Esta vez para presentarlo ante los niños que colaboraron en su desarrollo aportando las palabras que les inspiraron.
Óscar de Pablo, en representación del Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura, ocupó su silla al frente del grupo de niños que, también sobre sus sillas, esperaban la lectura en voz alta de los poemas del libro.
“Este es un libro que hicieron varios amigos nuestros, poetas, con poemas formados con palabras que salieron de aquí mismo y, como los poetas luego no saben mucho, los niños les tuvieron que explicar qué significan esas palabras”, les dijo.
Dicho trabajo surgió de una tarde de juego compartida con niñas y niños de Cuentepec en la Biblioteca Kampa tlamachtiloyan, con la intención de tender un puente entre jóvenes poetas morelenses y la cultura náhuatl viva; un vislumbre a su manera particular de nombrar y ver el mundo para generar encuentros en la creación. Se trata de un homenaje a una de las pocas comunidades que vive, prácticamente en su totalidad, una de las lenguas más importantes de nuestro país.
Los poetas presentes durante la presentación, moderada por Mariana Avilés, fueron Ana Velarde, Margarita González, Victorino Torres Nava y Sergio D. Lara.
En entrevista, el Sergio D. Lara arrojó luz sobre la historia del encuentro entre lenguas que dio origen a “Hablar con el corazón”: “Fue un trabajo de Miriam Ponce, que vino aquí a los talleres que ya se hacían con los chicos, para preguntarles cuáles eran las palabras que ellos amaban, cuáles eran las palabras que sentían más cercanas.
“Surgieron juegos que no tenían que ver específicamente con eso, pero en los que alguna palabra destacaba, se repetía mucho y era más interesante. Y a partir de ahí, les preguntaron a los niños por qué eran importantes para ellos.
“Entonces se hizo una especie de piscina de palabras que después llegó a nosotros y nos sumergimos en ella. Nos dieron a elegir y tomamos las palabras que más resonaron en nosotros y con ellas escribimos poemas que dialogaran con esa palabra, que fueran emotivos, entretenidos y divertidos.”
El náhuatl se mantiene vivo en Cuentepec. Victorino Torres Nava, oriundo de la comunidad, ofreció un ejemplo de ello; su participación en la ceremonia se produjo mayormente a través de su lengua madre. Pudo notarse que los niños, aunque bilingües, respondían con mayor entusiasmo ante los mensajes expresados en el idioma que les enseñaron sus padres.
“Oigan, yo no le entendí, porque no sé hablar náhuatl —dijo Mariana Avilés al micrófono—. ¿Alguien me quiere decir qué fue lo que hablaron con Victorino? ¿Qué les mandó a decir Miriam?
Y una niña al frente le respondió: “Que nunca dejemos de hablar en náhuatl.”