Un equipo internacional de investigadores liderados por Eleine Ostrander, del Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano de Estados Unidos, dio a conocer en el último número de la Revista Current Biology Avances, de una investigación sobre la expresión de genes en perros.
Uno de los datos que más llaman la atención, son variaciones en un gen de una hormona llamada Factor de Crecimiento Insulínico Tipo 1 o IGF1, que controla el tamaño de perros y al parecer son responsable de la talla pequeña de razas como los pugs y chihuahueños.
Al parecer, dependiendo de la variedad y cantidad de copias del gen, es la talla que alcanzan los perros.
Pero lo más interesante es que estas variaciones se encuentran presentes en lobos.
Cuando el equipo analizó el ADN de un lobo siberiano de 54 mil años de antigüedad, descubrió que también poseía la mutación de la hormona del crecimiento.
Aunque los investigadores aún no están seguros del motivo, el alelo C podría haber sido útil para adaptarse a cambios climáticos, como temperaturas más cálidas y presas más pequeñas, donde tener un cuerpo pequeño es una ventaja.
Así, el estudio demuestra que no fueron los criadores victorianos los que introdujeron estas variantes genéticas.
“Y no solo es válido para perros y lobos, sino también para coyotes, chacales, perros de caza africanos y otros miembros de la familia de los cánidos”, señalaron los expertos.
Una versión defectuosa de este mismo gen es responsable del pequeño tamaño en ratones y, en casos muy raros, en los humanos.