Ciencia
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La luz UV y otras medidas preventivas que generan más riesgo que beneficio
TXT Carol Perelman

La luz UV y otras medidas preventivas que generan más riesgo que beneficio

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Carol Perelman es QFB por la UNAM, ganadora de las olimpiadas de química nacionales e iberoamericanas, directora y co-creadora del Jardín Weizmann de Ciencias, divulgadora de la ciencia y miembro de la SOMEDICyT, autora del cuento “Coronesio, Covidín y los Secretos de lo Invisible”, ganadora del tercer lugar del 10º. Concurso de Periodismo de Ciencia de COMECYT y miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencias.

Hemos escuchado hasta el cansancio lo que sí debemos hacer para prevenir contagios de COVID-19 bajo la evidencia de que el coronavirus se propaga principalmente por el aire, pero poca atención le hemos dado a eliminar aquellas medidas que surgieron como populares pero que realmente son inocuas; que no proveen ningún beneficio y que, por lo contrario, podrían perjudicarnos dado que su riesgo es mayor al beneficio.

Al principio de la pandemia se exploraron diferentes fuentes de contagio ya que no se estaba seguro de que fuera por vía aérea y pasó mucho tiempo hasta que la Organización Mundial de la Salud tomo la decisión de aceptar las crecientes evidencias de que la vía principal de transmisión del SARS-CoV-2 es por medio de los aerosoles, una especie de humo transparente que puede permanecer por horas suspendido en el aire, y no tanto por gotículas con partículas virales que pudieran entrar directamente en contacto con la gente o contaminar superficies. Es por ello que se adoptaron medidas que hoy sabemos que es preferible eliminar y mejor enfocarse en aquellas que realmente tienen un efecto en minimizar los riesgos de contagios.

Empezando por los tapetes con cloro que ahora sabemos que no proveen beneficio y solo generan otros riesgos, como provocar caídas, fracturas, y que sin ningún sentido epidemiológico “oxidan” las suelas del calzado; es claro que no contagiamos coronavirus por los zapatos. Otra costumbre que adquirimos y que hoy sabemos es poco útil, es el uso desmedido de productos químicos que se rocían por todas partes con la intención de limitar los contagios pero que pueden desencadenar reacciones bronquiales en niños o personas susceptibles, ya que no eliminan al virus y solo irritan nuestras mucosas.

También sería ideal detener la colocación de acrílicos divisorios entre escritorios de oficinas y pupitres de colegios, ya que solo interrumpen el benéfico flujo de aire del ambiente (https://twitter.com/jljcolorado/status/1390378124857298947). El único espacio donde estas barreras de plástico dan algún beneficio es para proteger a las cajeras y demás personas en mostradores que atienden a mucha gente, porque ahí el riesgo es por estar frente a frente hablando con una persona que pudiera ser asintomática o presintomática y que al hablar expide gotículas de virus que directamente podrían contagiar a la otra persona.

 

Lámparas de luz UV: Un riesgo no evidente

El tema de la radiación ultravioleta es tan importante y no tan evidente que vale la pena ahondar en él. Especialmente hoy en que, saturados por la desinformación, fácilmente podemos ser convencidos por comerciantes que con términos seudocientíficos, nos prometen áreas libres de COVID-19 con una simple y aparentemente inofensiva lámpara UV. ¡Cuidado!

Como nos comentó el físico y presidente del Clúster Mexicano de Fotónica, Eric Rosas, “la luz ultravioleta tiene la energía suficiente para romper los enlaces químicos y cambiar la estructura de la materia, disocia los compuestos inactivando a patógenos como hongos, virus y bacterias, pero también actúa en las células humanas. No es una luz selectiva, por lo que exponernos a ella puede lastimar los tejidos.”

Y es que, recordando las clases de física, sabemos que la luz que nuestro ojo es capaz de percibir (luz visible) comprende longitudes de onda que van del violeta al rojo pasando por todos los tonos del arcoíris. Sin embargo, el espectro electromagnético incluye también longitudes de onda menores, que son de mayor energía, como los rayos ultravioleta invisibles al ojo humano. Estos rayos UV provenientes de nuestro Sol se clasifican en tres tipos (Figura 1). Sólo los A y B son los que penetran e inciden en la superficie terrestre, provocando las quemaduras de piel en un día de playa. Sabemos que una mayor exposición a ellos puede tener consecuencias de largo plazo como cáncer de piel y cataratas en los ojos, por eso los médicos sugieren usar frecuentemente bloqueador y lentes oscuros con protección UV.

