Somos su futuro. La creatividad y resiliencia entre tejedoras de Tlamacazapa, México, que actualmente se exhibe en La Casona Spencer de Cuernavaca, es una exposición en donde se conjuga el arte que proviene de dos fuentes que se complementan, en una labor que va tras la conciencia y solidaridad social.
Por un lado, el que emana como pinturas y grabados de los creadores plásticos Ray Dirks y Alejandro Aranda, y por el otro, el que va surgiendo de las manos de las mujeres tejedoras de palma de esa localidad del estado de Guerrero, quienes demuestran el proceso de elaboración de las piezas dentro de la misma muestra.
La exposición organizada por Atzin Desarrollo Comunitario, fue inaugurada la tarde del pasado jueves 26 de noviembre y permanecerá en exhibición hasta el día 31 de enero de 2016.
Si se habla de solidaridad y conciencia social es porque los pobladores de Tlamacazapa viven en situación de extrema pobreza, tejiendo canastas de palma, un antiguo arte que han conservado durante siglos. Y son las mujeres las que han logrado a lo largo del tiempo esa resiliencia –del título de la muestra- o capacidad para poder recuperarse ante la adversidad.
Tlamacazapa, es un pueblo náhuatl de 6,200 habitantes y significa “gente de miedo”. Esta comunidad se encuentra en las altas montañas del norte de Guerrero, México, a escasas dos horas y media de la capital del país, y está ubicada entre Buenavista de Cuellar y Juliantla.
De acuerdo con el maestro expositor Alejandro Aranda –quién convivió con los habitantes durante la realización de su obra-, más de la mitad de los pobladores de Tlamacazapa, vive en casas de palos, con techos de cartón, con pocos muebles o protección contra el viento, la lluvia y el frío.
“La vida diaria es dura, pesada e incierta. Muchas personas están desnutridas y tienen parásitos intestinales así como otras enfermedades originadas por la pobreza. Casi tres cuartas partes de las mujeres adultas son analfabetas y más del veinticinco por ciento de los niños no asisten a la escuela”, destaca el artista.
Menciona que el agua es un problema constante porque se requiere más y de mejor calidad, “no existe rio, ni lago en la periferia para abastecerse del vital líquido. Además, esa agua está contaminada por metales pesados. En la temporada de sequía, los pozos se secan; en tiempos de lluvia, se llenan de basura y excremento. Los que tienen posibilidad compran agua embotellada o se abastecen de las cisternas ambulantes que resultan muy onerosos para las familias pobres”, asegura Aranda.
Alerta que ya se han realizado estudios de laboratorio que revelan la presencia de arsénico y plomo en el agua que están dañando la salud de los pobladores.
El problema se agrava, añade, porque los tejedores y las tejedoras cuentan con una dieta muy básica de maíz con poca proteína, y a su vez, tejen con palma teñida con alto contenido de plomo, cadmio y mercurio.
“Beben y cocinan con agua contaminada y usan ollas de barro vidriado que las expone a la ingestión de múltiples metales, lo cual constituye una sinergia tóxica y una crisis silenciosa de envenenamiento lento”, subraya el expositor.
*CANTOS, DANZAS Y PRESENCIAS DESDE CANADÁ
Cabe señalar que la exposición Somos su futuro. La creatividad y resiliencia entre tejedoras de Tlamacazapa, México, inició su recorrido en el Museo Guillermo Spratling de Taxco, después se presentó en el Museo Fuerte San Diego de Acapulco y ahora llega a Cuernavaca.
Durante la inauguración de la muestra se tuvo la participación de la familia Kicknosway de Canadá. Elaine Kicknosway de la nación indígena Swampy-Cree, cantó y tocó el tambor, y su hijo, el joven danzante, Theland, de la nación Potowatami-Cree, demostró el baile de aro tradicional.
Ambos artistas son reconocidos nacionalmente en su país por promover el arte y cultura indígena en Canadá y que por primera vez vinieron a México para acompañarnos y compartir su danza y canto.
Es de destacar que el joven, Theland Kicknosway, de escasos 12 años, fue invitado especial para guiar con su tambor y canto, la toma de posesión del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, hace unos días.
De ese mismo país, también estuvieron presentes voluntarios de Atzin Desarrollo Comunitario, A. C., encargados de promover los distintos programas de esa organización: Ken Shipley, Carol Shipley; Shelley Porteous y Cecilia Irazuzta, quienes ayudan también con la recaudación de fondos, fundamentales para el funcionamiento de esos programas.
*ATZIN DESARROLLO COMUNITARIO A.C.
Susan Smith de Canadá, ha sido la directora voluntaria de Atzin desde hace 18 años. Durante su intervención en la apertura de la muestra, dio una breve información sobre el trabajo asistencial y comunitario que la organización, sin fines políticos, religiosos ni de lucro, está realizando en el pueblo de Tlamacazapa, Guerrero.
Señaló que la organización trabaja con voluntarios de México, Canadá y Estados Unidos.
Dijo que los programas de Atzin, han evolucionado progresivamente desde 1997 y hoy en día se centran en cuatro sectores integrados: salud y sanación; generación de ingresos para las mujeres; medio ambiente, agua y saneamiento; y educación comunitaria y alfabetización.
Expuso que el progreso ha sido lento, ha requerido mucho esfuerzo y trabajo, pero que se está ganando en circunstancias difíciles y los pobladores se les motiva a ser fuertes, a no dejarse vencer por las circunstancias.
Por último, apuntó que el enfoque integral que se tiene, apoya la reducción del riesgo y el desarrollo de la comunidad, con la incorporación de atención a los procesos sociales y la "lectura" del contexto, las dinámicas y las relaciones, así como los aspectos técnicos de la pobreza, la insuficiencia de agua, el saneamiento inadecuado y la contaminación del medio ambiente.