Científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) estudian muestras de aguas residuales del Río Bravo para detectar la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad de la COVID-19.
El estudio está enfocado en conformar un mapa de poblaciones microbiológicas en Tamaulipas, y su objeto es que al detectar las partículas virales residuales se contará con un parámetro indirecto sobre el estado de contagios que existe en la zona.
El doctor Virgilio Bocanegra García, titular de la investigación que se realiza en el Centro de Biotecnología Genómica (CBG), ubicado en Reynosa, Tamaulipas, dijo que en países como Italia, Suecia y Estados Unidos ya aplican esa metodología de monitoreo biológico en aguas residuales.
Dicho método de estudio de los científicos del IPN les permite estimar el índice de contagios de una población y a partir de ese monitoreo conocer anticipadamente si las medidas de prevención han sido efectivas y tomar decisiones de salud pública.
Estudio de aguas es alerta temprana para detectar aumento de contagios
El experto del IPN explicó que independientemente de que las personas contagiadas con el SARS-CoV-2, sean asintomáticas, cursen con COVID-19 leve o grave, desde el primer día de la infección el virus está presente en las heces que llegan a las aguas residuales y potencialmente a los cuerpos de agua superficiales.
“Por ello, la detección y estudio del coronavirus en las aguas residuales es un excelente método de vigilancia que puede usarse como alerta temprana para conocer el ritmo en el que suben o descienden los niveles del SARS-CoV-2 en las aguas y, si en determinado momento estos son altos prever una posible demanda hospitalaria en los siguientes siete a 10 días, que es el periodo en que la enfermedad se puede agudizar”, afirmó.
#ComunicadoIPN 🗒️ Evalúa IPN muestras para detectar SARS-CoV-2 en aguas residuales y del Río Bravo
— IPN (@IPN_MX) January 19, 2022
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Estudio de aguas residuales encuentra en la etapa de obtención
El doctor Bocanegra García detalló que en la primera parte del proyecto realizaron un muestreo de agua de diversos puntos del Río Bravo y cuerpos de agua superficial que desembocan en su cauce, así como de aguas residuales, en colaboración con la Dra. Ana Verónica Martínez Vázquez, del mismo centro. Las muestras luego son procesadas, para inactivar y concentrar el material genético de las partículas virales presentes, mediante tratamiento con polietilenglicol
“Con el propósito de inactivar el coronavirus y otros microorganismos presentes en la muestra, esta se acidifica, y luego la centrifugamos a altas velocidades durante varias horas, proceso con el cual se genera “un paquete” en el fondo del tubo, del que extraemos el Ácido Ribonucleico (RNA), de las partículas virales, entre ellas las del SARS-Cov-2, para llevar a cabo su posterior detección mediante la técnica de Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR) en tiempo real”, precisó.
El especialista mencionó que el estudio actualmente se encuentra en la etapa de obtención y preparación de las muestras para análisis.