Figura 1. Espectro de luz donde se resalta el rango de longitud de onda de la luz ultravioleta. Tomada de: https://www.lenntech.es/uv-informacion.htm

 

Sin embargo, existe otro tipo de luz ultravioleta, aún de más energía y que por fortuna no traspasa la capa atmosférica. Estos rayos, los UV de tipo C, son precisamente los capaces de interferir con el material genético por lo que, si cruzaran la atmósfera, no habría vida en el planeta Tierra. “La longitud de onda que inactiva al virus (y podría lastimar también nuestro material genético) es de 254 nanómetros. Una energía muy específica. Pero además solo funciona a cortas distancias y con cierto tiempo de exposición según las dosis.” Si la longitud de onda es mayor o menor a 254nm provoca daños en los materiales del entorno y en los tejidos de seres vivos pero no inactiva al virus. “Se recomienda usar esta radiación invisible con mucho cuidado”. Por su enorme riesgo está prohibido el uso de las lámparas de UV C en presencia de seres vivos, mascotas y seres humanos. “No es tan sencillo y las están vendiendo por varios lados sin saberlo” me comentó el doctor en óptica.

 

El uso de la radiación UVC

Por ello y a raíz de la pandemia, la página de la FDA advierte que “la radiación UVC solamente inactiva al virus si la luz le incide de forma directa, sin obstáculos, y a corta distancia”. La inactivación de virus en superficies es poco efectiva con una lámpara debido a que el polvo suspendido y otros contaminantes en el aire bloquean el paso de la luz pero, además “los focos que se venden para uso casero son de baja dosis por lo que requieren de mayor tiempo de exposición” lo que incrementaría el riesgo en humanos. Por esta razón, y para prevenir incidentes, es que la Agencia sugiere colocar las lámparas UVC dentro de los ductos de aire para desinfectarlo antes de ser expulsado a la habitación y evitar tener estas lámparas en espacios donde las personas podrían estar en riesgo de lastimarse por la exposición directa (Figura 2).

Figura 2. Ejemplo de un sistema de radiación ultravioleta industrial para desinfección de aire. Tomada de https://www.nyfdecolombia.com/uv/modulo-de-desinfeccion

 

El uso de luz ultravioleta C debe hacerse con sumo cuidado, no es intuitivo”, prosiguió el vicepresidente de la International Commission for Optics, el Doctor Eric Rosas, “se utiliza esta radiación invisible para desinfectar material médico e instrumentos en los hospitales, colocándolos en cajas bien selladas con lámparas que emiten la luz ultravioleta de precisamente esa longitud de onda y con cierta afluencia de Joules por metro cuadrado para lograr las dosis requeridas.” Además, explicó el experto que “estos focos de luz ionizante no solamente actúan sobre las moléculas de los patógenos, sino que también rompen los enlaces del oxígeno del aire produciendo altas concentraciones de gas de ozono que pudieran ser tóxicas”; el ozono irrita las vías aéreas, “por eso los lugares donde se utilizan las lámparas UV deben de tener extractores de aire, buena ventilación y medidores de ozono”.

 

Una radiación peligrosa que es poco efectiva para el control del virus

Las lámparas de UVC pueden degradar materiales como plásticos, polímeros y desgastar los textiles del entorno. Además, por contener mercurio, que es un metal sumamente tóxico a bajas dosis, es importante manejarlas con precaución al limpiarlas para evitar romperlas. ¿Por qué complicarnos la existencia cuando podemos usar cubrebocas y abrir ventanas? En ciertos contextos la radiación UVC es sumamente útil, pero no para tenerla en lugares públicos y de alta circulación. Es muy desafortunado que ahora durante la pandemia, muchos han tratado de promover la venta y la colocación de lámparas de luz ultravioleta C sin tomar en cuenta que éstas requieren de la exhaustiva supervisión de expertos para su debido y seguro funcionamiento.

Instalar estas luces en espacios concurridos es una medida poco efectiva contra el COVID-19 ya que su efecto se anula cuando las personas entran al espacio. Pero además, la lámpara difícilmente logra su cometido. Su potencia actúa a muy corta distancia, desinfectando lo primero con lo que incide (que pueden ser moléculas de agua). Por lo tanto, son poco capaces de limpiar cuartos completos que con solamente abrir las ventanas se desharían del virus. El riesgo de tener lámparas de altas energías en espacios públicos aumenta sin la adecuada vigilancia y capacitación para su uso. Entre otras cosas, producen ozono y sumado a todo lo descrito anteriormente, su uso negligente puede poner en riesgo a las personas. Definitivamente todo esto pone el asunto en contexto y deja en evidencia el poco beneficio del uso de la luz UV. La exposición a esta luz invisible no solo produce lesiones de piel, sino que genera dolorosas quemaduras en la córnea llamadas fotoqueratitis.

 

¿Qué es la fotoqueratitis?

