El universo es enorme. Pero también está repleto de astros. Tan solo en nuestra galaxia se cree que podría haber varios cientos de miles de millones de estrellas. Eso son muchos ceros. Por tanto es lógico preguntarse si nuestro Sol podría llegar a chocarse con alguna de esa increíble cantidad de estrellas vecinas. Al fin y al cabo se conocen multitud de casos de colisiones de estrellas, de galaxias e incluso de agujeros negros y estrellas de neutrones. Nada nos impide ser los próximos protagonistas de un apocalipsis similar.
Sin ir más lejos, en nuestro propio sistema solar abundan las colisiones. A nuestro planeta están cayendo constantemente meteoritos de tamaños muy diferentes. La NASA calcula que a la Tierra caen unas cien toneladas de meteoritos y polvo interplanetario cada día. Pero también hemos visto meteoritos caer sobre otros cuerpos, como Júpiter o nuestra Luna. Luna que creemos fue formada por una enorme colisión entre la Tierra primigenia y un planetesimal del tamaño de Marte.
En definitiva, que aunque el espacio sea un lugar gigantesco, los choques entre diferentes cuerpos están a la orden del día. Por tanto, ¿podría nuestra estrella llegar a colisionar con otra estrella en un futuro relativamente cercano? Actualmente la estrella más cercana al Sol es Próxima Centauri, una enana roja situada a más de cuatro años luz de distancia. Cuatro años luz es, por definición, la distancia que recorre la luz en cuatro años. Teniendo en cuenta que la luz es lo más rápido que puede haber en el universo y que un fotón sería capaz de dar siete vueltas y media a la Tierra en un segundo o recorrer la distancia entre Tierra y Luna en poco más de un segundo, moverse cuatro años a esa velocidad debe suponer una distancia inimaginablemente grande. La sonda Voyager 1, que es uno de los objetos más rápidos creados por el ser humano, tardaría unos cien mil años en recorrer esa misma distancia (si tan solo estuviera viajando en esa dirección, que no).
Sin embargo, las estrellas no permanecen quietas ni giran todas al perfecto unísono alrededor del centro galáctico. Van moviéndose, viajando y acercándose y alejándose las unas de las otras. De hecho Próxima Centauri y sus compañeras Alfa Centauri A y B (porque este sistema estelar es triple) están ahora mismo acercándose hacia el Sol. No en línea recta, ni cerca, por lo que no habrá colisión con ninguna de ellas, pero sí lo suficiente como para reducir la distancia que nos separa de los 4,25 años luz actuales a los 3,1 años luz que alcanzaremos dentro de más de veintiocho mil años. Esta distancia, aunque menor, seguirá siendo enorme. Próxima Centauri seguirá resultando invisible a simple vista y Alfa Centauri A seguirá sin ser la estrella más brillante del cielo.
Actualmente conocemos 76 estrellas diferentes situadas a menos de 16 años luz (a menos de 5 pársecs, concretamente). Estas estrellas están repartidas en 54 sistemas estelares diferentes y la gran mayoría de ellas son enanas rojas y no se ven a simple vista desde la Tierra. Otras sí lo son, como el par de Alfa Centauri A y B, pero también Sirio, Procyon o Tau Ceti. Sirio es la estrella más brillante de todas las estrellas cercanas y también la más brillante en nuestro cielo nocturno, compitiendo en brillo con Venus, Júpiter y Marte. Además de las estrellas cercanas en la actualidad, se ha calculado, usando datos del telescopio Gaia, que 694 estrellas pasarán a menos de 16 años luz del Sol durante los próximos quince millones de años, que 26 de esas estrellas tienen alta probabilidad de pasar a menos de 3 años luz de distancia y que 7 de ellas podrían pasar a menos de un año y medio luz de distancia.
De entre todas las estrellas estudiadas todo apunta a que es Gliese 711 la estrella que más cerca pasará del Sol en el futuro relativamente próximo (en menos de 15 millones de años). Esta estrella, que tiene aproximadamente la mitad de la masa del Sol y brilla con un tono anaranjado, pasará a tan solo 0,17 años luz de distancia. Esto es, tan solo en comparación con el resto de distancias mencionadas, cerquísima. Estará tan cerca, que esta estrella debería atravesar la hipotética nube de Oort, desbaratando completamente el exterior del sistema solar y posiblemente provocando un aumento considerable de las visitas de cometas de largo periodo. Este acercamiento no tendrá lugar hasta dentro de más de un millón de años, por lo que no tiene mucho sentido preocuparnos por él actualmente.
Cuando se alcance esta mínima distancia, de poco más de 10 000 unidades astronómicas (unas 300 veces más lejos del Sol que Plutón), Gliese 711 será la estrella más brillante del cielo nocturno, brillando considerablemente más que Sirio. Aún así no será suficiente como para que las dos estrellas colisionen. No somos capaces de prever qué estrellas pasarán cerca del Sol más allá de unos 15 millones de años, pero sí es muy seguro que antes de ese tiempo ninguna colisionará con nuestra estrella. Creemos que estas colisiones son tan poco probables, que incluso cuando la galaxia Andrómeda y nuestra propia Vía Láctea choquen dentro de miles de millones de años, muy pocas estrellas llegarán a chocar, por las increíbles distancias que las separan. Si vemos tantas colisiones ocurriendo en el universo no es porque sean muy comunes y probables, sino porque hay tantísimos astros en él que hasta lo improbable puede ocurrir muchas veces.