Tarde o temprano pisarás una goma de mascar que se pegará a la suela de tu zapato. Esta masa elástica y pegajosa la reconocemos fácilmente al encontrarla debajo de la mesa de los escritorios o en la acera. Es una gran molestia, pero ¿por qué es tan pegajosa?
La respuesta puede que no tenga tanto misterio. La goma de mascar se pega por la misma razón que la mayoría de los pegamentos se pegan: interacciones electrostáticas entre moléculas o fuerzas de Van der Waals.
Es tan flexible que fluye en cada grieta microscópica, lo que aumenta el área de contacto para la atracción de Van der Waals. Cuando está húmeda no se pega al dedo porque una capa de moléculas de agua se pega a la superficie de esta golosina, bloqueando las moléculas pegajosas.
¿Hay problemas si me trago la goma de mascar?
A pesar del mito de que la goma de mascar se queda dentro de una persona por varios años, lo cierto es que este producto no tiene ninguna propiedad mágica que le permita escapar del tránsito digestivo normal. Tres días es el límite habitual para que sea expulsado del cuerpo.
La explicación es que la goma de mascar no puede adherirse a la pared intestinal húmeda, por lo que una sola pieza de goma de mascar normalmente es barrida junto con todo lo demás. Hay algunos casos en la literatura médica de niños pequeños que tragaron muchos chicles hasta formar un bulto demasiado grande para pasar.
Pero esto rápidamente les causó estreñimiento severo y dolor, requiriendo cirugía para extirparlo.
Existe una posibilidad remota de que el mito tenga algo de validez: parte de las propiedades de la goma de mascar tiene un porcentaje de polímeros sintéticos, el cual incluye caucho de butilo.
Este caucho también se usa para hacer los sellos de los matraces de laboratorio de química y está clasificado como adecuado para almacenar ácido clorhídrico que es 30 veces más concentrado que el ácido en el estómago. Entonces, si de alguna manera serías capaz de soportar el estreñimiento severo, la goma de mascar probablemente duraría al menos siete años.
Fuente: Sciencefocus