No es de sorprenderse que en noviembre pasado, un reporte en la revista medico científica Ocular Immunology and Inflammation, describió siete casos de fotoqueratitis en personas que trataron de inactivar al virus SARS-CoV-2 con lámparas germinicidas de UVC en Miami, Florida. “Es como una quemadura de sol en el ojo”, comentó el oftalmólogo tratante de la Bascom Plamer Eye Institute para NBC News (https://www.nbcnews.com/health/health-news/doctors-warn-about-eye-damage-uv-lights-kill-coronavirus-n1249009 ), “es muy doloroso, se siente mucho ardor y hay fotosensibilidad, en ocasiones se nubla la visión y puede haber pérdida temporal de la visión. Generalmente tarda unos días en regenerarse la córnea”. Estas lesiones, que también pueden ocurrir por ver un eclipse solar directamente, deben tratarse con gotas, a veces incluso con antibiótico o esteroides, según el médico especialista evalúe su severidad. Sin duda los casos asociados al mal uso de las lámparas de UV han aumentado con la pandemia y para ello el Centro de Control de Enfermedades de E.E.U.U. (CDC por sus siglas en inglés) tiene una página para reportarlos. “La exposición prolongada puede lastimar las capas más profundas de la córnea”.

 

¿Dónde sí es efectivo usar luz UV?

Para desinfectar cuartos completos, como quirófanos hospitalarios tras cirugías, se requieren torres móviles de luz UV que recorren el área completa para asegurar una cobertura total cuando no hay absolutamente nadie en el espacio, incluso algunas de estas lámparas robóticas tienen sensores y se apagan en cuanto perciben el movimiento, para asegurarse de no estar activas con personas en la habitación (Figura 3). Pero además, una persona en un cuarto cerrado emite miles de partículas virales al solo respirar, por lo que a pesar de haber “desinfectado” con UV un espacio, éste se satura de posibles aerosoles con virus al tener algunas personas por un par de horas haciendo que de todas formas sí requieran usar los cubrebocas y una buena ventilación para minimizar el riesgo de contagio. Es por ello que el uso de la luz UV en estos entornos es realmente poco efectiva a menos de que se coloquen dentro de los ductos de aire, fuera de contacto con los seres vivos y pudiendo complementar a la mejora de calidad de aire. Pero desgraciadamente no se están usando así. La adquisición de las lámparas de UVC que emiten realmente las dosis requeridas de radiación de 254 nm implican un costo económico importante y de no ser instaladas por expertos en el tema, agregan al entorno un riesgo a la salud no despreciable para un beneficio de apenas pocas horas. Porque además nada garantiza que la UVC haya realmente eliminado todo el virus que existía en la habitación. Así que nada mejor que invertir en abrir puertas y ventanas, y usar correctamente el cubrebocas. ¡Para qué complicarnos la existencia!

Figura 3. Dos máquinas UVR desinfectando un quirófano en la Clínica Universidad de Navarra. Tomada de https://www.elmundo.es/tecnologia/innovacion/2020/04/08/5e8b43ebfdddfffb158b45cf.html

 

Estas lámparas de UVC son importantes y necesarias, pero en situaciones sumamente específicas y controladas, como en entornos industriales, ductos de aire, plantas de desinfección de agua, en investigación científica y para varios usos médicos, pero no para sin discreción colocarlas en tiendas, supermercados, aeropuertos, oficinas o escuelas. Incluso tampoco en sus nuevas presentaciones portátiles para limpiar celulares. tabletas o teclados ya que en ellos no sabemos ni las dosis de luz que producen, su calidad y si realmente son las energías que prometen emitir; aunque su prioridad sea la seguridad podemos falsamente asumir que el área esta desinfectada sin que realmente lo esté. Pero, además no pongas a tus seres queridos, incluyendo las mascotas, en riesgo; ni gastes recursos limitados en productos que posiblemente no cumplan su misión. Mejor hay que invertir en una buena ventilación que sí evitará ésta y otras enfermedades infecciosas que se propagan principalmente por el aire.

 

Dejemos de acumular en casa, escuelas, comercios y oficinas medidas riesgosas con prácticamente nulo beneficio: quita tapetes de cloro, deja de rociar sprays, solo pon acrílicos en mostradores y por favor, no uses las lámparas UV C. Hay que orientar los esfuerzos y recursos en prevenir contagios de COVID-19 con lo que sabemos que si sirve: ventilación adecuada, uso correcto de cubrebocas, estando con poca gente poco tiempo y cuando haya la oportunidad, vacunándonos contra el virus SARS-CoV-2.

 

Esta columna se prepara y edita semana con semana, en conjunto con investigadores morelenses convencidos del valor del conocimiento científico para el desarrollo social y económico de Morelos. Desde la Academia de Ciencias de Morelos externamos nuestra preocupación por el vacío que genera la extinción de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología dentro del ecosistema de innovación estatal que se debilita sin la participación del Gobierno del Estado.

 

Ligas de interés

https://www.fda.gov/medical-devices/coronavirus-covid-19-and-medical-devices/uv-lights-and-lamps-ultraviolet-c-radiation-disinfection-and-coronavirus

https://www.npr.org/sections/goatsandsoda/2021/01/29/959617806/coronavirus-faq-im-using-uv-light-to-disinfect-stuff-is-that-a-good-idea

https://www.stanforddaily.com/2021/04/11/stanford-alum-creates-portable-uv-c-phone-case-to-promote-on-the-go-sanitization/

 

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