Los fármacos antihipertensivos y el COVID-19
Existen dos tipos de antihipertensivos, los que inhiben la acción de la enzima convertidora de la angiotensina, IECA, y los que bloquean el receptor de la angiotensina II, ARA II. Los fármacos IECA y ARA II, se reconocen por la terminación que tienen sus nombres. Los IECA terminan en “pril” y los ARA II en “sartán”. Los medicamentos IECA más utilizados son el ramipril, el lisinopril o el enalapril, y los ARA II más empleados son el valdesartán, el losartán o el candesartán.
Estos fármacos actúan a nivel del aparato vascular o renal, interrumpiendo o inhibiendo el sistema de señales que existe entre algunas moléculas que circulan por la sangre. Estas son las que generan el llamado sistema renina-angiotensina-aldosterona, el que favorece la absorción de sodio, agua y el aumento de la tensión arterial. El bloqueo de esta red de comunicaciones celulares es la base del tratamiento de la hipertensión arterial, y por ello no es aconsejable la interrupción de este tipo de medicación.
¿Los antihipertensivos agravan la infección del COVID-19?
En los últimos días han aparecido algunas publicaciones procedentes de China, rápidamente compartidas en las redes sociales. En ellas se afirmaba que los fármacos antihipertensivos empeoran la infección del COVID-19 y que, incluso, aumentaría la mortalidad en aquellos pacientes internados por presión alta.
El argumento se basa en que, como en algunas experiencias realizadas in vitro, se había evidenciado una mayor producción de la enzima ACE-2. Esta es una enzima a la que el virus se une muy rápidamente, de ello se deduce que hay más área para contaminar y los daños respiratorios serán mayores.
Esta hipótesis no tiene base científica alguna. En cambio existen evidencias, de algunos estudios realizados en animales, que este tipo de fármacos podrían tener, incluso, un efecto protector.
En cualquier caso y hasta el momento, no existen estudios clínicos realizados en seres humanos que hayan estudiado en profundidad la evolución que pueda tener el COVID-19 en pacientes hipertensos tratados con medicación IECA o ARA II.
No es conveniente la suspensión del tratamiento
No está demostrado que los fármacos antihipertensivos empeoran la infección del COVID-19; pero sí está comprobado que la suspensión de estos medicamentos conlleva complicaciones graves por descompensaciones cardíacas. Al abandonar los antihipertensivos, la presión arterial sube peligrosamente y los riesgos de sufrir accidentes cardiovasculares o infartos de miocardio son mucho más altos.
En pacientes infectados con el COVID-19, con hipertensión, diabetes o alguna insuficiencia renal, es real que tienen una peor evolución de la enfermedad por sus patologías de base. Pero no por ello se puede concluir que los fármacos antihipertensivos empeoran la infección del COVID-19.