La Dirección de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) lo recordó en su página de Facebook -con una fotografía de quien fuera responsable del Taller de Letras durante 25 años-, al dar a conocer la funesta noticia.
Luis Francisco Acosta publicó en Bajo el volcán, durante varios años, no sólo muchas de sus creaciones poéticas sino, además, algunas de las surgidas en el taller que impartía en el, entonces, Centro Cultural Universitario. Vuelvo a leer esos textos en páginas amarillentas de hace 18 años.
En la edición del 4 de octubre de 1998, el autor públicó Bosquejo del olvido, de su libro Anacrusis:
Una línea sinuosa
largamente acariciada
tortuosamente viuda
de sudor y tacto
te denuncia
todavía:
eres circunferencia hueca
viciosa sucesión de puntos
girando sobre tus gastados litorales
frontera indiferente
en las arenas movedizas
de mi memoria
rosario de neuronas marchitas
ni siquiera brasas en la abolición
de los linderos más bajos
de mi vientre
no te culpo mujer
te dejo caer
en tu concepto más elemental
y tu más insípida desnudez
eres una línea
rasgón en el aire
de uña grafitada
silueta vacía
De un año antes, el 24 de Agosto de 1997, selecciono otro poema: Tocan al olvido.
Sin el tañido
de tus voces
en la cúpula
de la noche sexual
el Angelus
del alba
solo clama
para absolver
los residuos
de la ternura.
Las estrellas
moribundas
que fulguraron
en tu cuerpo
reciben
extremaunción.
Llaman a misa
de nostalgias
matutinas.
Uno de los proyectos que no pude concretar durante el año 2014, fue el de volver a entrevistar al escritor, ahora con motivo del cuarto de siglo que cumplía su Taller de Letras.
Hace tiempo leí en uno de nuestros suplementos -del primero de agosto de 1999-, una añeja nota donde se anunciaba el décimo aniversario del proyecto literario encabezado por Acosta.
En la información de Bajo el volcán se puntualizaba que el taller inició sus sesiones en octubre de 1988 y que se desarrollaba, durante dos horas, los sábados.
El 2014 terminó sin poder hablarle por teléfono, a fin de acordar una cita para poder charlar sobre el tema, aunque sí alcancé a proponérselo, con mucha anticipación, en el año 2011, durante la última entrevista periodística que sostuve con él y con la que queremos recordarlo, a manera de homenaje.
Por coincidencias de la vida, Luis Francisco Acosta falleció, exactamente, seis meses después de la lectura homenaje que se realizó en el auditorio del CCU, con motivo de su jubilación, por parte de sus alumnos y ex alumnus.
Una nota publicada hace cinco años, por parte del Conaculta, con motivo de la publicación de su libro Alucinar para vivir, lo definió como “un erotizador de la poesía”.
“No se hubiese encontrado título más apropiado para este poemario –dice la información del Consejo-, pues, en él, Francisco Acosta demuestra con gran maestría el alucín del verso en cada uno de sus poemas, pues vive en ellos, los destroza y los erotiza. Acosta, se muestra como un erotizador de la palabra.
“En palabras de Luis Tamayo: ‘Es poesía muy peculiar la de Luis Francisco Acosta. Su Alucinar para vivir presenta una amplia serie de poemas donde palpita un elemento vital del que no se habla mucho en sociedad pero que se disfruta mucho en la intimidad: la vida sexual. Su manera de tratar el tema, a pesar de ser en ocasiones muy explicita, nunca es morbosa u ofensiva. Actos, órganos y experiencias desfilan entre sus poemas expresando poéticamente lo indecible de otra forma. La “pequeña muerte” no deja de nombrarse de las más diversas maneras, recordando y recordándonos tan maravillosa e insólita experiencia’”
Asimismo, apuntaba a manera de nota biográfica: Luis Francisco Acosta. Escritor y periodista, es egresado del Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Ha trabajado en la docencia y el servicio publico, y colaborado en la revista Siempre! Y en los periódicos Excélsior, La Jornada, en la coordinación de suplementos culturales de El Día, El Universal y El Nacional. Obtuvo el Premio Nacional de Cuento de Humor Negro (Instituto Michoacano de Cultura/CONACULTA).
*LA ÚLTIMA ENTREVISTA
En un fragmento del poema Pacto de sí agresión, su autor, Luis Francisco Acosta utiliza el lenguaje para advertir lo inevitable en un encuentro íntimo: No hay armisticio posible/ entre tu cuerpo y el mío/ te declaro la guerra/ cuando tú ya me agredes/ con tu desnudez.
En tanto en la segunda estrofa de Mística nupcial, las metáforassugieren la afirmación por el placer de la carne: Olvidar que somos/ agua y arcilla/ fundamentales/ animarnos uno al otro/ con la respiración/ en llamas/ desgajarte con la mordida/ disimulada de un beso/ despojarte de cuantas uvas/ encarnen con el rubor/ de tu erotismo/ todo tiene que ocurrir/ al desposarte/ en la vendimia fervorosa/ de la madrugada.
