Estos insectos podrían usarse como test para el coronavirus, gracias a su buen sentido del olfato, sobre todo en lugares con pocos recursos.
Entre los test para el coronavirus existen muchas opciones, de diferentes precios.
La más extendida es la PCR, pues detecta el SARS-CoV-2 durante buena parte de la infección, incluso en las fases en las que la carga viral es baja para salir a la luz con otros, como el test de antígenos. Sin embargo, también es el más caro. No es para menos. Requiere personal cualificado, tanto para recoger las muestras como para realizar la prueba, y también reactivos y una máquina, conocida como termociclador, con un coste difícilmente asumible en las zonas más pobres del planeta. Por eso, se han propuesto otras opciones, como el uso del olfato de algunos animales para detectar la enfermedad. Ya se ha hecho anteriormente con perros, con resultados prometedores. Ahora, se ha repetido el procedimiento con abejas.
Estos insectos son animales fascinantes por muchos motivos, desde su vuelo hasta su capacidad para hacernos creer que saben matemáticas. Y también son conocidas por su buen sentido del olfato. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Wageningen decidió usarlas para ver qué tal se les daba detectar visones infectados. Y sí, resultó que podrían ser un test para el coronavirus bastante útil. Al menos con los resultados obtenidos hasta el momento.
Abejas como test del coronavirus
Para su investigación, estos científicos tomaron 150 abejas, a las que adiestraron con ayuda de una mezcla de agua con azúcar. Se las expuso a un grupo de visones, unos infectados y otros no. Cuando se acercaban a los que tenían el virus se les daba el dulce manjar. Cuando no, no recibían ninguna recompensa.
Las abejas se adiestraron premiándolas con agua con azúcar cuando olían visones infectados
El objetivo era que ellas por sí mismas se dirigieran a los animales infectados, en busca de su premio. Y así fue. Después de las rondas de adiestramiento, se acercaban a animales o muestras infectadas e inmediatamente sacaban sus pequeñas lenguas en busca de su merecido manjar.
Es importante remarcar que cuando hablamos del olfato de las abejas no nos referimos a pequeñas naricitas. En ellas este sentido se encuentra en una serie de receptores ubicados en sus antenas. A través de ellos, pueden detectar con gran eficacia gran cantidad de compuestos volátiles, como los que se ha comprobado que secretan los pacientes con COVID-19.
Por eso, dados los resultados de estos primeros experimentos, podrían ser unas buenas aliadas. Eso sí, los científicos responsables del proyecto han advertido que no sustituirían otros test del coronavirus, como la PCR. Simplemente, sería una ayuda más, sobre todo en esos países con pocos recursos económicos, que no pueden disponer de un termociclador en todos los hospitales.
Y es que no son tan precisas, es cierto, pero es indudable que sí son mucho más accesibles.