“Somos muy claros: no hay real concepto”, dicen y cada uno explica por qué.
“Tú al jugar como un niño, no piensas en ningún desafío político, social o todo ese tipo de temas que muchos artistas, afortunada o desgraciadamente, aprovechan para poder expresar un sentimiento en especial”, argumenta Lukini.
“Creo que el experimento que Francisco y yo hicimos fue sin ninguna tendencia sobre un concepto que queramos decirle a alguien sobre algo en específico. Y fue más: atrévanse a disfrutar y solamente ser curiosos, a jugar”, añade.
Y a descontaminar el arte, complementa Urquiza, “y regresarlo a tratar, desde este sentimiento básico, como bien dice Marco, de perderse en lo que se está haciendo, de perderse en el juego entre la pieza y el que lo hace y olvidarse en la pieza”.
“Y no necesariamente tener un concepto que contamine esta pureza e inocencia que tiene uno cuando está jugando, simplemente”, subraya.
-¿A qué más se puede atribuir esa contaminación del arte?
-Lo podría atribuir al consumismo, a muchas cosas, no estoy diciendo que estoy en contra de muchas cosas, pero sí en este caso particular estamos jugando.
-¿Al propio mercado del arte?
-Al propio mercado del arte también.
-Pero de algo tienen que vivir los artistas.
-Sí, pero no quiere decir que un buen trabajo no sea vendible.
La noche de pasado viernes 24 de abril, los dos jóvenes creadores inauguraron, en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca (MuCiC), una muestra integrada por 21 piezas, elaboradas en diferentes técnicas y materiales.
La exhibición presenta trabajos en escultura, tallado de espumas, técnicas en acabados con pinturas acrílicas con resanadores, mix media –corresponden a todas las piezas gráficas de los olmecas-, y piezas de resinas, madera y barro. Estará abierta al público hasta el próximo 24 de mayo.
*PRETEXTOS PARA DESCUBRIRNOS COMO ARTISTAS
En entrevista con Bajo el volcán, cuentan que para poder llegar a los resultados que exhiben, empezaron a tener pláticas entre ellos en junio de 2014 y poco después dieron inicio a los primeros ensayos.
Posteriormente, Lukini se fui a vivir con su amigo a Querétaro, donde trabajaron arduamente desde principios de enero de este año hasta hace unas cuatro semanas, “fue día y noche, de lunes a domingo, pensando y trabajando juntos y elaborando todas estas piezas”.
“Es una exposición al alimón, en la cual estamos explorando diversos materiales y técnicas para poder transmitir estas emociones que tenemos, esta sed de conocimiento por cómo se comportan los materiales y también tratar de llegar a causar una emoción en los espectadores”, define Francisco Urquiza.
Somos muy grandes amigos, destaca Lukini y para poder crear la obra, “vivimos juntos en un lugar muy alejado, trabajando juntos y descubriendo nuevas formas de expresión, eso realmente fue lo que ocurrió. Todo esto no es más que la evidencia de vivir de dos artistas, con diferentes disciplinas, enseñándole el uno al otro y compartiendo técnicas”.
Lo más importante que ver en esta exposición, enfatiza, es que “el contenido es el vehículo de nuestra exploración como artistas. Nosotros al escoger tantos diferentes contenidos, lo que demostramos es mucho más una intuición por el juego y por la curiosidad, del cómo trabajamos Francisco y yo. Los contenidos son vehículos que utilizamos como pretextos para descubrirnos como artistas”.
La búsqueda tiene que ser la diversión, el juego y el crecimiento, señala Francisco Urquiza, “sin importar si en toda una sala, aunque sea la misma exposición, no necesariamente tienen que ser ni las mismas técnicas ni solamente gráfico. Nos gustaría que más artistas disfrutaran y se atrevieran a no sólo hacer un tipo de técnica sino que incursionaran en distinto campos”, propone.
*EL PÚBLICO SE IMPRESIONA
-Ustedes han tenido una retroalimentación, no solamente entre artistas que son: también con el público que observa su obra, ¿que han percibido?
-Lo que más hemos recibido ha sido que las personas se impresionan al ver la obra: por el tamaño, porque está suspendida, a veces también por el hecho de que están viendo lo que se piensa que son fotografías.
En ese sentido, Marco Lukini explica que la mix media, “es mezcla de programas en 3D, es esculpir digitalmente y después es llevarlo al mundo análogo, detallarlo a mano, y regresarlo al mundo digital, para después lograr una impresión que se logra ver como una fotografía en cera”.
Precisamente el nombre de esta exposición es Detrás de mis ojos cerrados. Experimento Uno, dice Urquiza, “nace del hecho de poder en nuestra imaginación y en nuestras tendencias como artistas, tratar de plasmarlo y lograr una emoción en el público”.
Como ejemplo de su colaboración, continúa, “el trabajo con las piezas de los olmecas fue como regresar en el tiempo y poder tomar una fotografía con un flash muy intenso, a estos personajes que salieron directamente de la cabeza de Marco, que estuvimos trabajando a detalle y que logró acabar para presentarlos. Lo más importante es eso: Detrás de mis ojos cerrados es poder experimentar con lo que se tiene en la cabeza y poderlo plasmar”.
Materia-estudio, cabe reiterar finalmente, es el conjunto formado por Marco Lukini y Francisco Urquiza y lo que demuestra esta exposición “no es más que una semblanza entre sus técnicas y conocimientos y mis técnicas y conocimientos compartidos. Y esperamos que podamos seguir adelante por respeto, cariño y admiración”, coincide el par de artistas.