En general compartir algo produce cercanía, por ello, a lo largo de la historia intercambiar objetos ha sido una de las principales estrategias diplomáticas y de negocios.
Esto parece ser casi biológico, así lo afirmaron las psicólogas del Instituto Tecnológico de Massachussets, Ashley Tomas y Rebecca Saxe.
Las investigadoras detallaron que bebés de tan sólo 8 meses parecen generar vínculos y apego intercambiando saliva.
Al estudiar esta conducta descubrieron que los menores de edad establecen relaciones mediante besos, compartir comida y otras interacciones que implican compartir saliva.
Las y los bebés, dijeron, esperan que las personas que comparten saliva acudan a apoyarse mutuamente cuando una de ellas está en apuros, mucho más cuando las personas comparten juguetes o interactúan de otras formas que no implican el intercambio de saliva.
"Así que ésta es la interrogante, los lactantes y bebés, incluso antes de poder hablar, observan cómo la gente comparte alimentos o se colocan cosas en la boca, para identificar con quien tienen una relación realmente cercana”, agregaron las investigadoras.
Estos hallazgos fueron encontrado luego de observar cómo las niñas y niños de de 16 a 18 meses y bebés de 8 a 10 meses se relacionaban entre actores humanos y marionetas.
En la primera serie de experimentos, una marioneta compartía una naranja con un actor y luego lanzaba una pelota de un lado a otro con otro actor.