Tal posicionamiento del alcalde, faltaba más, generó la cohesión entre grupos otrora dispersos y adscritos a otros partidos, sobre todo al Partido Acción Nacional, que actualmente gobierna a Morelos y al que pertenecen otros conocidos personajes cuyo anhelo es sustituir a Marco Adame Castillo en Palacio de Gobierno. Ni modo: para MMG todo lo anterior constituye la realidad política con la cual lidiará hasta el momento de las más importantes decisiones previas a los comicios de 2012. Decía don Lauro Ortega Martínez, uno de los mejores gobernadores que ha tenido Morelos: “Si usted tiene la piel aterciopelada, mejor ni se meta a la política, donde no hay escrúpulos. Aquí tendrá que demostrar si es de hierro o de chocolate”. Vaya que tenía la razón el veterano político, quien llegó a la gubernatura de nuestra entidad a la edad de 72 años.
Sin embargo, los más importantes detractores de Martínez Garrigós olvidaron que en el ayer también fueron objeto de fuertes presiones tendientes a destruirlos, aunque en el proceso sistemático de ataques se afectó el desarrollo integral de Cuernavaca. Y para muestra un botón. A continuación retomaré parte de lo que escribí el 22 de diciembre de 2005, cuando el entonces presidente municipal de Cuernavaca, Adrián Rivera Pérez (hoy senador por Morelos), experimentaba hasta el fuego amigo cuyo objetivo era minar su resistencia y bloquear cualquier proyecto de infraestructura “electorero”. Por aquel tiempo, el edil gestionaba la obtención de un crédito a favor del SAPAC, a fin de mejorar la red hidráulica citadina.
Escribí allá y entonces: “De conformidad con lo establecido en la fracción VIII del artículo 117 constitucional, los estados y municipios pueden contraer obligaciones o empréstitos cuando se destinen a inversiones públicas productivas, inclusive los que contraigan organismos descentralizados (como el SAPAC en Cuernavaca) y empresas públicas, siempre y cuando el endeudamiento no sea en moneda extranjera”.
Aquí cabe una reflexión. Teóricamente la inversión en infraestructura es un objetivo prioritario de los ayuntamientos. Respecto al caso concreto de la capital morelense y durante la administración de Rivera Pérez eran reiteradas las necesidades, pero inexistentes los recursos. La ciudad demandaba, por ejemplo, nuevas obras viales, pero el Ayuntamiento no tenía dinero para realizarlas. Sin embargo, cuando Adrián gestionó la obtención de créditos para ejecutar proyectos importantes el bloque opositor del Cabildo distorsionó su intencionalidad y argumentó que se trataba de obras con fines electorales. Cualquier parecido con la realidad actual no es coincidencia, sino un hecho consumado. Los mismos hechos, casi con los mismos protagonistas.
Justo cuando MMG enfrenta hoy el fuego amigo en el Congreso local (dentro del grupo parlamentario del PRI), donde finalmente se le autorizó la capacidad de endeudamiento hasta por 600 millones de pesos para diferentes proyectos de infraestructura, es importante comentar que la actitud de determinados diputados locales y regidores municipales es aberrante y carente de visión. El hecho de postergar a futuro los proyectos requeridos siempre ha acarreado para nuestra ciudad un alto costo económico y social. Es la constante en otras localidades morelenses sentenciadas a vivir en la inopia y el rezago gracias a las discrepancias en el Congreso y la miopía de algunos legisladores.
Cuando Adrián Rivera gestionó la obtención de recursos provenientes de fuentes externas, a fin de resolver rezagos y agravios sociales, lo hizo consciente de que el presupuesto de egresos del Ayuntamiento era exiguo y absorbido en su mayor parte por gastos de operación. Lo anterior tampoco es nuevo en el resto de ayuntamientos.
Sin embargo, el ahora senador debió sortear múltiples obstáculos para encontrar empréstitos en instituciones externas de financiamiento, lo cual es algo normal a nivel nacional. Pero eso no significaba nada en la arena política. Los detractores de Rivera Pérez, varios de ellos encuadrados en el PRI, nunca dijeron cómo conseguir dinero a su gusto y bajo sus caprichos.