En medio de un planeta inhóspito, las erupciones volcánicas fertilizaron las costas oceánicas y nutrieron a microorganismos fotosintéticos.
Las rocas en Australia dieron la clave. Datadas de hace 2 mil 500 millones de años, contienen rastros de las erupciones volcánicas prehistóricas que, posiblemente, dieron pie a que la vida en la Tierra exista como la conocemos. Debido a aumentos repentinos en la población de microorganismos en el mar, los primeros alientos de oxígeno empezaron producirse en nuestro planeta. Así, la atmósfera primitiva comenzó a formarse, condicionada por los procesos geoquímicos en aquel pasado remoto.
El cambio climático no es nuevo
Desde sus orígenes, la Tierra ha sobrellevado cambios radicales en su atmósfera y clima. En algún punto de este ir y venir, las erupciones volcánicas ayudaron a formar la atmósfera de oxígeno que conserva la vida en la ecosfera. En ese momento, la proliferación de organismos complejos como los conocemos hubiera sido imposible: las condiciones ambientales no lo permitían.
De acuerdo con el artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, científicos de la Universidad de Washington aseguran que la historia temprana de la Tierra podría darnos claves sobre las formas de vida en otros planetas, hoy inhóspitos:
«LO QUE HA COMENZADO A SER OBVIO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS ES QUE EN REALIDAD HAY BASTANTES CONEXIONES ENTRE LA TIERRA SÓLIDA Y SIN VIDA Y LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA», EXPLICÓ JANA MEIXNEROVÁ, AUTORA PRINCIPAL DEL ESTUDIO.
Por esta razón, sugiere Meixnerová, podría decirse que el cambio climático no es nuevo. Por el contrario, forma parte de la historia geológica, química y natural de nuestro planeta. En ocasiones anteriores, arrasó con formas de vida pasadas que no lograron adaptarse. Es probable que, si no conseguimos mantener las temperaturas del planeta estables, muy pronto nos suceda lo mismo.
Sin oxígeno
Durante sus primeras etapas de desarrollo, la Tierra no tenía oxígeno. Por esta razón, la formación de especies que respiraran aeróbicamente era nula. Sin embargo, después de 2 mil 400 millones de años de erupciones volcánicas, algunas formas de vida fotosintéticas lograron que la atmósfera terrestre empezara a oxigenarse.
De esta forma, transformaron el dióxido de carbono y agua disponibles en oxígeno. Aunque se tiene registro de oleadas anteriores de oxígeno en el planeta, tuvieron que pasar muchos años antes de que la atmósfera se transformara en el recubrimiento que hoy nos mantiene con vida.
Según el estudio de Washington, donde hubo más erupciones volcánicas, se generaron más nutrientes. De esta manera, los microorganismos fotosintéticos pudieron alimentarse y crecer, ya que la lava y cenizas volcánicas fertilizaron las costas. Éste fue el comienzo de los organismos unicelulares productores de oxígeno en el planeta, concluye Meixnerová.