Cada uno de los 30 diputados de Morelos recibe 54 mil pesos como “dieta” (o sueldo) y otro tanto igual de prerrogativas dizque destinadas a la gestoría social, independientemente de que disponen de varios asesores (el que menos gana cobra 15 mil pesos mensuales), seguro de gastos médicos mayores, lujosos automóviles, teléfonos celulares, viáticos para peaje y comidas y, respecto al caso de quienes se sienten galanes, hermosas edecanes y “asistentes”.
La Legislatura de Morelos inició funciones el primero de septiembre del año pasado. De entonces a la fecha se colocó como la menos productiva a nivel nacional, aunque dispone de un presupuesto de 272 millones de pesos para 2010. Es decir: cada uno de los puntos de acuerdo y exhortos, que no sirven de nada pues no tienen carácter vinculatorio, le han salido costosísimos a la sociedad morelense la cual, por su parte, debe soportar los antiguos vicios de los legisladores mexicanos, entre los cuales se encuentran la prepotencia, la arrogancia y el despotismo, defectos bastante usuales entre los diputados locales, sobre todo en aquellos que son herederos del poder concedido por caciques regionales.
Mientras los integrantes del grupo parlamentario del PRI se desgarran las vestiduras y no logran ponerse de acuerdo sobre quién presidirá la Mesa Directiva del Congreso a partir del primero de septiembre próximo, la mayoría de diputados tricolores ya está plenamente identificada a partir de su soberbia. Los principales jefes de la bancada, es decir los titiriteros de Julián Abarca Toledano, se sienten demasiado pagados de sí mismos, que es uno de los vicios más comunes y el más detestable, toda vez que el legislador, si es un representante popular, puede tener mil y un defectos, menos éste. Por el contrario, un legislador debe ser carismático, amable y humilde, pero con los legisladores priístas las cosas funcionan al revés.
Lo peor es enterarse que quienes promueven la conflictividad del GPPRI son Maricela Sánchez Cortés y Guillermo del Valle Reyes, ambos obstinados en conseguir venganzas políticas, predominio y, desde luego, prebendas al interior del Congreso. Julián Abarca Toledano es el bufón, mientras Jorge Arizmendi García y Andrés González García representan en el seno de la Legislatura los intereses de la Dupla. Sin embargo, la víspera, durante una conferencia de prensa a la cual asistieron los dirigentes estatales de varios partidos representados en el “G-5”, también se sabría que el perredista Fidel Demédicis Hidalgo, muy bajita la mano, defiende los intereses de Maricela Sánchez en el Congreso, lo cual ya llegó a oídos de Jesús Ortega Martínez, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD. Hortencia Figueroa Peralta y Rabindranath Salazar Solorio, miembros del grupo parlamentario del sol azteca, ya no hallan la forma de sacudirse a Demédicis quien, por si ustedes no lo saben, entró en tratos con Graco Ramírez Garrido Abreu para apoyarlo en su aspiración de ser el candidato perredista a la gubernatura, siempre y cuando el legislador federal tenga reciprocidad y proyecte al temixquense como senador en 2012.
Al momento de redactar la presente columna, los miembros del GPPRI (salvo algunas excepciones) amenazaban con sabotear la sesión, pues no estaban de acuerdo con el orden del día. Empero, déjeme decirle a usted que dos o tres (si no es que más) legisladores priístas ya no soportan la conducta irracional de quienes se erigieron en líderes de la fracción parlamentaria, y amenazan con abandonar las filas del tricolor. Fernando Martínez Cué es uno de ellos, quien ha logrado crear consenso en varios de sus compañeros de bancada para poner fin a la parálisis del Congreso, atribuida socialmente a todo el GPPRI, cuando hay varios concejales interesados en ponerse a trabajar. Por lo demás, el “G-5”, al cual se sumó el grupo parlamentario de Acción Nacional, impugnó ayer el proceder preparatoriano de los priístas, más dedicados a proteger sus intereses particulares y conseguir cargos dentro del Congreso local para pagar facturas políticas, que a legislar a favor de la ciudadanía. En fin.