¿Quieres festejar que ya te vacunaste contra el COVID-19? Pues la celebración con bebidas embriagantes tendrá que esperar al menos tres semanas, de lo contrario podrías reducir la efectividad de tu vacuna.
Según la doctora Rosa María Wong, del Laboratorio de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UNAM, el alcohol puede potenciar los efectos secundarios de la vacuna, como mareos y dolores de cabeza, por lo que no se recomienda la ingesta de bebidas alcohólicas.
A través del portal unamglobal.com, Wong detalló que “lo recomendable es no ingerir alcohol por las siguientes 72 horas”, al menos para evitar los efectos secundarios; sin embargo, la comunidad científica advierte que ese periodo puede ser de hasta 21 días o tres semanas.
Acorde con la Sociedad Española de Inmunología (SEI) en un documento elaborado por los médicos Alfredo Corell y África González, la combinación de vacunas y alcohol no ‘es del todo positiva’.
“El consumo de alcoholes destilados y drogas tiene un efecto inmunosupresor, con unos mecanismos muy parecidos a los que se producen en situación de depresión o estrés”, indicaron para la BBC.
En ese mismo sentido, la International Society of Substance Use Prevention and Treatment Professionals (ISSUP) detalló que el uso crónico de sustancias alcohólicas puede reducir el número de linfocitos T periféricos y provocar una pérdida de linfocitos B periféricos, ambos relacionados con la defensa del cuerpo.
Estas son dos de las principales piezas del sistema inmunológico a la hora de reconocer y neutralizar organismos infecciosos como virus y bacterias.
Por lo que, si una persona bebe alcohol con mucha frecuencia, puede ser más propenso de contraer el virus del SARS-CoV-2, ya que reduciría el efecto de la vacuna.
Para demostrarlo, la doctora Ronx Ikharia, en un documental de la BBC, hizo un experimento en el cual se tomó una muestra de sangre antes y después de tres copas de vino. Después del análisis, la investigadora comprobó que la cantidad consumida era la suficiente para reducir la mitad de los niveles de linfocitos blancos en la sangre, encargados de defender al cuerpo humano de patógenos externos.
De igual modo, las autoridades médicas recomiendan un periodo de tres semanas sin consumir alcohol ni drogas, hasta que el sistema inmune haya producido suficientes anticuerpos para proteger al cuerpo del SARS-CoV-2.