Se conoce como estornudo a la expulsión rápida e involuntaria de aire de los pulmones a través de la nariz y la boca. Cuando inhalas antes de estornudar, aumenta la presión en el pecho. Luego, cuando exhalas durante el acto, la presión cae.
Es cierto que esto provoca un cambio fugaz en la frecuencia cardíaca, pero se corrige rápidamente. Por lo tanto, aunque puedes sentir que su corazón se ha saltado un latido, nuestro músculo vital en realidad nunca deja de latir.
¿Es bueno estornudar?
Digamos que es importante estornudar si deseamos eliminar irritantes elementos del cuerpo, como el polen y el polvo. Lo contrario para nuestra salud podría ser justamente el reprimir un estornudo, pues el contener la respiración o presionarse la nariz, es perjudicial en algunos casos.
De acuerdo con un estudio publicado en ScienceFocus, un estornudo normal aumenta nuestra presión dentro de las vías respiratorias hasta 24 veces, lo que en determinados escenarios y situaciones específicas resulta en posibles daños. Las lesiones pueden variar: de ser relativamente leves, como la rotura de un tímpano o un vaso sanguíneo en la nariz, hasta las que ponen en peligro la vida, como la rotura de un aneurisma cerebral o la retención de aire en el diafragma que provoca el colapso de los pulmones.
Está bien que estornudemos, pero hagámoslo con cuidado pues al hacerlo generamos la expulsión de gotas y gérmenes de hasta 160 km/h de velocidad.
¡Así que siempre cúbrete la nariz y la boca!