En el acto participaron Miguel Ángel Muñoz, León García Soler, Paola Castillo y Bernardo Ruiz.
“A mí lo que me preocupa no es la herencia de Gutierre Tibón, me preocupa el repudio de su herencia”, señaló el periodista Rafael Cardona durante la presentación en Cuernavaca de un par de obras del sabio italiano.
Añadió, en tono crítico: “¿Por qué tenemos hoy los peores medios de información que ha tenido este país en toda su historia?, ¿por qué la cultura se fue de los medios de información?”.
Franco en su exposición, agregó –aunque sonara a herejía, reconoció-: “¡A mí la cultura me vale madres!, lo que me importa mucho es la inteligencia. Y si la cultura es el producto de la inteligencia, quiere decir que lo que se fue de los medios de México, es la inteligencia”.
Al cuestionar el empleo que socialmente se le ha dado a los avances tecnológicos más recientes, puntualizó que, hoy en día, “la cultura del escándalo y la denuncia ha sustituido a la tradición mexicana de la inteligencia creadora”.
“¿Dónde está la creación mexicana contemporánea reflejada en los medios?”, prosiguió, “por desgracia, hemos convertido el afán del enciclopedismo, del renacentismo, ¡en los 140 caracteres del pinche twitter! ¿No nos damos cuenta de que vamos rumbo a las cavernas electrónicas? ¿No nos damos cuenta de que hemos perdido la capacidad de pensar, de reflexionar, de analizar con profundidad y de construir, a partir de los análisis de una realidad que gozamos en no comprender? “, alertó.
Puso un ejemplo para sus reflexiones: “¿Para qué queremos toda la tecnología desplegada adentro de un iphone?, si todo lo que sabemos hacer es tomarle la foto a un plato de chilaquiles para enviárselo a una prima.
Pues quedémonos sin tecnología, si la queremos solamente para eso”.
Explicó que “con las antiguas herramientas, sin la pila, sin la internet, sin nada de todo esto, el hombre construyó al hombre contemporáneo. ¿Y después? ¿Qué hombre está construyendo el hombre contemporáneo?”, cuestionó el invitado.
Al mediodía del pasado sábado 11 de abril, fueron presentados los libros Pinotepa Nacional. Mixtecos, negros y triques, de Gutierre Tibón y Gog y Magog. Aventuras lingüísticas. Gutierre Tibón, antología de Miguel Ángel Muñoz, editados por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En las presentaciones literarias, en la sala Manuel M. Ponce del Jardín Borda de Cuernavaca, participaron además, con sus comentarios y reflexiones: Paola Castillo, coeditora de los textos; León García Soler, director de La Jornada Morelos; y Miguel Ángel Muñoz, moderados por Bernardo Ruíz, director de Publicaciones y Promoción Editorial de la UAM.
*CONSTRUCTOR DE UNA ENORME CATEDRAL
Al inicio de su intervención, Cardona sostuvo que “medio siglo de vivir en México no le sirvieron a Gutierre Tibón más que para construir una enorme catedral de asuntos mexicanos”, con temas de lingüística, historia y antropología, “pero no le sirvieron para hablar el mexicano correctamente” señaló con humor.
A pesar de su enorme erudición, de su cultura inabarcable y de su condición de excéntrico, destacó, “no giraba en torno del culto de ninguna capilla, de las muchas capillas de la cultura mexicana que descansaban en Paz”, expresó en referencia irónica al único premio Nobel de Literatura mexicano.
Comentó que, en su momento, una vez que Alfonso Reyes murió, Octavio Paz “fue construyendo, paso a paso, un trono en el que se sentó y no dejó que nadie, ni siquiera después de muerto, se volviera a sentar en ese trono, quizás porque ahora ya no hay nadie que se lo merezca, pero Gutierre no necesito un trono”, subrayó.
Consideró como una “maravilla” que los textos recopilados del columnista italiano, aparecidos durante cuatro décadas en Excelsior, “no tienen una sola línea de desperdicio”, en contraposición a lo que los periodista de antaño llamaban “el maquinazo”.
