Poco tiempo después de que el huracán tocara territorio mexicano, el presidente de México levantó la alerta al ver que el fenómeno meteorológico, catalogado como el más grande en la historia de México, dejara saldo casi blanco. Por otro lado, en la 13 edición de México Cumbre de Negocios, el mandatario afirmó que el embate esperado por el huracán, se evitó gracias a la unidad de todos los mexicanos que generó una gran energía positiva. Aquí, quiero dirigir la atención hacia dos aspectos: Primero, el saldo casi blanco, pues si bien no se reportaron pérdidas humanas relacionadas al huracán, sí hubo pérdidas significativas de inmuebles en comunidades vulnerables, incluso la estación metereológica de Chamela del Instituto de Biología de la UNAM sufrió grandes daños en sus instalaciones, como techos arrancados, ventanas rotas y estantes de la biblioteca derribados. Y segundo, la referencia a la energía positiva como explicación para evitar un mayor desastre, razón inadmisible desde el enfoque de la comunicación de la ciencia, sobre todo cuando los expertos han ofrecido una serie de razones que explican la situación.
Leodegario Sansón, presidente de la Organización Mexicana de Meteorólogos (Ommac), refirió que Patricia entró en contacto con una vaguada, una línea de baja presión que se extendía del norte al oeste del país, lo que provocó que el huracán se desviara hacia la Sierra Madre Occidental, por esto, los vientos que tenían una potencia de 315 km/h disminuyeron hasta los 160 km/h, prácticamente en seis horas. Otra de las razones que ofreció, fue que los vientos más fuertes estaban concentrados en un radio de 50 km, a diferencia del huracán Gilberto que tuvo un radio de 300 km y devastó la península de Yucatán en 1988.
Ahora bien, si no hubo pérdidas humanas fue por las acciones preventivas que se tomaron, en esta ocasión se actuó de forma rápida y efectiva, la comunidad fue advertida, evacuada y resguardada a tiempo. Cosa que no pasó hace dos años, cuando Manuel impactó a lo largo de las costas de Acapulco hasta Sinaloa, y que al no prever los daños que causaría aquel huracán, hubo saldo rojo. Además recordemos que en Acapulco, miles de turistas quedaron atrapados por varios días, debido a los derrumbes que afectaron las principales vías de comunicación terrestre de este puerto. De esta forma, Manuel fue mucho más noticia varios días después de que el fenómeno había avanzado hacia Sinaloa.
Con Patricia hubo un mar de información sobre su llegada, en definitiva, las redes sociales jugaron un papel importante para diseminar la noticia. Por su parte, la Cruz Roja se sirvió de estas para difundir la campaña de donativos desde horas antes de la llegada del huracán, para enfrentar la emergencia humanitaria que se esperaba tener por la tarde. Incluso, esta vez surgió una campaña de sensibilización para llevar consigo a sus mascotas, o bien dejarlas libres, un comportamiento que no recuerdo haber visto en otro momento.
Patricia pasará a la historia de los huracanes más temibles de México, pero cuyos estragos fueron menores, recordemos que poner en práctica la cultura de prevención civil salva vidas, refleja una mejor coordinación entre autoridades y la sociedad civil para realizar los preparativos del antes y después del fenómeno, e incluso se evacúa en tiempo y forma a los turistas que visiten el lugar. Si bien, en esta ocasión Patricia no vino acompañada de la tragedia, no omitamos que el saldo fue casi blanco, por eso no debemos perder de vista a las comunidades que se vieron afectadas, pues aunque no haya una emergencia nacional, la ayuda humanitaria aún es necesaria para levantar a esas poblaciones, la solidaridad que caracteriza a nuestra población será importante para que esas comunidades que perdieron lo poco que tenían salgan adelante.
Sirva Patricia de ejemplo para enfrentar futuros huracanes a pesar del poco daño que ocasionó.
Nicté Luna
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