Hace unos meses, en el mes de marzo, me golpeó como a tantos otros mexicanos la noticia del asesinato de Juan Francisco Sicilia y sus amigos. No tuve el gusto de conocerlos personalmente, pero los conocí a través de tantos jóvenes como mis hijos y sus amigos. En esa ocasión le escribí a uno de mis hijos:
“Me he acordado mucho de ti y de tus amigos. Siento como que estos chavos que asesinaron son parte de ustedes, que pudieron estar en una fiesta en mi casa, jugar FIFA o Risk con ustedes, que son tan cercanos, y me duele mucho no haber estado ahí para ellos. ¿En dónde estaba yo el día en que esos criminales, esos asesinos infrahumanos, decidieron que ellos eran su blanco, el día en que los detuvieron, los lastimaron y los mataron? Como yo, me pregunto dónde estábamos todos los que hemos tenido el privilegio de ser sus padres, sus maestros, los que nos hemos beneficiado de la manera en que ustedes ‘honran la vida’ con su amistad, camaradería y alegría.
“Me gustaría poderte asegurar a ti, a la familia de los muchachos asesinados, y a todos ustedes los jóvenes de este país, que eso nunca más va a pasar, pero lo peor es que no es posible. ¿Hasta cuándo recuperaremos un México en que sepamos que se terminó el horror del asesinato de nuestros jóvenes?”.
En los días, semanas y meses que siguieron, quise darle un abrazo a Javier Sicilia y a través de él a los miles de deudos de las víctimas de la violencia para compartir su dolor y consolarlos. Hoy, quiero abrazarlo además para que él me dé consuelo y para que a través de su voz se sume el nombre de Ernesto Méndez a la lista de las víctimas de este horror en el que vivimos.
El viernes 11 de noviembre tuve la oportunidad de dirigir unas palabras en la inauguración de la exposición Tiempos Violentos en el Museo de Arte Carrillo Gil, curada por alumnos del posgrado de la UNAM. Aquí un fragmento de mi intervención:
“El posgrado de la UNAM en todos los campos del conocimiento está diseñado para romper fronteras, límites temáticos y disciplinarios, en la formación de los estudiantes. Es una batalla que no siempre ganamos, pero que no dejaremos de entablar. Esta exposición representa una gran Victoria en este sentido…
“Además en esta exposición pueden ver reflejada su realidad y su historia los estudiantes de la UNAM de todas las áreas del conocimiento. Pueden sentir que no estamos solos, que hay esperanza, y que no importa lo difícil de nuestra situación, siempre habrá una mirada que nos muestre que estamos rodeados de arte y de belleza.
“Hoy vivimos el horror de la muerte trágica de uno de los principales actores políticos del país y de sus acompañantes. No cabe duda que vivimos Tiempos violentos y que es un clamor la petición de que ¡Ya Basta!
“Hace menos de 72 horas que asesinaron arteramente a Ernesto Méndez, egresado del posgrado de la UNAM, a quien yo le tenía gran aprecio.
“Hoy y siempre que se exprese la creatividad y el talento de los universitarios Ernesto seguirá vivo.”
Ayer presencié cómo una persona dejaba un arreglo floral en una jardinera rota de la avenida Teopanzolco en Cuernavaca. No estoy segura si fue en ese lugar donde chocó el auto en el que iba Ernesto con una bala en la cabeza, no importa. Creo que es un acto simbólico que nos muestra que es nuestro deber insoslayable recuperar ése y todos los espacios de nuestras ciudades para la convivencia armónica.