Hace poco más de un mes que la NASA realizó la primera Prueba de Redirección de Doble Asteroide (DART, por sus siglas en inglés), impactando el asteroide Dimorphos con el objetivo de desviar su órbita.
Observaciones posteriores confirmaron que la prueba fue un éxito, demostrando así que la humanidad podría realizar misiones con el objetivo de desviar asteroides que posean una órbita hacia la Tierra.
En esta oportunidad, ingenieros de la NASA junto a un equipo de expertos del campus del Laboratorio de Física Aplicada (APL, por sus siglas en inglés) de Johns Hopkins, desarrollaron un nuevo ejercicio de defensa planetaria.
En esta oportunidad, no enviaron un satélite al espacio. La simulación mostraba el descubrimiento de un asteroide con trayectoria a la Tierra, calculando su tamaño y probabilidad de impacto. Las etapas finales mostraban el antes y después de este impacto.
La simulación computacional reveló que lamentablemente la humanidad no está preparada para la amenaza de un impacto catastrófico de un asteroide.
“Lo diseñamos para caer justo en la brecha de nuestras capacidades. Los participantes no pudieron hacer nada para evitar el impacto”, detalló la científica principal de APL, Emma Rainey, a Scientific American.