Al final de su exposición el artista llegó a una conclusión honesta, respecto a la singularidad de las propuestas creativas: “aunque uno crea que está haciendo cosas diferentes, uno se repite”.
Antes de revisar las series que antecedieron a su obra más reciente, el expositor enfatizó que no se encontrarían similitudes plásticas ni estéticas con otras piezas.
Dijo que después de haber realizado esculturas por muchos años, decidió llevar a cabo su primera intervención en un espacio, “esta serie es resultado de que me había aburrido de hacer escultura, quería hacer piezas que no fueran objetos llevables”, por lo que intervino un taller “que iban a deshacer”, y con plastilina hizo evidentes las partes rotas, corroídas y las grietas.
Señaló que durante tres meses se la pasó rellenando huecos e imperfecciones de la arquitectura, “con calidad neurótica”, indicó,
y que puso dos horas como tiempo límite, pero además llevó a cabo otros trabajos con modelos, como los lavabos, a fin de potencializar a esos objetos.
Durante la proyección de sus trabajos, expuso que por lo general le gusta trabajar con seres y crear formas que parecen pequeños microorganismos.
“No me gusta repetir series porque me aburro. Mis límites son 16 o 18 piezas de cada una, para no empezar a repetirme”, destacó.
Reflexionó que cada producción artística obedece a necesidades diferentes, por lo que también sus discursos son diferentes.
El hecho de que estés en actividad constante, recalcó, “te pone a buscar qué es lo que quieres crear. Y toda la experimentación que he realizado me ha ayudado a conocer materiales y decidir con qué hacerlo”.
Mencionó que la simbiosis y la ambigüedad son también presencias constantes en sus trabajos, y a manera de ejemplos presentó un conjunto de “manchas como de objetos que se encuentran, están tan fusionadas las manchas que no sabes dónde empieza y termina una”, así como figuras de 45 pequeñas motos, “piezas que no sabes si nacieron mal”, pero que creó al desarmarlas y volverlas a ensamblar con otra forma.
“Llevo a cabo mucho laboratorio de materiales”, insistió durante el recorrido visual, en donde presentó trabajos que ha expuesto en la Galería Enrique Guerrero, en la ciudad de México, hasta llegar a sus esculturas talladas en madera, como la de un tigre o la de la serie “Jauría”, un conjunto de perros con formas o en situaciones absurdas.
En varias obras, subrayó, hay “la tensión” entre los objetos que coloca, “casi todas mis piezas tienen que ver más con el hubiera que con el ser” –por las suposiciones de lo que pasaría después del momento que visualiza el espectador- y reiteró que también en ellas hay la negociación de espacio y equilibrio.
“Son eventos que me han pasado y que quiero seguir teniendo”, resumió acerca de esos trabajos, y finalizó al expresar que la serie de gatos de cerámica, elaborados con molde, cierra “la parte más narrativa de mi obra”. (JAGD)