Un nuevo tejido, inspirado en el oído humano, es capaz de funcionar como un micrófono y convertir los sonidos audibles en señales eléctricas, lo que permite, si se aplica a una camisa, detectar los rasgos del latido del corazón, según un estudio que publica Nature.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han creado esta tela, diseñada a partir de un material “piezoeléctrico” que produce una señal eléctrica cuando se dobla o deforma mecánicamente, proporcionando un medio para que el tejido convierta las vibraciones sonoras en señales eléctricas.
Todos los tejidos vibran en respuesta a los sonidos audibles, aunque están en la escala de los nanómetros, demasiado pequeños para ser percibidos normalmente.
Para captar estas señales imperceptibles, los investigadores crearon una fibra flexible que, cuando se pone en un tejido, se dobla con él como las algas en la superficie del océano, explicó el MIT.
La tela puede capturar sonidos a distintos decibelios, desde en una silenciosa biblioteca al intenso tráfico rodado, y determinar la dirección precisa de sonidos repentinos, como las palmadas.
Además, cuando se teje en una camisa, puede detectar los rasgos sutiles del latido del corazón del usuario.
Estas fibras también pueden generar sonidos, como una grabación de palabras habladas, que otro tejido puede detectar.
El autor principal de la investigación Wei Yan consideró que un tejido de este tipo puede tener muchas aplicaciones, pues con una prenda acústica “puedes hablar a través de ella para responder a las llamadas telefónicas y comunicarte con los demás”.
Además, puede interactuar imperceptiblemente con la piel humana, lo que permite a los usuarios controlar su estado cardíaco y respiratorio “de forma cómoda, continua, en tiempo real y a largo plazo”.
El tejido se siente “casi como una chaqueta fina, más ligera que la tela vaquera, pero más pesada que una camisa”, explicó otra de las firmantes, Elizabeth Meiklejohn, de la Escuela de Diseño de Rhode Island (EEUU).
El sonido audible viaja por el aire en forma de ligeras ondas de presión y, cuando llegan a nuestro oído, el tímpano utiliza una capa circular de fibras para traducirlas en vibraciones mecánicas.
Estas vibraciones viajan a través de pequeños huesos hasta el oído interno, donde la cóclea convierte las ondas en señales eléctricas que son percibidas y procesadas por el cerebro.
Inspirándose en el sistema auditivo humano, el equipo trató de crear un “oído” de tela que fuera suave, duradero, cómodo y capaz de detectar el sonido.
El tejido tenía que incorporar fibras rígidas para convertir eficazmente las ondas sonoras en vibraciones, pero además el debía poder doblarse y producir una salida eléctrica en el proceso.