Vaya que Luis Zapata se mantiene firme como fiel admirador de la cantante y actriz Angélica María, en el devenir del tiempo: lleva más de 50 años como su seguidor.
Apenas tenía once años de edad –la artista rondaba los 18 al grabar su primer LP o disco de larga duración-, cuando quedó realmente encantado con la presencia y la voz de “La Novia de México”.
Fue tanto el entusiasmo que se le despertó, que a esa corta edad se animó a escribirle cartas, que eran respondidas con prontitud por la celebridad… o por sus asistentes, como confiesa entre risas el narrador.
De manera reciente, el escritor grabó un documental, Angélica María frente al mar, que ya puede consultarse en youtube, anuncia.
Al principio de ese trabajo se aprecia que la admiración rindió frutos al convertirse en amistad. Una doble actitud amorosa de Angélica María hacia Zapata lo demuestra: por un lado, al recibirlo en su casa, le hace decir en voz alta: “Prometo dejar el pinche cigarro”; y por otro, cuando lo abraza con afecto, le dice: “tan bonito…” y le pasa la mano por el cabello.
No es todo. Luis Zapata asegura que de manera reciente descubrió su vocación de cantante. Durante el coctel que se realizó para festejar la aparición de la novela Escena y farsa es la vida, publicada por La Ratona Cartonera y presentada en Cuernavaca el miércoles 27 de agosto, el autor interpretó varias melodías que fueron festejadas. Una de ellas, claro, fue un éxito en la voz de su admirada intérprete: El hombre de mi vida.
Dicen los que fueron a ese festejo privado, que en Zapata se cumple aquello de que “no canta mal las rancheras”.
Esa misma admiración por Angélica María, anuncia como primicia el autor de El vampiro de la colonia Roma, lo llevará a volver a editar una de sus obras literarias inconseguibles en este tiempo, La hermana secreta de Angélica María. “Voy a ser editor ahora”, afirma.
Sin embargo, Luis Zapata realmente se sorprende cuando, en entrevista, se le revela que es precisamente ese relato el que, en este 2014, llega a sus 25 años.
-¿Cuál es mi otra novela que cumple años?, ¿cuál?
-Se cumple un cuarto de siglo de La hermana secreta de Angélica María.
-Ay, no me digas. Deberían de hacer un festejo y que inviten a Angélica también. Le voy a decir a los de El Museo del Estanquillo.
-¿Cómo surgió esta novela?
-Yo pensé en escribirla antes de que conociera a Angélica María, como dos o tres años antes. Se iba a llamar La hermana gemela de Angélica María. ¿Sí conoces la novela?
-No, no la he leído porque no la he conseguido.
-Ni la vas a conseguir… hasta ahora que la voy a volver a publicar y te la voy a dar.
-¿Pronto?
-Pues yo sí quisiera, porque voy a ser editor ahora.
-Es una buena oportunidad con estos 25 años de su aparición.
-No, no sabía, fíjate. No había hecho cuentas, pero es muy significativo 25 años, más importante que los 35 de El vampiro de la Colonia Roma.
*YO CONSULTABA AL I CHING, HASTA PARA SALIR A LA CALLE
Durante la conversación, Zapata señala que el título original de esa obra iba a ser La hermana gemela de Angélica María, y que el protagonista iba a ser un travesti que salía como Angélica María en los shows, aunque finalmente en la novela decidió que fuera un hermafrodita.
Añade que la razón del primer título era porque quería jugar con esa idea, “pero no decirle hermana gemela, porque implicaría que nacieron el mismo año y yo quería que el personaje fuera un poquito menor que Angélica, como yo”.
Como casi es hora para ir al coctel que se hará en su honor, Luis Zapata pide a sus amigas que lo acompañan: “tráete los coches, ¿y mi mochilita?, ¿y mi suéter?, para después retomar la charla con una pregunta: ¿Qué te estaba diciendo?
