Si otros mamíferos actúan como huéspedes de variantes del coronavirus más resistentes, pueden amenazar la estrategia de vacunación
Si el coronavirus SARS-CoV-2 pasó del murciélago al ser humano, probablemente a través de un huésped intermedio, nada impide que pueda saltar a otros mamíferos y generar peligrosas mutaciones que ataquen con más fuerza a las personas. Por suerte, es poco probable que eso ocurra con perros y gatos, según se desprende de un estudio liderado por José Manuel Sánchez-Vizcaíno, catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Para comprobar el potencial impacto del covid-19 en los animales domésticos, el equipo de Sánchez-Vizcaíno ha analizado 800 perros y 798 gatos a través de un muestreo doble: por una parte se incluyen animales que han estado en contacto con casos positivos o síntomas compatibles; y, por otro lado, se han seleccionado ejemplares aleatorios sin que exista información epidemiológica al respecto. También se ha estudiado la prevalencia y seroprevalencia de la enfermedad en 91 hurones, 24 linces y un visón salvaje.
Por el momento, los investigadores han detectado una baja prevalencia de la enfermedad en las mascotas, al encontrar ARN viral mediante PCR en un número muy bajo: ocho perros, cuatro gatos y seis hurones. En cuanto a los anticuerpos neutralizantes (indicativos de una exposición previa a la enfermedad), estaban presentes en 20 perros y 14 gatos. La mayoría de las mascotas infectadas no suelen mostrar sintomatología y, si lo hacen, es de carácter muy leve.
La mejor noticia no es esa, sino que tampoco parecen presentar una capacidad de transmisión significativa, de acuerdo con los primeros resultados del estudio. El 98% de los positivos encontrados eran animales que habían convivido con propietarios o cuidadores infectados de covid-19. ¿Quiere decir esto que es difícil que hay poca probabilidad de que se contagien entre sí? Para entender mejor el papel de las mascotas en la epidemiología de la enfermedad, los científicos llevaron a cabo experimentos de infección 'in vivo' en gatos.
Los investigadores comprobaron que los gatos son susceptibles a contagiarse mediante estornudos, tos o lamidos, pero al mismo tiempo encontraron que no se produce la transmisión de la enfermedad entre gatos infectados y gatos sanos cuando las condiciones de ventilación son adecuadas (para el experimento usaron, primero, 45 renovaciones por hora; y, después, 22,5 renovaciones por hora). Estas conclusiones sugieren que se puede evitar el contagio de los animales con ciertas medidas de prevención, como evitar el contacto con ellos o abrir las ventanas.
¿Una vacuna para perros y gatos?
A pesar de que no hay un número significativo de animales afectados, Sánchez-Vizcaíno y su equipo también han evaluado la posibilidad de desarrollar vacunas para ellos. "Hay dos motivos por los que la vacunación contra el covid-19 en animales podría ser recomendable: o bien porque el número de animales afectados fuera más elevado, o presentaran cuadros clínicos más serios, afectando al bienestar animal y entonces tendríamos un problema de sanidad animal, o bien porque los animales pudieran ser reservorio, es decir, que tuvieran tanto la capacidad de mantener en ellos virus activo como de infectar a los humanos y a otros congéneres", detallaba el experto al diario veterinario 'Animal's Health' el pasado mes de febrero.
Que el virus pase a otros mamíferos no es baladí, pues si muta y vuelve a las personas en forma de variante resistente a las vacunas, el final de la pandemia podría estar más lejos. Ya en la primera ola, Países Bajos detectó el posible salto del virus de visones infectados a trabajadores de un criadero. En noviembre de 2020, las autoridades danesas sacrificaron 17 millones de estos animales tras descubrir una mutación que podía propagarse entre los humanos; y, a principios de 2021, se hizo lo propio en las granjas de Galicia para erradicar varios brotes.