México: ¡escuche a la ciencia y a los científicos!, que no son fifís y trabajan por el desarrollo del país. Abandone sus fundamentalismos y privilegie el diálogo para aprender. Es de sabios reconocer que uno se ha equivocado y que está dispuesto a corregir el camino. Hoy llegó el momento de hacerlo y de apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México como se merece, con el 1% del PIB. Y por qué no, saber que en organismos como el Conacyt es mejor favorecer la diversidad, en lugar de estar casado con un solo punto de vista, que es muy debatible y que divide a la comunidad científica.
México necesita tener una ciencia y tecnología fuertes para poder enfrentar los diversos retos del futuro. Hacen falta muchos empleos para los científicos y técnicos del país, tanto en las universidades como en la iniciativa privada. En el pasado se ha señalado que existen más de medio millón de profesionales que están desempleados. Y ya se ha visto que una buena parte de los científicos mexicanos emigran a otros países, porque aquí no encuentran trabajo. Finalmente, no se ha apoyado adecuadamente el trabajo de llevar la ciencia y la tecnología al resto de la sociedad, lo que se denomina la divulgación de la ciencia. El apoyo para llevar la ciencia y la técnica al resto de la sociedad ha sido paupérrimo. Y la situación parece que no va a cambiar.
[1] https://www.foroconsultivo.org.mx/forum/2019_noviembre/
[2] http://data.uis.unesco.org/index.aspx?queryid=74