Era evidente que habían “agarrado la fiesta” desde temprano; y exigieron mesa de pista, que no se les concedió porque el área estaba repleta. Sin embargo, acatando órdenes de Javier Ordoñez (propietario del establecimiento) los meseros les encontraron y asignaron una mesa en el bar, ubicado cerca del acceso a la discoteque.
No habían transcurrido ni 30 minutos, cuando Rivera Pérez provocó tremendo zafarrancho. Y es que se le hizo fácil tocar el trasero a una jovencita bastante atractiva, cuyo novio propinó tremendo puñetazo a Manuel Reyes creyéndolo responsable de la falta de respeto. Desde entonces y hasta hoy, Reyes presenta una evidente fractura en la nariz.
Más tarde, llamados por los panistas, arribaron elementos de la Policía Preventiva Municipal, a cargo de Cesáreo Carvajal Guajardo, cuya presencia fue innecesaria. El otrora líder del partido blanquiazul amenazó a Javier Ordoñez con “clausurarle” el lugar. Y efectivamente: el presidente municipal de Cuernavaca, Sergio Estrada Cajigal, al enterarse al día siguiente sobre la verdadera causa de los hechos, simple y sencillamente “bateó” a Rivera. El alcalde ya empezaba a tener rencillas personales con él debido a sus constantes exigencias de cargos públicos en el Ayuntamiento, que Estrada jamás le otorgó.
La conducta de Adrián Rivera Pérez, actual senador de la República, es de sobra conocida. Sus desmanes han ido desde los simples “osos” cometidos como cualquier parroquiano entrado en copas, hasta hechos graves, como el que afectó al periodista Pablo Rubén Villalobos Adán a finales de 2004.
Comentarista de radio a mediados de diciembre de 2004, Pablo Rubén fue objeto de una agresión que rayó en intento de homicidio por parte de Rivera Pérez. Allá y entonces, el profesor Pablo Rubén Villalobos Hernández, padre de Pablo, se había convertido en duro crítico de la administración municipal por diversas causas. Y durante una fiesta, a la cual asistió Pablo hijo, el edil había bebido como cosaco. Horas más tarde sorprendió a propios y extraños, pues de algún lado sacó una pistola para apuntar con ella al periodista, quien jamás se alteró, mientras el entonces jefe de la Policía Preventiva Municipal, Víctor Hugo Valdez, trataba de calmar a su jefe. Tras reclamarle a Pablo los señalamientos radiofónicos de su padre, el alcalde, con la misma pistola, se volteó y apuntó a los presentes, para volver a hacerlo con Villalobos Adán. Víctor Hugo Valdez logró quitarle el arma y la cosa no pasó a mayores. Todo quedó en las sardónicas carcajadas de Adrián Rivera.
El periodista acudió al día siguiente con el entonces secretario de Gobierno, Jesús Giles Sánchez, para solicitarle su intervención ante Adrián Rivera Pérez, de quien exigía por lo menos una disculpa. Empero, en la radiodifusora donde laboraba sus superiores le recomendaron “calma” y no denunciar penalmente al ahora senador, debido a que la empresa había iniciado operaciones comerciales con el apoyo del Ayuntamiento para colocar vallas publicitarias en importantes avenidas de Cuernavaca.
El asunto, contra la voluntad de Pablo Villalobos Adán, quedó en la impunidad, aunque evidenciando que el político panista es una persona dispuesta a cometer aberraciones cuando sus emociones y sentidos están alterados. Meses más tarde, Pablo Rubén renunció a la empresa por diferencias con sus directivos, aunque hace unos meses retornó a ella.
Si las cosas hubieran quedado así, en un intento de homicidio a manos de un político con la conducta momentáneamente trastornada, menos mal; pero el problema para el panismo y la sociedad morelense es que el 14 de noviembre Adrián Rivera Pérez anunció que buscará la candidatura a la gubernatura hacia las elecciones de 2012. Dijo que esperará los tiempos adecuados para ello, aunque dejó en claro que quien sea el abanderado panista tendrá todo el respaldo de la militancia para mantener la gubernatura de Morelos y las principales posiciones políticas electorales que estarán en disputa. “En mi caso particular hay una inquietud por competir, pero esperaremos los tiempos del partido, llevando a cabo un trabajo de carácter panista y, en primera instancia, como lo determine el propio órgano interno y consecuentemente generar una participación social”, expuso el senador y aspirante a la gubernatura. En fin. ¿Conocer o no la conducta diaria y tras bambalinas de nuestros políticos? Esa es la cuestión. Lo privado repercute definitivamente en lo público. Ejemplos hay muchos.
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Hey
Felicidades memo, la memoria nos refresca las ideas y nos indica quê… Compartelo!