Hasta donde la memoria periodística me permite recordar, la inmensa mayoría de representantes federales vino a Morelos a veranear y exprimir la ubre gubernamental. Y no dudo que tengan émulos en la época actual.
Lo peor es confirmar que los subejercicios o la devolución de partidas presupuestales a la SHCP se deriven de conflictos políticos e ideológicos ocasionados por una pésima conceptualización de las transiciones democráticas, el revanchismo político o las antipatías personales. Propios y extraños asistimos hoy a una delicada guerra de intereses entre el presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, y el director del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Morelos, Fidel Giménez Valdés-Román, quien ayer vivió uno de sus mejores días en el contexto de la presunta construcción de un viaducto elevado en la avenida Plan de Ayala de la capital morelense, para el cual MMG consiguió, a finales de 2009 y a través del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, una partida de casi 185 millones de pesos dentro del capital autorizado a la SCT para ampliar o mejorar la red nacional de carreteras. Aquello debió irritar sobremanera a jefes del Partido Acción Nacional en nuestra entidad, entre quienes el senador Adrián Rivera Pérez ha ocupado un primerísimo sitio. Para nadie es un secreto su predominio sobre el director del Centro SCT-Morelos, cuyos antecedentes transcribiré a continuación.
Fidel Giménez Valdés-Román fue delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Morelos, de donde salió en septiembre de 2008 para convertirse, escasos días después, en representante de la dependencia cuyo máximo titular es Juan Molinar Horcasitas. Nadie ignora que la llegada de este personaje al Centro SCT se debe a su hermano gemelo Rafael, de los mismos apellidos, quien actualmente funge como coordinador de Gabinete y Opinión Pública en la estructura que encabeza el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa.
Rafael Giménez Valdés-Román tiene sobrada influencia, desde luego ganada a pulso a partir de su excelente trabajo en el sector privado dentro del ramo de las consultorías y encuestadoras. Entre 1991 y 1992 trabajó en la Asesoría Técnica de la Presidencia de la República y también fue asesor en estudios de opinión pública del Banco Nacional de México (Banamex). De 1994 a 1998 fue coordinador del Departamento de Investigación en el periódico Reforma; dos años después, director de Estrategia y Mercadotecnia del periódico Milenio, así como socio y director general de la empresa Análisis y Resultados en Comunicación y Opinión Pública (ARCOP), donde realizó encuestas para el Partido Acción Nacional durante las campañas de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa. Catedrático en varias universidades privadas, ha publicado más de 300 artículos relacionados con investigación por encuestas.
Rafael y Fidel, insisto, son gemelos, pero cada uno, con su muy particular estructura personal, se ha desarrollado sobre vidas paralelas. Empero, la situación coyuntural y privilegiada del primero ha favorecido al segundo. Ningún observador morelense, por lo tanto, sería tan ingenuo al suponer que el delegado de la SCT en Morelos se maneja al margen de los designios panistas. Y si se trata de agredir a Manuel Martínez Garrigós, así como evitar que incremente su rentabilidad electoral hacia los comicios de 2012, todo puede suceder. Inclusive sabotear la construcción de una importante vialidad, bajo mil pretextos. Y eso precisamente acaba de suceder con el viaducto elevado de Plan de Ayala, sin que sepamos todavía si los alrededor de 185 millones de pesos -etiquetados originalmente- se podrán aprovechar en otro proyecto. Así las cosas, no nos queda de otra más que repetir el viejo adagio de la entidad zapatista: “Pobre Morelos, tan lejos de Dios y tan cerca de los politiqueros”. Despidámonos, pues, de una lana que tantísima falta hace a nuestro estado.