El 1 de junio de 2014, el conservacionista oceánico y documentalista Fabien Cousteau, nieto del emblemático Jacques Costeau, se sumergió en las profundidades de los Cayos de Florida. Junto a él viajaban otros seis compañeros, con los que convivió a bordo de un laboratorio submarino: el Aquarius. Comenzó así la Misión 31, en la que, como su propio nombre indica, pasaron un mes filmando la fauna del fondo oceánico y estudiando el impacto de la vida submarina en los seres humanos. Tal fue la repercusión de aquella misión, con la que Cousteau batió por un día el récord establecido por su abuelo en 1963, que ahora el documentalista quiere ir más allá, con la construcción de lo que sería el equivalente a la Estación Espacial Internacional, en el fondo del mar: la estación sumbarina Proteus.
El proyecto se presentó el pasado 30 de septiembre en el Space and Underwater Tourism Universal Summit (SUTUS), celebrado en Marbella, Málaga. Allí, el propio Cousteau habló tanto de la Misión 31 como de los planes con Proteus, una base en la que los acuanautas, equivalentes a los astronautas del espacio, podrán realizar experimentos de todo tipo, destinados tanto a la conservación de los ecosistemas marinos como a la comprensión de muchos fenómenos de la Tierra y el espacio. Además, también podrá acoger proyectos privados de turismo, similares al turismo espacial que ya está comenzando a extenderse más allá de los confines de nuestro planeta.
De momento no hay fecha para el lanzamiento de esta estación submarina, para la que se sigue buscando financiación. No obstante, los planes para su funcionamiento sí que están muy perfilados.
Proteus: un proyecto único
Cousteau y su equipo pasaron 31 días bajo el agua, aunque a mitad de la expedición algunos de ellos fueron relevados. Incluso se dejó pasar unos días a cierto público VIP, como el padre y la hermana del documentalista y el actor Ian Somerhalder.
Solo en ese tiempo, el empresario y conservacionista oceánico observó que los animales marinos se acostumbraron a su presencia y la del resto de la tripulación. Por eso, decidió que sería interesante construir toda una estación submarina en la que las estancias pudiesen alargarse muchísimo más. Podrían incluso llegar a “meses o más tiempo”.
Se trataría de una estación compuesta por varios módulos, con una dimensiones 10 veces mayores que las del Aquarius. Los acuanautas recibirían la misma formación que los astronautas, con el fin de prepararse para vivir en ese entorno extremo, pero también habría cabida para estancias más cortas en el ámbito del turismo privado. La presión del aire estaría controlada para que la estancia fuese segura y se buscaría alojar al mayor número posible de personas.
En cuanto al lugar de construcción, Cousteau remarca que solo se ha explorado un 5% de los océanos. Por eso, realmente podría construirse en cualquier lugar. Aun así, para los primeros módulos han elegido un punto del Caribe cercano a un arrecife de coral. Han escogido este punto con el fin de comprobar la evolución del ecosistema y el efecto de las actividades humanas sobre él.
¿Qué se haría en la estación submarina?
Como ya hemos visto, el objetivo de la estación submarina sería similar a los de la Estación Espacial Internacional. Son muchos los experimentos, aunque Cousteau expuso algunos ejemplos en su intervención en SUTUS.
“El 60% del oxígeno de la Tierra se genera en el océano, por lo que es importante estudiarlo. Además, tenemos que ser capaces de estudiar los patrones del agua, movimientos de placas, etc. Por otro lado, los estudios de los acuanautas irán dirigidos a salvar la vida y la biodiversidad marina, a la vez que prestan apoyo a la investigación de los que estamos en la tierra: hay muchas cosas que podemos estudiar sobre la fisiología y la psicología humana en estos entornos tan extremos”. Fabien Cousteau, empresario, conservacionista oceánico y documentalista
De hecho, esos entornos extremos también pueden ser un buen lugar de entrenamiento para astronautas mucho más accesible que el espacio. Es decir, pasar por ser acuanautas antes de convertirse en astronautas.
En definitiva, las tareas de Proteus serán de lo más variadas. Y todo eso sin contar las excursiones de turistas que podrían realizar una inmersión de unas horas, que terminara precisamente con una visita a la estación submarina. El futuro ya está aquí. Y, tras las charlas del SUTUS, ni un hotel espacial ni una estación submarina se nos antojan ya tan exclusivas de la ciencia ficción como hace unos años.