El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) bajo la dirección de la doctora María Elena Álvarez Buylla, según los hechos que se detallan a continuación, no cumple con lo que señala la Ley de Ciencia y Tecnología que en el artículo 38 señala claramente:
“El Conacyt otorgará por conducto del secretario técnico de la mesa directiva, los apoyos necesarios para garantizar el adecuado funcionamiento del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), lo que incluirá los apoyos logísticos y los recursos para la operación permanente, así como los gastos de traslado y estancia mecesarias para la celebración de sus reuniones de trabajo.”
Y desde 2019 el FCCyT no ha recibido ningún apoyo, lo cual a todas luces es una injusticia. Por ello, el Foro presentó una demanda de amparo contra el Conacyt, misma que ganó y en donde se señala claramente en la sentencia que dictó el juez el 6 de enero lo siguiente:
“El Juzgado Decimosexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México determinó que, conforme a la Ley de Ciencia y Tecnología, el CONACyT debe entregar al Foro recursos económicos suficientes para garantizar su operación permanente para el desarrollo de sus funciones. Estos recursos deberán de ser entregados utilizando los parámetros y criterios con los que se habían venido entregando desde el año 2002 hasta el 2019, año en el que las autoridades del CONACyT dejaron de cumplir con su obligación legal de dotar de recursos al Foro.”, según el comunicado del FCCyT.
Hasta el momento, en los hechos se constata que el Conacyt no ha acatado la resolución definitiva del juez para que le otorgue recursos al Foro, por lo que el Foro ha tenido que despedir a una buena parte del personal de planta, trabajadores muy eficientes; que debido a la ineptitud, capricho y autoritarismo de la actual directora del Conacyt se han quedado sin trabajo sin merecerlo.
Pero ahí no acaba la historia. El Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECITI) es el programa que da sentido a la política que se va a seguir en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. Y éste se articula con la participación del FCCyT que recoge la opinión de todos los actores del sistema de ciencia y tecnología, tal y como lo señala la Ley de Ciencia y Tecnología.
Pues bien, según uno de los últimos comunicados del FCCyT, el Conacyt lo aprobó el 13 de diciembre pasado, sin la presencia del Foro, tal y como establece la Ley de Ciencia y Tecnología, así que nuevamente no se cumplió la Ley. Y se desconoce si se tomaron en cuenta las recomendaciones que hizo el Foro al PECITI, basadas en la consulta a la comunidad científica, porque todavía no se ha publicado, a pesar de que la fecha límite era el 12 de enero. Así que el Conacyt un vez más no cumplió la Ley.
Entonces al parecer las autoridades de una institución como Conacyt, encargada de administrar la política científica y tecnológica del país, gozan de impunidad ya que pueden violar varias veces las leyes sin que existan consecuencias.
La directora del Conacyt señala en una nota publicada en La Jornada, el día 20 de enero, que “todo el tiempo hemos estado en disposición de diálogo, pero ellos —refiriéndose al Foro— decidieron irse por la vía legal y por cuidado al debido proceso tenemos que ser muy respetuosos.” Son tan respetuosos que no le dan un peso al Foro. Y más adelante remata: “pero sólo ellos saben qué es lo que los está motivando para salirse del ámbito del diálogo y la construcción del país.” Y hay que decirlo de manera clara: han estado dispuestos al diálogo con un garrote en la mano que le cortó todos los recursos al Foro durante más de un año, pero de manera cínica la directora dice “¿qué les pasa?”
En los ahora 50 años que cumple el Conacyt nunca se había tenido una administración tan autoritaria y al parecer sin ninguna experiencia en la administración gubernamental, que quisiera concentrar todo el poder y tomar decisiones por toda la comunidad científica, de acuerdo con sus creencias. El Foro ha señalado que sólo pide legalidad y respeto para poder cumplir sus funciones.
Ya dentro de la comunidad científica que se encuentra en universidades, centros e institutos existe un malestar generalizado por la descalificación al trabajo académico de los científicos y la falta de pluralidad e inclusión de diferentes puntos de vista, que anteriormente los encargados de la política científica del país habían cuidado. También la reducción del presupuesto y el despido injustificado de muchos trabajadores académicos de planta y honorarios, así como la reducción de sueldos afectará de diversas maneras, pero tal vez la más importante es la poca credibilidad de quienes hoy manejan la política científica del país. Y la factura les llegará en algún momento.