“Ah, sí, quería que el personaje de la novela fuera de la misma edad que tengo yo, bueno un poquito más joven, siete años digamos. El personaje es mi contemporáneo. Dije, mejor le pongo La hermana secreta de Angélica María, y yo creo que comencé a escribir como 40 cuartillas y luego vino la depresión, de esas que yo creía que no servían para nada”.
Después de un año, al salir de esa situación, recuerda Zapata, decidió retomar su trabajo. “En esa época, yo consultaba al I Ching, hasta para salir a la calle, entonces como que fue mi guía en esa novela. No sólo así con los consejos sino como con rollos de la estructura, porque me puse a leer mucho sobre el I Ching y me sirvió como para ver cosas, temas, estructuras, porque tiene una estructura muy compleja, que resulta que es muy sencilla. No te adelanto, pero como que todo se resuelve de una manera tal que te hace ver que no hay ninguna complejidad en la estructura, finalmente”.
Después, prosigue en su relato, conoció a Angélica María en persona, “pero eso te lo dejo para otra entrevista, porque de eso puedo hablar durante 40 horas seguidas. Nos hicimos muy amigos desde el primer día que nos vimos, como que se dio una corriente padre de simpatía y de complicidad y de trabajo, yo hice muchas cosas con la mamá de Angélica, con Angélica Ortiz”.
*JULISSA NO HA DE HABER TENIDO SECRETARIA
-No te voy a preguntar sobre esa primera ocasión pero, ¿qué fue lo que te fascinó o te fascina de ella?
-Mira, yo fui su fan desde niño. Me encantaba desde que empezó a cantar ella, yo tenía como doce años, o menos, creo que ella empezó en 1962. Entonces me encantó mucho y le empecé a escribir cartas, que me contestaba, siempre con una firma diferente. Era su secretaria. Bueno, pero no todo el mundo tiene el gesto, porque le escribí a Julissa y nunca me contestó, ni su secretaria. No ha de haber tenido secretaria, ¿verdad?
Angélica era muy atenta con sus fans. Les contestaba, les mandaba fotos, algunas sí las firmaba ella, estaban hechas a máquina, y ella nada más ponía su firma. Entonces me gustaba mucho de niño, veía todas sus películas, veía sus presentaciones, le escribía y llegué a verla personalmente en privado, en los camerinos.
-¿No era por su voz o por una canción en especial?
-Era su voz, todas sus canciones, su presencia. Yo estaba enamorado de Angélica como todos los mexicanos, de esa época y de ahora, añadiría yo.
*ACABO DE DESCUBRIR MI VOCACIÓN DE CANTANTE
-¿Y había una canción en lo particular con la que te identificabas?
-No, ahora sí hay.
-¿Cuál?
-Es que me gustan todas. Pero “El hombre de mi vida”, por ejemplo. Es la que canto mucho ahora que soy cantante.
-¿Eres cantante ahora?
-Acabo de descubrir esa vocación.
-¿Es tuya?
-No, yo tengo una canción que canta Angélica María. Es una canción que escribí, la letra nada más, para una comedia musical que se llama Una estrella.
Ese mismo día que conocí a Angélica conocía a la mamá, me dijo: ‘oye, quiero que me eches una mano, porque voy a montar una comedia musical con Angélica y me están escribiendo las letras, pero como que les falta y a ver cómo las ves, ¿me ayudas a pulirlas?”.
Sí le ayudé con varias de ahí, pero nomás me dieron ese crédito porque las otras ya tenían su autor, que era… el papá de Claudio Isaac… ¡Alberto Isaac! Estaban muy ingeniosas, muy chistosas algunas, pero ésta que yo escribí la letra se llama Soledad.
La historia se desarrolla a través de varias décadas, de una actriz que empieza como a los 40, que hace Angélica, obviamente. Al final sale como de viejita, desde ahí se va hasta los 40, que canta canciones como swing yo creo, las que eran de la época y así se va adecuando a cada época.
La que yo hice es como en tonito de balada, como las que cantaba Angélica en esa época, en los 70. Me quedó muy padre la canción, la obra también era muy padre y el disco también. Si te interesa te lo quemo. No pero si te lo quemo cómo lo vas a oír, ¿verdad?