Al abundar sobre el ambiente de aquellos años, dijo: “Yo tuve en Excelsior la oportunidad de hablar con gente que construyó este país, que lo construyó en la parte que le tocaba construir” y refirió que “podíamos hablar, siendo reporteros, con José Alvarado; podíamos irnos a beber o a la plaza de toros con Renato Leduc; tuve la suerte de conocer a Gutierre; de trabajar y hacer un suplemento cultural con Fernando Benítez”, por lo que preguntó al final: “¿Y hoy a dónde voltean los jóvenes que quieren llegar a los medios?”.
*EXTRAÑO LA INTELIGENCIA QUE VIVIÓ EN CUERNAVACA
En esa línea de gratitud por haber conocido a los grandes referentes de la cultura mexicana, en su turno Miguel Ángel Muñoz dijo extrañar la inteligencia en Morelos representada por sus grandes maestros y amigos entrañables, como Ricardo Garibay, Santiago Genovés, Vicente Gandía, Vlady, Ricardo Guerra y Gutierre Tibón.
Luego de expresar su agradecimiento a Cristina Cassy, la esposa de Tibón, por su apoyo hacia en la recopilación del contenido de la antología, expuso su nostalgia por la Cuernavaca de otras épocas.
“Añoro el pasado histórico de la Cuernavaca de hace 25 años, que ya no existe, que de alguna manera la han acabado, la han deshecho. Vivimos otra sociedad, muchos cambios, no sé si para mal, creo que van mucho para mal y poco para bien”, aseguró.
Recordó a las personalidades que vivieron en la capital morelense y lo importante que fueron para su generación; “extraño la inteligencia que vivió en Cuernavaca, muchos se han ido, pero ahora queda la memoria”, subrayó.
*FUNDAMENTAL, EN ESTE TIEMPO DE ESTUPIDEZ RAMPANTE
León García Soler recordó en su turno que Gutierre Tibón llegó a México invitado por Isidro Fabela, “a dar sabiduría y a participar con nosotros en la creación del México que merecemos ser”.
Mencionó que el libro Pinotepa Nacional, “habla de algo fundamental en este tiempo de desastre, de caos y de estupidez rampante, de algo que es vital: las tres sangres de México, la india, la española y la negra”.
Definió a Emiliano Zapata como un “mexicano de excelencia que en la Revolución sobrevive, que le dio espíritu y alma a la Revolución; es un hombre y un reflejo de nuestras tres sangres”, remarcó.
Indicó que Tibón tenía un alma renacentista y formó parte del fabuloso éxodo judío alrededor del mundo, “este italiano viene a dar a México cuando los mexicanos habíamos descubierto, en nosotros mismos, la gran capacidad de este país. Vino a enseñarnos más y más sobre nuestro propio país, vino a enriquecernos, a promovernos y a hacer la gran obra que terminó haciendo”.
*LA MATERIA PRIMA DE GUTIERRE
Al inicio de la presentación, Paola Castillo reconoció que, debido a su edad, pertenecía a una generación que no creció con Gutierre Tibón, “me atrevo a decir que un 80 o 90% de los que estamos en esta sala, leyeron alguna vez en su columna a Tibón o al menos escucharon su nombre, mi generación no, yo no”.
Por ello dijo que su intervención sería para compartir “lo que fue para mí descubrir a Tibón”, ello porque “cuando compartimos nuestra historia se crean vínculos que derrumban muros”.
Con la lectura de Gog y Magog, continuó, descubrió cuáles eran algunas de las preocupaciones e inquietudes del columnista y mencionó: “la pasión y el amor por la vida, por el sentir y el significado de la existencia del ser humano, del ser social que cada uno de nosotros somos, desde el origen de la vida, históricamente, hasta hoy en perspectiva, la interrelación que existe entre todos los aspectos de la compleja realidad en que vivimos”.
“Esta complejidad de la vida y del ser humano, la maravilla de la existencia, es la materia prima de GT”, consideró.
Por último, dijo que Tibón nos lleva constantemente a un espejo: a reconocernos en el otro desde una perspectiva histórica y cultural y le atribuyó una vocación –en donde la persona encuentra la felicidad y la proclama- más a ese autor: la de un educador, “de la educación en su sentido profundo”, concluyó.
Antes de las intervenciones de los participantes, se proyectó en la sala un breve documental respecto a la trayectoria de Gutierre Tibón, producido por el Instituto Nacional de Bellas Artes.