Desde que llegaron al mercado, los cigarrillos electrónicos se han promocionado como una alternativa segura a los tradicionales. Cuando las investigaciones comenzaron a sugerir lo contrario, muchos se preguntaron si fumar todavía era el culpable de los efectos adversos, ya que la mayoría de los vapeadores son usuarios duales que también fuman cigarrillos o tienen antecedentes de tabaquismo.
Ahora, un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, ha demostrado que, independientemente de los efectos del tabaquismo anterior, el uso de cigarrillos electrónicos está relacionado con cambios biológicos adversos que pueden causar enfermedades. El estudio, publicado en Scientific Reports, reveló que los vapeadores experimentan un patrón similar de cambios en la regulación genética que los fumadores, aunque los cambios son más extensos en las personas que fuman.
“Nuestro estudio, por primera vez, investiga los efectos biológicos del vapeo en usuarios adultos de cigarrillos electrónicos, mientras que al mismo tiempo tiene en cuenta su exposición pasada al tabaquismo - dijo el autor principal, Ahmad Besaratinia, especialista del Departamento de Ciencias de la Población y la Salud Pública, de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad de California-. Nuestros datos indican que vapear, al igual que fumar, está asociado con la desregulación de los genes mitocondriales y la interrupción de las vías moleculares involucradas en la inmunidad y la respuesta inflamatoria, que gobiernan la salud frente al estado de la enfermedad”.
Las mitocondrias son las centrales eléctricas de las células que extraen y almacenan energía de los alimentos digeridos. “Cuando las mitocondrias se vuelven disfuncionales, liberan moléculas clave -explicó Besaratinia-. Las moléculas liberadas pueden funcionar como señales para el sistema inmunológico, desencadenando una respuesta inmunitaria que conduce a la inflamación. Lo cual no solo es importante para mantener la salud, sino que también juega un papel fundamental en el desarrollo de diversas enfermedades, como afecciones cardiovasculares y respiratorias, enfermedades metabólicas y cáncer”.
Desde que llegaron al mercado hace más de una década, los cigarrillos electrónicos se han vuelto particularmente populares entre los jóvenes. Vienen en una variedad de sabores y las empresas a menudo los comercializan como una alternativa segura a los productos de tabaco. Sin embargo, muchos estudios han sugerido lo contrario.
Los autores del estudio dividieron a 82 adultos sanos en grupos de vapeadores actuales con y sin antecedentes de tabaquismo, fumadores de cigarrillos y un grupo de control que nunca los consumió. Verificaron la información a través de los niveles de cotina, un subproducto de la nicotina, en muestras de sangre. El mapeo completo de ADN y los modelos informáticos encontraron que aumentaron los genes desregulados en las células sanguíneas de los vapeadores.
“Descubrimos que más del 80% de la desregulación genética en vapeadores se correlacionaba con la intensidad y duración del vapeo actual -informó Besaratinia-. Mientras que ninguna de las desregulaciones génicas detectadas en los vapeadores se correlacionó con la intensidad o duración de su tabaquismo anterior”.
Los investigadores han demostrado anteriormente que los usuarios de cigarrillos electrónicos desarrollan algunos de los mismos cambios moleculares relacionados con el cáncer en el tejido oral que los fumadores. También descubrieron que los vapeadores tenían el mismo tipo de cambios químicos vinculados con el cáncer en su genoma. El último estudio muestra que los genes mitocondriales son objetivos preferenciales de la desregulación genética tanto en vapeadores como en fumadores.
Sus hallazgos también revelan que los vapeadores y fumadores tenían una desregulación significativa de los genes de respuesta inmune. Cada vez hay más pruebas de que las mitocondrias desempeñan un papel fundamental en la inmunidad y la inflamación.
“Dada la popularidad de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes que nunca han fumado, nuestros hallazgos serán de importancia para las agencias reguladoras -concluye Besaratinia-. Para proteger la salud pública, estas agencias necesitan con urgencia evidencia científica para informar la regulación de la fabricación, distribución y comercialización de cigarrillos electrónicos”.
A continuación, los investigadores planean, en una siguiente etapa, identificar e investigar las sustancias químicas nocivas comunes tanto al vapor de los cigarrillos electrónicos como al humo del cigarrillo.