Por ello es importante el anuncio e invitación para que se “respete la vida institucional e interna de cada partido político así como de los órganos electorales encargados, además a los servidores públicos interesados en participar en la contienda” y la solicitud de “distinguir claramente sus aspiraciones personales de las tareas gubernamentales y es el caso, renunciar al cargo”, que de nueva cuenta advierte el gobernador, Marco Adame Castillo.
Los precandidatos panistas Alejandro Villarreal Gasca y Demetrio Román Isidoro, quienes manifiestan abiertamente sus aspiraciones para gobernar Morelos, están ya en la jornada de reflexión necesaria para valorar la fecha en la que deben retirarse de sus cargos.
Marco Adame se reunió públicamente con el presidente del Partido Acción Nacional, Germán Castañón Galaviz. Tal vez el encuentro más difícil, sabedores de que no existe empatía en torno a quien se perfila como su abanderado blanquiazul: Adrián Rivera Pérez. Pero el foro se aprovecha y se anuncia que hará lo propio con distintos líderes partidistas, en los siguientes días.
Empatamos cuando advierte que “Morelos está preparado para tener un proceso electoral participativo y enmarcado en la legalidad”; no habría por qué pensar lo contrario. Marco Adame se declaró abierto a intercambiar puntos de vista con quienes manifiesten su derecho legítimo de participar como candidatos a gobernador, diputado local o federal, senador o presidente municipal, de cualquier partido político; buena señal y muestra de humildad.
Habrá de reunirse, dijo, con los consejeros del Instituto Estatal Electoral (IEE), donde refrendará su compromiso personal y el de su gobierno con la legalidad, con el apoyo al desarrollo institucional del proceso electoral que se vivirá en julio de este 2012. Ésa es su obligación y no un argumento momentáneo.
El tema del financiamiento de las campañas y del posible apoyo de grupos criminales, consideramos primero, está alejado de sus facultades y posibilidades de actuación, pero además alguna circunstancia así aniquilaría de entrada a cualquier candidato. La sociedad hoy detecta con facilidad a los charlatanes, prepotentes y corruptos; no hace falta investigación policíaca ni de autoridades electorales; el corrupto suda y transpira negatividad.
También hay que considerar que la sobrerregulación en materia electoral cierra muchas puertas que generan tráfico de dinero sin registro; no proviene ni de delincuentes ni de incorrectas formas de allegarlo, pero la prohibición de financiar campañas, los límites económicos planteados y el cerrar la puerta para la difusión en medios electrónicos generan un “mercadeo oscuro” que todo mundo ocupa, conoce pero no menciona.
Los gobiernos están impedidos para difundir sus actividades durante 90 días; los candidatos y partidos políticos tienen negada la posibilidad de contratar espacios. Una democracia limitada o sobrecontrolada que genera más corrupción y menos información.
Enero, febrero y marzo, para precampañas; abril, mayo y junio, para la formalidad. Julio, para elegir y conocer el resultado. Seis meses de inestabilidad económica en medios de comunicación y en algunos casos de mediana información para evitar interpretaciones incorrectas de contrarios y autoridades.
En eso estamos y estaremos. En ello nos involucraremos y viviremos. Así es la democracia en México.
Al aire
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