Aunque la zona arqueológica de Monte Albán está más cerca -la montaña aplanada donde se edificó está a pocos minutos de Oaxaca y sus edificaciones son más imponentes-, sin embargo, hay algo más que flota en el ambiente místico de Mitla que impone un enigmático respeto.
En el denso silencio de ese espacio, que en la antigüedad fue ocupado por más de diez mil personas, se tiene la impresión de que se puede hurgar en los secretos de la vida.
Para el viajero, una primera impresión al llegar a ese lugar es enterarse de que se trata de una de las primeras ciudades del México antiguo, planeada para evitar los desastres provocados por la naturaleza a través de los temblores, es decir, es un lugar construido con edificios antisismos.
Por otra parte, de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la importancia histórica de Mitla radica en que fue el principal centro ceremonial después de Monte Albán, y dentro de su arquitectura la más característica corresponde a la del grupo de las columnas, “donde se encuentra la Gran Casa de Pezelao, conjunto arquitectónico considerado en su género como el más bello de toda América”, afirma la institución.
Por si faltaran más razones para el pasante, uno descubre que en la antigua ciudad existe un logro estético único y que constituye uno de los atractivos de la zona arqueológica: la variedad de formas ornamentales de sus edificios, conseguida con ayuda de grecas.
Más aún, que existen en las construcciones ocho diferentes tipos de grecas, realizadas gracias a la piedra cortada y ensamblada, esto es, que esas formaciones se lograron sin necesidad de algún tipo de pegamento.
Si el trotamundos se decide a ir, debe visitar antes la zona arqueológica de Yagul –está en un punto cercano en la misma carretera-, por una sencilla razón: conocerá que ese espacio, como ciudad, fue la antecesora de Mitla y en algunos de los restos podrá descubrir, con fascinación, las primeras muestras de grecas realizadas por los antiguos habitantes.
*LUGAR DE MUERTOS O CASA DE TUMBAS
Un aviso en el recorrido por el lugar, pone en alerta los sentidos cuando se conoce el significado del nombre de Mitla: “Mitla, lugar de muertos o inframundo. En lengua zapoteca este sitio es llamado Lyobaa, que se traduce como ‘lugar de descanso’”.
En una edición especial de la revista “Arqueología mexicana”, se agrega que en zapoteca también puede traducirse como “Casa de tumbas”.
En información para el turista en el lugar, se indica que en Mitla hay evidencias de ocupación humana desde principios de nuestra era (0 – 200 d.C.)
Asimismo, que “ante la desaparición de Monte Albán como núcleo de poder, Mitla se convirtió en una población muy importante que funcionó como centro de poder para los zapotecos del valle. Su máximo crecimiento y apogeo ocurrió entre 950 y 1521 d.C.”, dice.
Explica que la zona arqueológica comprende cinco conjuntos de arquitectura monumental: Grupo del Norte, Grupo de las Columnas, Grupo del Adobe o del Calvario, Grupo del Arroyo y Grupo del Sur.
Puntualiza que los conjuntos del Adobe o Calvario y del sur, por haber sido construidos en épocas anteriores, reproducen la tradición de plazas, rodeadas por palacios sobre plataformas, al estilo de Monte Albán.
En tanto en los conjuntos del Norte, de las Columnas y del Arroyo, se ubican los edificios administrativos y palacios de personajes de alto rango. “Estos palacios se caracterizan por el uso arquitectónico de grandes monolitos y por sus fachadas ornamentadas con mosaicos de grecas de diferentes diseños enmarcadas por tableros, elementos que son parte de la rica tradición arquitectónica zapoteca iniciada en Monte Albán con fuertes influencias teotihuacanas”, dice la información.
Por último, refiere que al oeste de la población actual de Mitla, se encuentra “La Fortaleza”, sitio defensivo amurallado por los zapotecas, para defender su ciudad de posibles invasiones.
*MATERIAL, LA IMPOSICIÓN DE UNA NUEVA RELIGIÓN
Cabe resaltar que se dice que en el llamado salón de las columnas, donde se aprecian seis monolitos de piedra en posición vertical, uno puede descubrir a cuánto asciende el tiempo que le queda de vida: basta con rodear con los brazos una de esa formas y contar –dedo por dedo- el espacio que queda entre mano y mano. Es un ejercicio llamativo para los niños y jóvenes, aunque ya más de pensarse para los adultos y personas mayores.
Uno de los últimos puntos de atracción que ofrece Mitla al visitante es un testimonio material de lo que representó no sólo el fin de esa cultura, sino además, de todo el mundo prehispánico, simbolizado a través de la imposición de una nueva religión: en el año de 1590 inició la construcción de la llamada Iglesia de San Pablo, que además de utilizar material de la zona para su levantamiento, quiso demostrar la supremacía de la nueva religión erigiéndose sobre las construcciones de Mitla.