En entrevista, aclara que la muestra no es un homenaje a la arquitectura por medio de la escultura, “más bien es como interpretar la arquitectura, sobre todo la del Jardín Borda en este momento. Sí quise emplear como la arquitectura emblemática de Cuernavaca, entonces los arcos son los del Museo de la Ciudad, son los mismos arcos del Centro Morelense de las Artes”.
“Fue como encontrar algo que era de aquí, de Cuernavaca y de Morelos, para utilizarlo y para hacer escultura. Un poco como evocar espacios o ciudades dentro de estos mismos espacios arquitectónicos”, declara durante la conversación.
Después de que un artista crea una pieza, señala a pregunta expresa, “siempre lo que te alimenta es cuando el espectador la ve y los comentarios que te hace”. Añade que, “en realidad cuando se activa la pieza es cuando el otro, el espectador, la ve, la potencializa y se lleva el recuerdo”.
La tarde del sábado 9 de agosto, Miguel Ángel Madrigal inauguró una muestra de su obra más reciente, en las galerías del Jardín Borda de Cuernavaca, en donde las piezas presentadas encima o dentro de blancas columnas, armonizan con esos mismos elementos arquitectónicos reales, del recinto histórico.
Es decir, las columnas auténticas de las galerías del Borda, se mezclan visualmente con las creadas por el expositor. Y cada una de ellas simboliza espacios de la ciudad o a la ciudad misma.
*BUSCAR EN LOS RECOVECOS DE CADA CASA
Admite en entrevista con Bajo el volcán, que en varios de sus trabajos hay llamados a las miradas, que invitan a asomarse y escudriñar los interiores a través de ventanas.
“Es esperar que cuando tú llegues a tu casa, llegues al edificio, no sé, incluso la misma banqueta, puedas recrear que adentro de ese espacio que tú tienes puede haber otro espacio, y que eso te motivó después de ver esta exposición. Es un poco como detonar que adentro de una arquitectura puede haber otra arquitectura. Y que tú imagines y que busques en cada uno de los recovecos de tu casa dónde podría haber estos espacios”, asegura.
-¿Y la cuestión del ser humano dónde quedaría?
-Son obras limpias, sin habitantes, es precisamente como una ciudad en tránsito, sí me interesa esa idea de la ciudad en tránsito. Es mucho lo que pasa en Cuernavaca: llegas, la transitas, la pasas y regresas, no es una ciudad como de tanta estadía; hay que ver la cantidad de población que tenemos los fines de semana o en puentes o en días festivos. Un poco con eso está jugando, por eso es que no hay como una población que se queda ahí dentro.
-¿Estarías haciendo un homenaje a esta ciudad?
-Yo soy del Distrito Federal, pero ya me hice morelense, desde hace muchos años vivo aquí, estudié aquí, soy profesor del Centro Morelense de las Artes y catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Vivo aquí y desde aquí produzco.
No es tanto como un homenaje, pero sí interpretar los espacios, es un poco como el que hace el bodegón, los que hacen naturaleza muerta, los que hacen animales y a mí sí me interesa toda esta riqueza que tiene, por ejemplo, el Jardín Borda en este momento. Hacer piezas que tengan que ver con estos espacios arquitectónicos.
*CONTINUIDAD COMO DE ESPEJO
-Hay dos peculiaridades en la exposición: la presencia del color blanco y que insertas los lugares creados dentro de grandes columnas. ¿Por qué?
-Esto de jugar con la escala es un poco como para hacerte partícipe, que tú vas caminando por todos estos pasillos, por todos estos arcos, por todos estos corredores. En el momento en que ves esos mismos arcos, eso mismos pasillos y esos mismos espacios, tú te incluyes, como dentro de una instalación.
Es un poco como jugar con la idea de las escalas, que si alguien afuera estuviera viéndote a ti transitar y tú a la vez estuvieras viendo espacios que pueden ser transitados, entonces es como una continuidad como de espejo.
La idea de blanco: la sala cuando llegué era blanca, estaba impecable, y dije vamos a aprovechar todo el potencial escultórico que tiene, es cuando ves realmente las luces, cuando ves los contrastes, cuando ves todos los volúmenes de un espacio.
-La realidad contrasta: muchos de estos espacios reales están grafiteados. Hay una especie de delincuencia en contra de esos mismos lugares, tal vez porque no hay un sentido de pertenencia.
-Exacto, pero todo parte de este principio: de una escultura o de una arquitectura blanca, ya después las intervenciones no puedes frenarlas, son como parte del cotidiano, y eso ya viene “después de”. O sea, tú planteas una idea, en tu pared, tu casa, tu portón, tu puerta, lo que tú quieras y hay alguien que lo interviene, en este caso es como empezar de cero y a ver qué pasa.
-¿Qué mensaje te gustaría que quedara en los espectadores después de ver estas piezas?
-Que encontraran estos espacios y que buscaran otros espacios en sus propias casas, que se llevaran un recuerdo de aquí y que lo recrearan en otro lugar
*UNA CIUDAD EN CADA COLUMNA
Uno de los trabajos finales con que cierra el recorrido por la exhibición, presenta más de un centenar de diminutas columnas, a lo que su autor comenta: “Es jugar con la escala, ya que pasaste por estas 12 o 13 columnas, en el momento en que llegas a esta pieza que es la mayor, es como otra vez potencializar. Si tú viste columnas que tienen ciudades adentro, el hecho de que tú encuentres 120 o 140 columnas posibilita que en cada una de esas columnas haya una ciudad”.
-¿Cómo un simbolismo?
-Exacto. Pasas del macro al micro, pero ese micro a su vez es mayor en número.