Estas dos muestras forman parte del poemario de 20 textos titulado Alucinar para vivir. La vida sexual es el tema sobre el que el autor desarrolla su escritura con una madurez poética brillando en todo el texto.
-Con sus poemas parece que se borra la línea que hace frontera -o a veces amuralla- el espacio de lo íntimo de la vida sexual y permite al público asomarse a ese ámbito a través de las palabras, ¿de dónde nace la necesidad de escribir sobre este tema?
-El erotismo, todo lo que está implicado en él, todo el sustento que es la sexualidad, está en la base, en la esencia de todo ser humano. Cuando un ser humano tiene la sensibilidad, las estructuras mentales, la experiencia vital para hacer arte pues necesariamente lo tiene que proyectar.
Ayer encontré en mi casa la antología de Enrique Jaramillo Levi -Antología de la poesía erótica mexicana-, es una antología de dos volúmenes donde los autores mexicanos que han abordado el erotismo son todos, inclusive los místicos contemporáneos, como Gaspar Aguilera Díaz. Es un poeta michoacano que trabaja en la Secretaría de Cultura de Morelia. Aborda lo mismo el poema místico, religioso y la poesía erótica.
De alguna manera la vida ha sido muy benigna conmigo, he tenido todo género de experiencias y después lo culminé con un matrimonio, una relación amorosa con una persona que la mitad de mi vida ha sido la fuente, la motivación de todo mi trabajo.
El título del libro tiene un poco de Georges Bataille, él fue el que me sugirió la idea que el erotismo -no lo dice en esos términos- es alucinación. De ahí el título del poemario.
Esto de alguna manera lo tenía en la mente, estaba concebido desde hace unos 15 años y algunos poemas sí son muy recientes.
De alguna manera los poemas evolucionaron, porque los poemas eróticos que se escribían entonces era con un lenguaje mucho más fuerte, abordaba las situaciones muy directas pero después, sobre todo a partir de un maestro que he tenido toda la vida presente, me impregnó con su lenguaje.
Y también al cabo de un itinerario muy extenso de poesía -comienza uno a leer poesía cuando está en esto desde la secundaria-, con todos los autores que se empiezan a leer y a conocer. El que más me influenció, sin duda, fue Marco Antonio Montes de Oca; entonces me di cuenta que se podía abordar cualquier tema, el más descarnado, el más escueto, con un lenguaje muy trabajado, depurado y no necesariamente denso o anquilosado.
Esto para mí sí fue un hallazgo y una experiencia bellísima, sobre todo cuando el erotismo está siempre colindando con el amor, con eros; y creo que también tiene relación con todas las formas de amor. Entonces surgió este poemario.
-Hay versos que van de la sutileza a la intensidad en cuanto a lo que dicen, de lo sugerente a lo explícito, de lo terrenal a lo celestial, ¿hay sexo con el lenguaje?
-Bueno sí, el lenguaje es un instrumento de la sexualidad, del ejercicio sexual, del ejercicio erótico, muy importante en el acto sexual. En el coito, si uno maneja el lenguaje, hay más estímulo, más exaltación, por supuesto, y claro que también ahí se ve desde lo más elevado hasta lo más abyecto inclusive.
Siempre me recuerda esto a Nietzche, dice: “Sólo el águila que es capaz de ceder a los más bajos, a los más profundos abismos, es capaz de elevarse a las más sublimes alturas”, no lo dice en esos términos pero está en (Así habló) Zaratustra, en Aurora (Reflexiones sobre los prejuicios morales), el libro que escribió para su hermana.
-¿Es placentero escribir poemas de este tema sabiendo que otros lo leerán?, ¿cree que hay exhibicionismo en el fondo, al mismo tiempo que nos exalta a sus lectores, nuestra imaginación voyeurista?
-Yo creo que toda la gama se puede dar. En mi caso y en esta época para nada. No es desde luego la motivación. Yo escribí los poemas porque me surgían, porque estoy enamorado. Conozco gente, autores mexicanos contemporáneos, que escriben con toda la legitimidad -y se puede escribir y todo eso-, pero también tienen un poco la idea de escandalizar, de provocar. Al final de cuentas no es más que una actitud de protesta ante el estado de cosas en la sociedad.
Todavía hay algunos atavismos -cada vez menos-, que han arruinado por fortuna los jóvenes contemporáneos: se han ocupado de acabar con todos los atavismos y también con muchos valores. Es como el lenguaje mismo, cuando parece que está en decadencia en realidad está creciendo.
Creo que aquí lo que importa es lo que resulta, la obra de arte y también cada lector lo va a recibir de manera diferente.
-Puede profundizar más sobre esto: en sus textos aparece la lascivia y la ternura, incluso con esas dos palabras se cierra su libro, ¿se humaniza y se diviniza el sexo al mismo tiempo?
