Los resultados son muy preocupantes: 83% de los encuestados reconoce que “los mexicanos confían en la fe y poco en la ciencia”, cerca del 30% considera que las “limpias” son una forma adecuada de tratar enfermedades, cerca del 38% afirma que los “ovnis” son realmente naves espaciales de otras civilizaciones o que consideran como cierto que algunas personas tienen poderes psíquicos.
Por otra parte, resulta paradójico que si bien cerca del 78% de la población considera que en México debería haber más científicos (y que los mejores se han ido a Estados Unidos o Europa), casi el 58% piensa que los científicos, por los conocimientos que poseen, tienen un poder que los hace peligrosos (ver el texto de Manuel Gil Antón: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/51223.html, titulado “¡Cuidado! ahí viene un científico).
Sin duda, esto refleja una paupérrima cultura científica de la población. Y por “cultura científica” no me refiero que todos se vuelvan científicos, sino que se tengan los conocimientos básicos que le permitan al ciudadano, tomar decisiones sensatas en cualquier aspecto de la vida cotidiana; por la sencilla razón de que la ciencia y sus aplicaciones están prácticamente en todas las áreas y no, como muchos políticos piensan, se restringen a los órganos del estado “encargados” de la ciencia.
Si bien en México la calidad de la ciencia es competitiva a nivel internacional, todos los indicadores también evidencian que el tamaño del sector científico es muy pequeño para sus 112 millones de habitantes y el nivel de su economía.
¿Cuál es la situación en Morelos? Sabemos que hay tres veces la media nacional en términos de número de investigadores por habitante y que muchos de los investigadores de Morelos son de clase mundial. Sin embargo, no sabemos qué piensa el ciudadano morelense sobre la ciencia, y en particular de la que se desarrolla en nuestro estado. Sería muy conveniente llevar a cabo una encuesta a nivel estatal para saber si la situación es tan grave como a nivel nacional.
La falta de cultura científica a nivel nacional, además de ser un problema estructural de la educación en México (una buena parte de los estudiantes mexicanos no sólo no saben conceptos básicos de ciencia, tampoco saben leer y escribir bien, de acuerdo a las pruebas ENLACE y PISA), se debe también, desde mi punto de vista, a la limitada divulgación de la ciencia, la cual no creo que deba hacerse sólo por divulgadores profesionales (que los hay, de gran calidad) sino por los propios investigadores para dar a conocer al gran público, de primera mano, no sólo sus aportaciones al conocimiento, sino la forma de enfrentar la vida cotidiana con base en hechos y no en supersticiones o en pensamiento mágico.
A este respecto, debo decir que la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor) promueve y organiza actividades de divulgación científica, especialmente para jóvenes, incluyendo las Olimpiadas de las Ciencias y un Congreso de Investigación a nivel de secundaria y bachillerato, el cual es pionero a nivel nacional y en donde el jurado está constituido por investigadores de alto nivel. La ACMor también ha establecido una extensa base de datos sobre proyectos y reportes de investigación desarrollados por estudiantes de secundaria y bachillerato, la cual es única en su tipo y está permitiendo a los estudiantes contar con información de calidad y útil para la documentación y propuestas de nuevos proyectos.
Otro aspecto es la publicación de artículos de divulgación científica, escritos por destacados científicos de Morelos y publicados en este diario. Desde hace cuatro años se ha publicado, ininterrumpidamente, un artículo cada lunes. Éstos más de 200 artículos (todos disponibles en www.acmor.org.mx) están siendo usados por profesores y estudiantes como material de lectura y reflexión e incluso como periódico mural en algunas escuelas.
La ACMor también tiene una muy dinámica página de Internet (www.acmor.org.mx), que recibe cerca de 3 mil consultas por mes, en donde se dan noticias sobre logros morelenses, boletines de matemáticas y otros eventos que organiza o promueve la ACMor.
Una encuesta de percepción pública de la ciencia en Morelos nos diría si todos estos esfuerzos y los también muy relevantes de otras instituciones morelenses (destacando el CCyTEM), han tenido impacto en la sociedad en general. Esperemos que entre las demandas futuras para apoyos del FOMIX CONACyT-Gobierno del Estado de Morelos se contemple este rubro, al igual que otros –que han sido cancelados- en relación a la divulgación científica y tecnológica.