“El arte necesita ayudar al ser humano a vivir mejor, independientemente de que la obra sea fuerte, o la temática que elija sea trágica, porque se guía por un camino que nos llega a todos, que es la belleza”.
“Tampoco mi obra es un banquete de todos los demás pintores, un Penagos no sale de la copia de partes de todos”, responde el joven creador Alberto Penagos, al cuestionarle qué le diría al espectador que acude a contemplar las piezas de su primera exposición individual, respecto a lo que es realmente propuesta suya, independientemente de las diversas influencias que ha tenido por parte de otros artistas.
“Sí creo que hay un uso del color muy particular, aunque, por ejemplo, los claroscuros puedan remitir a Caravaggio. El empleo del color, la emulsión de las veladuras, la elección de los personajes y cómo se va recreando la idea, ceo que es un proceso muy particular”, refiere como elementos de su propuesta particular.
Admite, a pregunta expresa, que las figuraciones y las atmósferas de sus cuadros recuerdan mucho la obra de Cauduro, y por lo tanto que hay esa influencia en su obra.
“Y no nada más de él –agrega en entrevista previa a la inauguración- sino la de muchos; es muy importante tener influencias de diferentes personas porque ayudan a la formación plástica de uno, pero hay que tener cuidado también en no ser ‘copia de’, siempre con tu búsqueda propia, con tu generación de ideas propias, tu manejo de conceptos propios y todo eso”.
La pieza que recibe a los espectadores, en las salas del Museo de la Ciudad de Cuernavaca, que alberga la muestra Violence against women, se titula “Tzompantli a Juárez”, en donde en lugar del muro de cráneos prehispánico, aparece ensartada por tubos, una docena de retratos de mujeres desaparecidas, y en el piso arenoso que complementa la pieza, sobresalen veladoras encendidas y partes de desgastados zapatos femeninos.
Tanto la imagen del tzompantli como el soporte de la instalación –una gran estructura de metal oxidado-, son elementos recurrentes dentro de la obra de Rafael Cauduro, por ejemplo.
Alberto Penagos acepta que hay ocasiones en donde ocupa material que ha utilizado otro artista o pinta como ya lo hizo otro, “porque a veces pasa” y ahí a lo mejor, dice, “puede resultar eso que decías de la influencia con Cauduro y todo este tipo de cosas, pero también hay influencia de Velázquez, de Goya, de pintores clásicos, de Helnwein que es un pintor austriaco-irlandés y yo creo que de varios más”.
“Narciso”, aparece en la portada del catálogo diseñado para la muestra, a cargo de la Galería de Lourdes Sosa.(Fotografía: José Antonio Gaspar).
*TRASCENDER Y AYUDAR AL OTRO A MEJORAR
-Eres un artista muy joven, ¿hacia dónde perfilas el camino que sigues dentro de las artes plásticas?
-A lo mejor es un poco pretencioso hablar de eso, pero obviamente me interesaría mucho que mi obra trascendiera, que pudiese llegar a otras latitudes, que la gente la viera y que perdurara. A lo mejor no es el punto fundamental que piensa un artista, pero sí es una cuestión muy importante, que la obra trascienda.
Por otro lado, el arte necesita ayudar al ser humano a vivir mejor, independientemente de que la obra sea fuerte, o la temática que elija sea trágica, porque se guía por un camino que nos llega a todos, que es la belleza, entra directamente al proceso cognitivo,.
Entonces ésa es otra, ayudar a ser mejores personas a los demás; yo creo que son esas dos: trascender y ayudar a ser mejor persona al otro.
*DESDE AHÍ, EMPECÉ A ABRIR MÁS LOS OJOS
-¿Cómo surgió la iniciativa para pintar lo que expones en Violence against women?
-La iniciativa surge de dos situaciones: la primera es que a mí, particularmente, me indigna mucho esta situación, me provoca; creo que es uno de los actos más atroces del ser humano y que ha llevado a consecuencias brutales, tanto en el país como en otras naciones, porque no es una situación particular de México.
Por otro lado, del año 2007 al 2009, tuve la fortuna de trabajar con el maestro Rafael Cauduro, en unos murales para la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Era un tema social y desde ahí empecé a abrir más los ojos y me dije: por qué no llevar el arte hacia una temática social, no necesariamente con la finalidad de denunciar algo o de generar una protesta absoluta en contra de algo, del sistema o de alguien en particular, si no con la finalidad de, como en este caso de la serie, intentar crear conciencia a partir de otra vía que es la artística o la cultura, la educación, porque yo estoy convencido que ayudan a la reivindicación del ser humano.
Alberto Penagos con una de las modelos de sus cuadros. (Fotografía: José Antonio Gaspar).*NO SE TRATA DE COMPETIR CON LA FOTOGRAFÍA
-El hiperrealismo de las piezas, ¿no te pone a competir con la fotografía, que también recrea esa misma realidad?
-Yo creo que no. Sí parto de fotografías, sí procuro ser lo más fiel, no a la fotografía sino a la realidad, pero hay un proceso, desde que se elige a los personajes, después la toma de fotos, es algo muy creativo.
Desde ahí ya empieza, es como la primera parte del proceso pictórico: crear la idea, formularla, recrear al personaje, porque en algunos casos hay que maquillarlos y crear toda la situación, después ya es el trabajo pictórico.
Entonces, yo más bien lo veo no como competir con la fotografía, sino como que es un auxiliar bastante importante, no nada más para mi trabajo sino para el de muchos.
-Por último, ¿tendrías alguna definición para tu trabajo?, ¿cómo definirías tu pintura?
-Creo que yo soy un pintor realista, sin más. O sea, esos adjetivos de “hiper” o “supra” no los entiendo muy bien. Soy realista tanto en técnica como porque ahorita estoy manejando una temática que también es real.
En la exposición, Alberto Penagos presenta, entre otros, los títulos –óleos y mixtas-: “Sueños marchitos”, “Denuncia”, “No más”, “La vara de la justicia”, “La doliente”, “El rito de Perséfone” y “Narciso”, que aparece en la portada del catálogo diseñado para la muestra, a cargo de la Galería de Lourdes Sosa
La pieza que recibe a los espectadores, en las salas del Museo de la Ciudad de Cuernavaca que alberga la muestra Violence against women, se titula “Tzompantli a Juárez”. (Fotografía: José Antonio Gaspar).