Un estudio reveló que dormir poco (menos de seis horas) es un factor constante que puede causar demencia en adultos mayores
Un estudio realizado por científicos de la Gran Bretaña y publicado en la revista Nature Communications encontró que dormir poco, en específico menos de seis horas, aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar demencia, además de otros efectos negativos a la salud.
La investigación fue aplicada en alrededor de 8 mil pacientes en muestras que abarcaron 25 años de investigación clínica, en la que se buscaba entender las causales de la demencia en personas mayores de 65 años, pues la mayoría de los pacientes la desarrollaban a partir de ese punto de su vida.
Los pacientes analizados tenían entre 50 y 70 años de edad y los investigadores comenzaron a hacer una relación entre diferentes factores entre los estilos de vida de los analizados con los padecimientos que iban desarrollando, con especial enfoque en la demencia.
Después de analizar las muestras, los resultados arrojaron que aquellas personas que dormían menos de seis horas desarrollaban de manera más consistente algún tipo de demencia. Estos pacientes eran hasta 30% más propensos a desarrollar demencia, además de contar con factores de riesgo aledaños como afecciones cardiacas y otros padecimientos mentales.
Los investigadores señalan que la falta de sueño fue el factor determinante en los analizados, por lo que durante estos 25 años de investigaciones buscaron descartar otro tipo de alteraciones que se relacionaran con aquellos pacientes con menos cantidad de sueño.
El resultado fue casi unánime, pues a pesar de las diferencias geográfica, de edad, socioeconómicos, de ascendencia, dieta y demás factores analizados, los pacientes con menos horas de sueño fueron los que más casos de demencia desarrollaron en la muestra.
Por otro lado, este grupo de científicos ahora se encuentra buscando la relación que existe con la falta de sueño no solamente en adultos mayores, sino en personas jóvenes, pues la salud cerebral se ve afectada por este hábito, lo que indicaría que puede ser también una predisposición marcada desde etapas anteriores del desarrollo humano.