-No se humaniza, es en sí intrínsicamente, profundamente humano y también lo otro, nada más que lo otro se nos escapa a veces, no tenemos la lucidez, la actitud para percibirlo.
Y también creo que en la alucinación -inclusive la alucinación inducida-, en algún momento se tienen visiones de carácter místico, religioso en el sentido más extenso.
Y para mí sí se da colindante la lascivia y la ternura, nos ocurre a todos, en el momento en que ya viene la culminación se siente a gusto y una gran ternura, paz y todo esto hacia el compañero, la compañera.
*TIENE LA DINÁMICA DE “ANACRUCIS”
En su poemario Alucinar para vivir, el maestro Luis Francisco Acosta no sólo escribe y describe sobre el placer que causa el encuentro de los cuerpos, sino además, en oposición, sus dos primeros textos tratan acerca de la nostalgia y el dolor, por lo que se le cuestiona si así es el amor.
“También es esto, sobre todo en las primeras etapas, en los primeros estadios, en las primeras experiencias -responde el poeta- y se acaba el mundo cuando se acaba la relación, cuado se acaba el amor, las intimidad y todo eso. Este libro también tiene la misma dinámica de otro libro mío que me gusta mucho, se llama Anacrucis.
“Se llama Anacrucis, tiempo de caída. Este libro tiene un poco la misma dinámica: comienza con un resquebrajamiento emocional, afectivo -todo lo que implica ese dolor-, pero luego empieza a ascender, y es ascender hacia un estado más eufórico, más vital, de mayor horizonte. Y culmina en un poema que me gusta mucho, no es de los mejores pero sí me gusta mucho, que es Alucinar para vivir.”
-Noto que en este libro hay una madurez poética brillando en todo el texto, se despierta el asombro con las figuras literarias bien logradas que usted consigue, ¿es el tema, el oficio o el tiempo el que la consigue?
-Es la conjunción de todos estos factores, siempre les digo a los compañeros del taller de la universidad que coordino, que “más escribe el diablo por viejo que por diablo”, y esto se da así. Gracias por la apreciación.
-Esa madurez en su escritura dibuja pinceladas con maestría cuando incorpora a los demás sentidos en la lectura de los poemas. Relaciona el tema de la sexualidad con los aromas frutales y de sándalo que traspiran por el texto o los sabores de la manzana, de las uvas y de las burbujas de espuma rosada.
-Inclusive los poetas que escriben erotismo no suelen llegar a eso, a menos que sea una manera muy directa, pero no, es una alusión al cunnilingus, al beso genital, también hay otro poema donde hablo del fellatio, es parte de la relación amorosa y de la relación hombre-mujer.
Y finalmente viene la procreación, ni más ni menos. El milagro que hay en la procreación, el nacimiento de un ser humano, aunque sea de la manera más inconsciente y más circunstancial y eventual, siempre se da ese milagro. El hecho en sí es alucinación.
-La música también aparece como una presencia poética.
-Ocurre esto: en preparatoria yo ya estaba muy involucrado en la música. Toda la vida siempre ha estado colateral a toda mi experiencia estética, a toda mi experiencia artística, a toda mi reflexión estética. Todo lo que es la música, todos los autores. Desde los prebarrocos y luego ya descubrí músicas de otras manifestaciones étnicas, de otros países. Entonces siempre ha estado colateral la música a toda mi creación.
-¿Y como elemento dentro de los poemas?
-Está presente en toda mi obra, en la prosa también, en la narrativa.
-¿Nacen su poemas de la “promiscuidad infinita del espíritu”, cita que tomo de su texto Perigeo?
-Esto se da en la relación marital, en un momento dado tiene uno una promiscuidad y una colindancia, la tenue frontera de la piel con la compañera; inclusive aunque sea una relación no permanente, que sea pasajera, siente, vía el sexo, vía el erotismo, vía el amor. Se rompen todas las barreras.
Ahora, hay esto, no estamos conscientes -porque no nos educaron para esto- de lo mucho que se da y lo mucho que se toma en la relación amorosa, en el sexo. De alguna manera sí se lo planteé a mis hijos. En ese poema hablo “de nuestra sangre/ tres veces desparramada”, eso fue cuando tenía yo tres hijos y esta es la relación con mi esposa. “Perigeo”, se lo hice directamente a mi esposa.
-Para escribir así se desnuda como poeta, ¿se requieren agallas para leerlo públicamente?
-No, claro que no, por una parte a cada autor le es entrañable en su obra y uno, sobretodo cuando ya tiene muchos años en esto, una larga experiencia, sobretodo experiencia vital, le es muy natural.
Nos hemos presentado en varias partes, en varios foros y la obra es como muy natural. Es muy agradable estar compartiendo con personas, con los lectores que se acercan para oír la obra, comentarla, intercambiar opiniones, que tienen interés por saber cuál fue la génesis, la gestación de cada uno de esos poemas y con mucho gusto lo hacemos.